marzo 24, 2006

Lo escueto no existe, ¿o sí?


Es posible que llamarlo fracaso sea una exageración, llamémosle un traspié de aprendiz que, por un espíritu de contradicción, decidió componer algo distinto a lo hecho anteriormente.
No es mala la obra, pero es impersonal, es un estilo escuálido de descripciones humanas que, al fin de cuentas, eran mi faceta fuerte en esto de escribir.
Quise resumir, procuré limpiar basura en banalidades y el resultado no fue el mejor.
Mi idea fue romper el molde de aquellos libros en los cuales la ansiedad domina más que la historia y pueden saltearse párrafos sin perder por eso el hilo conductor. Eso quise evitar, quise que la historia sea un todo donde no existieran superficialidades y situaciones innecesarias. Creo que lo logré, pero mi objetivo mutó en cuanto recordé “Nana” de Zola con sus eternas descripciones de ambientes de una casa o a Juan José Saer exponiendo hasta mínimo detalle de situaciones simples. O Saramago ocupando páginas contando un escueto sentimiento. Ya era tarde, mi novela estaba desprovista de todo detalle superfluo en sus 200 hojas.
Mi mujer, una vez más, fue la primera en leerla. Tardó mucho, supuse que le aburría pero ella juraba que no. Anteayer la terminó.
Sus 24 horas de silencio me hicieron suponer malas noticias, finalmente le pedí que disparara y disparó. Dijo que le gustó, pero que no era yo el que escribía, que a los personajes necesitaban ser descriptos como yo siempre lo hacía y que de escuetas, algunas situaciones se tornaban confusas. Me remarcó que los protagonistas necesitaban más toques distintivos y hasta calculó que la novela podría tener el doble de páginas.
Tenía razón la patrona, lo supe desde la última corrección, pero necesitaba que ella me lo dijera para que la idea se aclarara.
Así las cosas, me espera un gran trabajo por delante, a partir de mañana comenzaré a desmenuzar cada personaje hasta sacarle brillo a sus historias que insertaré donde menos feo quede.
Inocente yo, que había comenzado a bosquejar “little island”, en tercera persona y con escenario en Bahamas en 1985. Quedará para después, o se perderá como tantas otras ideas.
Cruz Joaquín Saubidet

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo peor de escribir es que lleva tiempo y al final, si el resultado es menos de lo que se esperaba (por no decir que uno lo considere malo) es casi imposible de arreglar.
Marcel Proust hacia la misma reflexion cuando hablaba de la imposibilidad de arreglar una sinfonia musical. El dice que el compositor se pasa meses, tal vez agnos, escribiéndola, y que si al final no logra el resultado esperado no hay mas que hacer que echarla a la basura. Es decir, si no sirve, o se reescribe toda o se bota, pero cambiando uno o dos compases aqui y otros acullà no se "arreglara".
Igual reflexion hacia Huxley en su prologo de Brand New World, cuando dice que releyo la novela y la considera llena de imperfecciones, problemas que hoy en dia no escribiria pero que tampoco pretende arreglar pues el libro "esta terminado" en los terminos de Roland Barthes (Grado Cero de la escritura).
En fin, échale bolas a practicamente reescribir la novela, en fin, a eso es que nos dedicamos nosotros...
Forza, chaval!

Abelardo dijo...

Hola me tope con tu opinion en cementerio de neuronas y me parecio muy bueno lo que hablastes, te felicito por tu blog y tal vez te gustaria visitar el mio, saludos

Cruz J. Saubidet dijo...

Gracias Vicente, buenos consejos
dtox, ya pase por ahi, me gustó y volveré

Maryorie Nin dijo...

En algun lugar encontrará la aceptación...

Anónimo dijo...

CJS: las ideas no se pierden, tarde o temprano las reciclamos, no creés? vamos, que quiero leer tu novela ;) Ju-

Alejandro dijo...

Me apasiono la lectura por tu escrito sobre "Lo Escueto no existe ¿o si?.

Verdaderamente apasionante, y es una de las piedras angulares (así lo considero) de todo aquel escritor, sea de libros o de diarios, bitacoras, bloggs, en fin; lo mas importante es que alguien nos de su opinion y que esa opinion sea fehaciente, pura y verdadera. No creo que haya cosa mejor, y eso aqui es muy fácil, con los comentarios que cada quien deja por aquí.

Mas leyendo tu entrada, con respecto a lo de Saramago, Zola y otros autores, en los cuales se pasanhojas y hojas describiendo sentimientos, describiendo puertas, ventanas, como cayo aquella pelusa de polvo, los movimientos oscilatorios de la cola de un gato, me vino a la mente aquel sonado libro de Franz Kafka, "El Proceso" y "El Castillo", sumamente deliciosos, desde luego si os gusta la lectura sórdida y abrumadora.

Quede Fascinado, me quedo leyendo.

Saludos

Cruz J. Saubidet dijo...

Muchas gracias kandy, juliana y alejandro. Estoy trabajando en la reescritura, ja, es mas dificil que la primera versión .