marzo 05, 2019

El día que quise cubrir el cupo femenino. Parte I. (Fragmento de Una cosa lleva a la otra)

Mi empresa buscaba la permanente innovación, por eso decidí que era imprescindible incorporar mujeres. Fue difícil, no porque no hubiera chicas preparadas a delinquir, sino porque pocas de ellas estaban dispuestas a pertenecer a una organización compuesta sólo por hombres.
A Josefina la encontré un día de lluvia haciendo dedo en la autopista, al principio pensé que estaba trabajando, pero cuando me acerqué, evidencié que con ese aspecto rollinga no tenía tantas posibilidades de vender su cuerpo, o quizá sí, vaya a saber. Le decían “La china” tal vez por llamarse así o lo que fuera, el caso fue que no pude vencer la tentación de llevarla.
 -Gracia, loco, me estaba recagando de frío, son todos “una manga de caretas”, nadie levanta a nadie ya en este país, es una mierda. Pero con vos todo bien, sos del palo se ve.
-¿De qué palo?
-Quiero decir que no sos careta, que no la vas de “forro” y que tirás una mano de vez en cuando.
-Parece que sí. ¿Cómo te llamás?
-¿Vos no sos el Joaquín, de la villa? Sí, ¡qué loco! Para el Juliancito sos como un Dios.
-¿Sos amiga de Julián? -Si, curtimos a veces, pero el chabón labura demasiado, nunca tiene tiempo. Si no fuera del palo pintará para “careta” como ese Martín, el rubio ese que tiene al lado.
-¿Y Martín es careta? -Y…, el chabón quiere “pintarla” de villero, pero ni ahí, se le nota que viene de casa de material. Josefina hablaba mal y mucho, tenía diecisiete años y no era fea.
Su “onda” no me resultaba atractiva, pero es posible que para Julián fuera una diosa. Me cayó muy simpática y como iba para la oficina, la llevé hasta la villa.
-¿Vas al colegio?
- A veces, pero no mucho porque debo un montón de materias de tercero y cada vez que voy, los ortivas de los profesores me quieren llenar la cabeza con que estudie y que termine el secundario. Ni ahí, no va eso conmigo, mirá que yo leo mucho y escribo bien.
-¿Para qué escribís?
-Para los otros, muchos pibes no tienen idea de cómo hacer la “o” con un vaso y yo le escribo cartas. A mi mamá le leo las cartas de mi abuela que vive en Formosa y le contesto a la viejita.
-¿Fuiste a Formosa?
-No, a mi abuela no la conozco, pero le escribí como cien cartas.
-¿Cómo conseguís guita? -No tengo un cobre, nunca, ni para el bondi. Pero a veces “empujo” a las “caretitas” de la escuela parroquial, tranqui, hago unos manguitos pero no mucho, las pendejas andan “secas” como yo.
-¿Con quien te juntás?
-¡Que se yo! Yo conozco a todos en la villa, y buena onda. Pero más que nada con Julián y los amigos.
-¿Qué podrías hacer con nosotros? De laburo, digo.
-Puedo ser la secretaria de Julián. ¡Te imaginás!
-No jodas, el día que Julián necesite secretaria, yo me jubilo.
-Era Joda, ni idea que puedo hacer.
-Pensalo, estoy cansado de que todos seamos hombres. Cruz J. Saubidet®