mayo 03, 2013

pocoapoco

Entonces, en un acto de valor, lo mandé bien a la puta madre que lo parió. No sé si fue la solución e incluso esa actitud me cerraría muchas puertas en el futuro, pero últimamente cuando me hincho las pelotas tengo un plazo de tres días antes de explotar.


¿En que me perjudicaba ese personaje? En nada, incluso existe la posibilidad de que sintiera aprecio por mi persona, pero esa actitud de predicador y ese sombrero blanco eran demasiado para mi tolerancia.

Todo comenzó con el que escribió el Apocalipsis (quizás San Juan) donde se vomitaba a los tibios. A partir de ahí, la frase “decidite, la concha de tu hermana” fue ganando adeptos en el mundo occidental, no tanto en el oriente porque los chinos antes que nadie utilizaban la onomatopeya: ¡nomolestes! que sonaba como la imitación de un pájaro pero para todos significaba lo que significa.


 Segunda parte del texto