marzo 30, 2006

Hoy no escribí nada


1- No hubo clases en NYC, quien sabe por que razón, y pasé todo el día con mi hija. (Mi casa es mi lugar de trabajo, por ende hoy fue feriado para mí)

2- En un momento le puse una película, pero cuando me senté frente a la PC, el timbre sonó y era el portero (“super” para los yanquis) que decidió cumplir la promesa de pintar mi baño, aunque 4 meses después de arreglar la gotera.

3- Pasé gran parte de la mañana buscando lugar donde estacionar.

4- Al mediodía, cuando creía que tendría tranquilidad, como un milagro, el super se ofreció a pintar la cocina. Por supuesto que acepté, seguro de ser esta la única y última oportunidad.

5- Al retirarse el pintor, llegó mi señora y comenzamos a ocuparnos de ciertas actividades olvidadas. Por ejemplo: ordenar el dormitorio de mi hija y limpiar la pintura desparramada por el pintor no muy prolijo.

6- Luego me fui al gimnasio, sabiendo que solo allí descargaría la energía acumulada.

7- Después la comida (hoy fue mexicana) y en un rato a ver una película.

8- Mañana viene el fumigador y debo desocupar la casa hasta las 3 de la tarde, espero que se me ocurra algo interesante que hacer con mi hija, si no, será un largo día.

9- Mañana será otro día.

Me molestan los días sin escritos. El sábado escribiré algo quizas aburrido, pero malo y desgastado.

marzo 28, 2006

Si Dios quiere y las patas lo permiten

Me gusta mucho el fútbol y, aunque no soy fanático, durante los mundiales saco a pasear mi faceta futbolera.
El anterior campeonato en el Pacífico fue una gran desilusión para todos los argentinos que veníamos de jugar la mejor clasificación de la historia.
En esta ocasión las esperanzas son diferentes, el seleccionado no ha demostrado mucho ni ha ganado grandes partidos (incluso hace rato que no gana).
Yo siempre tengo fe en la capacidad de los jugadores y, aunque debo admitir nunca haberlo visto jugar, dicen que Messi es un jugador muy bueno y desequilibrante. Ojalá así sea, está Riquelme, Tevez, Saviola (tal vez), Aimar, Sorín, etc. etc. La mayoría son jugadores que trabajaron desde adolescentes con el técnico de la selección, Pekerman, que hasta no hace mucho, era el indiscutido conductor de los equipos menores. Luego la política de la AFA lo fue moviendo poco a poco hasta conseguir transformarlo en técnico de mayores.
Falta poco para demostrar la efectividad de un equipo, la fiesta será en Alemania y en las televisiones que sacarán humo por esos días.
Ya que aseguran que Messi es el sucesor de Diego Armando, creo que con un par de estas jugaditas nos va a ir más que bien.
NOTA: Aqui abajo, justito, hay un video del 2do gol de Maradona a Inglaterra en 1986, un golazo digno de ver. Yotube esta fuera de linea desde hace un rato, calculo que volvera en breve.

marzo 27, 2006

Reciclaje de mejunjes azules (I)


Un gran amigo, que el tiempo se ha encargado de mantener en la atmósfera de la amistad a pesar de la distancia y los desencuentros, se había impuesto obviar de su vocabularios la frase “masomenos”
----
Otro personaje de mi círculo más querido, jamás dijo “te perdono” o “no te hagas problema” o “todo bien”, solamente preparaba unos mates o compraba una cerveza y te lo hacía sentir.
----
Otro gran amigo, armó su vida a base de desprendimientos, y no le salió nada mal. Solo él y nada más que él logró convencerme que su casa era mi casa por el tiempo que necesitara.
----
Otro incondicional me miraba fijo con sus pelos al viento luego de haberlo yo agredido. “No podes ser tan canalla” me gritaba pero luego buscaba la pelota y nos íbamos a jugar al fútbol.
----
Otro, hablaba muy en serio cuando decía “contá conmigo”
----
Otro amigo siempre supo preguntar lo que yo necesitaba preguntarme y consiguió que me perdonara errores que suponía imperdonables.
----
Otro gran compañero me inclinó a pensar que la individualidad es importante en relaciones humanas y que dos buenas individualidades formas una excelente amistad.
----
Las noches desveladas de asado, vino y luego mate; solo dejaban en claro que éramos amigos, nadie pretendía más.
----
Mis amigos formoseños me obligaron a no fumar mientras tomábamos mate. Nunca lo había pensado, pero era injusto sumar a los gérmenes de la bombilla, nicotina y alquitrán.
----
Un paisano viejo me dijo a mis 13 años: “Deje de hablar de mujeres, yo a su edad solo pensaba en tener mucha fuerza”
----
Una vez me ofendí con un amigo pues me escribió desde Europa que yo era una persona como para “estar”. Hoy comprendo que esa palabra implica muchas más cosas que las que yo esperaba recibir de mi amigo.
----
Mi padre y yo jugamos durante años el “juego de las ofensas” Luego dejamos de jugar por estar alejados. Años mas tarde comenzamos el “juego del reencuentro” que no ha terminado.
----
Cierta vez estaba a los besos con una amiga dentro del auto. Cuando le propuse ir a un hotel me dijo “Vamos, me estoy haciendo pis” La dejé en la puerta de su casa y nunca más la vi.
----

¿Cuántas veces no me animé a besar bocas ansiosas por ser besadas?
----
Una noche de 2003, estaba en una reunión muy aburrida de un partido político “nuevo”. Hablaban, hablaban, hablaban. Me levanté de la silla y dije que si queríamos un partido novedoso deberíamos dejar de hablar tanto y proyectar y trabajar sobre los proyectos. Me miraron como si fuera un loco, la política es para hablar mucho me aseguraron los dirigentes. Me fui y nunca regresé.

Cruz Joaquín Saubidet®

marzo 24, 2006

Lo escueto no existe, ¿o sí?


Es posible que llamarlo fracaso sea una exageración, llamémosle un traspié de aprendiz que, por un espíritu de contradicción, decidió componer algo distinto a lo hecho anteriormente.
No es mala la obra, pero es impersonal, es un estilo escuálido de descripciones humanas que, al fin de cuentas, eran mi faceta fuerte en esto de escribir.
Quise resumir, procuré limpiar basura en banalidades y el resultado no fue el mejor.
Mi idea fue romper el molde de aquellos libros en los cuales la ansiedad domina más que la historia y pueden saltearse párrafos sin perder por eso el hilo conductor. Eso quise evitar, quise que la historia sea un todo donde no existieran superficialidades y situaciones innecesarias. Creo que lo logré, pero mi objetivo mutó en cuanto recordé “Nana” de Zola con sus eternas descripciones de ambientes de una casa o a Juan José Saer exponiendo hasta mínimo detalle de situaciones simples. O Saramago ocupando páginas contando un escueto sentimiento. Ya era tarde, mi novela estaba desprovista de todo detalle superfluo en sus 200 hojas.
Mi mujer, una vez más, fue la primera en leerla. Tardó mucho, supuse que le aburría pero ella juraba que no. Anteayer la terminó.
Sus 24 horas de silencio me hicieron suponer malas noticias, finalmente le pedí que disparara y disparó. Dijo que le gustó, pero que no era yo el que escribía, que a los personajes necesitaban ser descriptos como yo siempre lo hacía y que de escuetas, algunas situaciones se tornaban confusas. Me remarcó que los protagonistas necesitaban más toques distintivos y hasta calculó que la novela podría tener el doble de páginas.
Tenía razón la patrona, lo supe desde la última corrección, pero necesitaba que ella me lo dijera para que la idea se aclarara.
Así las cosas, me espera un gran trabajo por delante, a partir de mañana comenzaré a desmenuzar cada personaje hasta sacarle brillo a sus historias que insertaré donde menos feo quede.
Inocente yo, que había comenzado a bosquejar “little island”, en tercera persona y con escenario en Bahamas en 1985. Quedará para después, o se perderá como tantas otras ideas.
Cruz Joaquín Saubidet

marzo 22, 2006

El nacionalismo en bicicleta


Cuando era niño, yo era el más nacionalista de todos. Claro que no sabía que era ser nacionalista sino que consideraba que no existía otra forma de ser útil a la sociedad que trabajando para ella. Mi inocencia no estaba mal, incluso mis infantiles pensamientos no lo eran tanto.
Yo pensaba en mi futuro cuando andaba en bicicleta, aunque no pensaba que pensaba en el futuro. Una bicicleta amarilla fue el mejor regalo que recibí mi infancia y es posible que mi inconsciente agradeciera a mis padres el presente de la manera más sutil que tienen los hijos para agradecer a los padres la crianza: No molestarlos. La bicicleta sirvió para eso, y además para planificar un futuro que desconocía estar planificando mientras pedaleaba hacia ningún lado por los caminos de tierra. Yo era nacionalista, ya lo dije, suponía que la única forma honrada de trabajar era el trabajo estatal y que si sucediera que un día trabajase para una empresa no pública iba sentir una especie de traición para con el estado que suponía me cobijaba.
No era el mejor momento para ser nacionalista aunque los medios vomitaban motivos para serlo. Primero el mundial 78 ganado de local ante Holanda “Holanda la copa, se mira y no se toca” después la guerra de Malvinas donde “casi” le ganamos a los ingleses y Margaret Thatcher era una vieja podrida. Después nos rendimos y volvió la democracia con Alfonsín.
A partir de 1984, una vez pasado el furor de la democracia renacida, me volví apático hacia la política e incluso mi futuro perdió el plano principal. Mi bicicleta había envejecido y mis pensamientos corrían por carriles mundanos y normales. Pensaba en pasar el camión de la basura, hacer wili, saltar montículos y andar por delante del resto.
El colegio trataba de politizarme pero no lo lograba, mis amigos querían hacerme peronista, comunista, fascista, socialista, radical, etc.; pero no lo conseguían.
A esa altura yo aspiraba a una bicicleta de carrera, esas con el manubrio hacia abajo, 16 velocidades y asiento rígido, pero seguía con mi vieja amarilla que, despojada de guardabarros, frenos, adornos y canastos, solo conservaba lo básico para su funcionamiento. Entonces sucedió que con cierta destreza me hice de otra vieja bicicleta y la vendí junto a la amarilla en función de mi deseada bici de carrera. Una vez sobre el asiento de la nueva, empecé a extrañar el anterior mullido, incluso el nuevo manubrio me obligaba a ir agachado con el dolor de espalda posterior, eso sí, andaba mucho más rápido. Los cambios no me servían para nada dada la planicie de la ciudad y fue en esa época cuando se pusieron de moda las “todo terreno” y mi flamante bicicleta pasó a ser un vejestorio.
El estado también cambiaba, fue estatista, protector, justiciero, miedoso, antiguo, retrógrado, liberal, corrupto, privatizador, mentiroso, rencoroso, más corrupto, chupa medias, rebelde, gigantesco, derrochón, unilateral, medio bobo, corruptísimo, inconsciente, calculador, inoperante, injusto, etc. Al igual que mi bicicleta iba siempre un paso atrás. Por ese tiempo o por este, mi nacionalismo se fue perdiendo, descubrí algo muy feo y fue que el estado no era de todos y luego de las elecciones se convertía en propiedad de los ganadores. Pensé que se trataba de una mala racha de mala gente egoísta que tomaba el control de las cosas, pero no, pasaron gobiernos y siempre me generaron la misma sensación, esa sensación de que desde sus puestos me iban quitando poco a poco el estado que supuse algún día se haría acreedor de mis servicios. Por ahora pienso así, solo estoy esperando estar equivocado y que llegue el día que considere nuevamente que solo trabajando para el estado lograré sentirme honrado.
Y dejé de andar en bicicleta.

Cruz Joaquin Saubidet®

marzo 21, 2006

Paredes que hacen ruido (Vecinos Yanquis I)


John es abogado, se recibió hace poco y vive en un departamento pegado al mío.
Jennifer era roommate de John, hasta que Mich (quizás Michel) le propuso el concubinato. Jennifer es rubia y alta y Mich es grandote con barba negra y larga. Siempre me conversaban con paciencia en los largos viajes de ascensor hasta o desde el quinto piso y denotaban un marcado interés con mis vivencias. La pared del que fuera dormitorio de Jennifer y la de mi living son la misma. Jennifer gritaba durante sus orgasmos y muchas veces sus sonidos se mezclaban con la película que estábamos mirando. Por suerte no tenían sexo durante el día y sus sonidos nunca se fusionaron con los dibujos animados favoritos de mi hija. -Papá, Arthur dice cosas raras y Francin debe tener asma, le cuesta respirar, ¿qué pasa papá?- No nunca pasó.
Desde hace más de un año que supongo la posibilidad de hacerme amigo de John, pero la situación no se ha dado aún. John también me conversa con paciencia y se esfuerza por entender mi inglés a la vez que me perdona comentarios tal vez desagradables producto del mal manejo que tengo del idioma.
Laura (Lora) tiene cara graciosa, no es fea, pero sus facciones inspiran simpatía y su sonrisa acompaña las primeras. Vive hace unos meses con John aunque creo que no son pareja. También Cynthia se mudó con ellos y no tengo idea con quién comparte la habitación. Es peticita y usa anteojos con marco negro, muy alternativos, que hacen juego con sus rubios pelos cortos y parados.
Hasta la semana pasada pensé que John se había mudado, pero no, el sábado pasado tocó mi puerta para avisarme que por la noche estarían de fiesta y que tratarían de hacer poco ruido. Con un “no hay problema” de mi parte y un “ven a la fiesta” de la suya nos despedimos esa tarde. No fui a la fiesta y no hicieron mucho ruido, al menos no tanto como la noche del “pijama party” donde si debí apersonarme y presencié escenas dantescas. Esa noche, alrededor de la una, el ruido no me permitía dormir y toqué la puerta para pedirles silencio. Me atendió John en calzoncillos y luego de pedirme disculpas me ofreció una cerveza. En la sala, mujeres en remera y bombacha y hombres en calzoncillos bebía a destajo y escuchaban música. Me saludaron con un “Hi” y me olvidaron, al igual que John.
En un momento una de las chicas se paró sobre una silla contorneando sus caderas y con una botella de bebida blanca en la mano derecha. Los invitados se pusieron a aplaudir mientras la protagonista subía y bajaba su cuerpo de forma sensual. La chica elevó la botella, la empinó sobre su boca y comenzó a beber a la vez que todos zapateaban y aplaudían. –Ese es el ruido- le dije a John. –No hay problema, perdón, esta fue la última vez- me aseguró. Como todos me ignoraban y terminé mi cerveza, me despedí y retiré. Ya no hicieron más ruido y pude dormir.
Tras la pared de mi living alguien exterioriza su gozo de vez en cuando, solo sé que ya no se trata de Jennifer y su novio. ¿Serán John y Cynthia? ¿Laura y John? ¿Laura y Cynthia? ¿Los tres? ¿John y su novia? ¿Cynthia y su novio? ¿Cynthia, Laura y su novio? ¿Quiénes serán?
Ya no es lo mismo escuchar los sonidos, pero el interrogante que se ha sumado le agrega un condimento especial.
Cruz Joaquin Saubidet ®




marzo 18, 2006

De computación y fantasmas del pasado


De más está decir que la PC ya forma parte de los electrodomésticos de la casa y que el manejo de la misma significa para la nueva generación lo mismo que calentar un café en el microondas o hacerse una tostada. Las manos de los niños ya están amoldadas a la forma del Mouse y no sienten el temor que sentíamos nosotros (y todavía muchos), que al tocar algo equivocado, el sistema se destruiría y perderíamos toda la información. Los niños no, ellos toman el Mouse y saben hacia donde quieren ir (y llegan). Cuándo aprenden a escribir comprenden, con esa nueva inteligencia, que poniendo una palabra en Google, msm o Yahoo! Encontrarán rápidamente lo que buscan. De esa manera llegan del colegio con el nombre de un nuevo juego u otra novedad y apretando un par de teclas y haciendo unos clicks llegan sin problemas a su objetivo.
Mis comienzos con la computación fueron allá por el 90, conseguí que me trajeran una “286” al trabajo y, con la ayuda de un librito y un poco de ánimo investigativo fui poco a poco descubriendo sus posibilidades.
No tenía Windows, solo DOS con su c:dir/w. Con ella me adentré en las hojas de cálculo de la mano del antiguo QPro al que le hacía sacar humo y un día descubrí el “banner” y me divertí mucho haciendo carteles.
Luego, en otro trabajo, fui aprendiendo algunas cositas del foxPro2 y ya que estaba aprendí bastante de Excel y Word. La Internet era algo lejano aún en Argentina y creo que recién en el 98 empecé a usar el e’mail solo para trabajar. Después tuve mi cuenta de Hotmail y más tarde mi computadora con Internet en casa, todo a ritmo lento como la conexión gratuita de dial up.
En mi último trabajo previo a venirme a Nueva York, mis conocimientos de computación se incrementaron. Yo sabía un poco más que la mayoría y debía esforzarme para no perder el puesto privilegiado de hombre de consulta en temas informáticos. Para ese momento manejaba con destreza el Excel, el Access, el Word, Internet, algunos programas de edición de sonido y el programa de gestión Tango con el que fui autodidacta y creo que no logré hacerlo funcionar al máximo.
Siempre me abracé a la prueba y el error para aprender sin maestros, aunque debo agradecer a muchos que supieron darme las respuestas justas en pavadas, por ejemplo el uso de las funciones como el F2 para modificar columnas de Excel sin rescribirlas; pavadas, pero de gran ayuda en lo que a ahorrar tiempo se refiere.
Desde hace dos años no importa donde sea mi lugar de trabajo siempre y cuando un teclado y una pantalla estén frente a mí. El Word es mi más fiel compañero aunque a veces suele traicionarme y la Internet se ha tornado un medio imprescindible para estar comunicado, informado y ayudado en una infinidad de dudas que se me presentan cuando escribo.
Luego vino el blog dándome la posibilidad de ser leído por gente desconocida y donde escribo de lo que se me ocurra sin importar pautas editoriales. El blog significó la apertura a las plantillas html de las cuales jamás imaginé su grado de flexibilidad. Esta página es como un hijo, no solo escribo en ella sino que trato de embellecerla, hacerla cómoda, poner musiquita de fondo y otras pavadas a las que le dedico más tiempo del que debiera.
Mi hija sintió el cariño que yo le entregaba a este blog y, quizás por celos o por acompañarme, aceptó crear el propio ante mi propuesta. Así nació una complicidad que mantendremos hasta que se aburra y no quiera escribir más, o tal vez con el tiempo logre quererlo como yo lo quiero y le dedique (como yo) más tiempo del merecido.
También me gustan los juegos, y mucho, aunque es imprescindible que no requieran más de tres botones para operarlos. Mi computadora tiene en sus interiores una gran cantidad, aunque todos fueron creados hace más de 10 años. Son aquellos con los que desperdicié tanto dinero y con los que pasé tantas horas en mi niñez y adolescencia. Debo confesar que me asombraban mucho más instalados en las consolas que viéndolos en la PC, pero me traen gratos recuerdos y puedo manejar la mayoría sin dificultades.
Mi juego preferido y por ende simple es el WiniGolf que solo requiere el uso del mouse y un poco de percepción extrasensorial para colocar la pelotita donde quiero.
Hace unos días llegó a casa el Play Station 2 (PS2) con su infinidad de posibilidades. Por ahora hay un solo juego que no logro manejar con destreza, el joystick tiene demasiados botones y como si fuera poco tiembla. Mucho para mí, seguiré con mi PC que siempre esta quieta y hace lo que le digo.
También tengo una laptop muy bonita y dos veces más rápida que mi PC, pero aun no le he tomado cariño ni me he familiarizado con el teclado. Por eso ha pasado a ser de mi esposa y yo sigo con mi Celeron 2.7 con monitor grandote.
¿Seré un antiguo?
Cruz Joaquin Saubidet®

marzo 17, 2006

A quien corresponda (Monólogo conmigo mismo)


-¡Que quieren que escriba! ¿Sobre quien? ¡Pero no, señores!, No estoy en condiciones de hacerlo, ¡de ninguna manera!.
El problema, es que la editorial no aceptaría nunca un ensayo favorable sobre él. Y es un amigo, ¿cómo voy a criticarlo?
Desde ya que puedo hacerlo. Saben bien que solo un gran amigo posee todos los elementos necesarios para detestarte, pero ese es el tema, a pesar de todo, te quiere.
¡No voy a hacerlo!, Señores directivos. Soy leal, y por mas que no comparto el 85% de lo que ha hecho, y se lo he dicho personalmente, no voy a plasmar en papel nuestras diferencias.
Saben bien ustedes, que fue la fama, nada mas que la fama, quien lo transformó en el ser odiado que es. Siempre le gustó buscar lo negativo de las situaciones y al fin de cuentas, su fama es eso, haber logrado, siempre con una tendencia negativa, (por llamarla de alguna forma) transcribir las impresiones sobre todo tipo de personajes.
¡Que alguno me diga que nunca disfrutó de sus ensayos!, Si, ya sé que muchos de ustedes cayeron en la volteada, también sé que se ofendieron profundamente, pero admitamos todos haber disfrutado al menos una vez de sus ácidos comentarios.
No podemos obviar que cada vez que escribimos un artículo sobre una persona, procuramos no plasmar aquellas impresiones subjetivas, si, recuerden, aquellas que hacen simplemente que el personaje nos resulte simpático o no.
No se nos ocurre adjetivizar de falsa o soberbia o demoníaca, la sonrisa del político al que entrevistamos.¿ No lo han sentido? ¿No han reprimido ese comentario o cualquier otra agresión netamente sensitiva?
El no lo hace. Él es leal a su percepción primaria, al golpe de la primera mirada, el primer comentario, el primer gesto.
¿Han pensado alguna vez en los fundamentos que utilizamos al proseguir o no con una relación? No pueden negar que son esas impresiones primarias y subjetivas las que nos acercan o alejan de las personas.
Si, estoy de acuerdo con algunos de ustedes en que siempre hay que dar una segunda oportunidad. ¿Ustedes la dan siempre? Yo no, a lo largo de mi vida, son mas las que no di que las que di, sin embargo, todos piensan que soy mas bueno. ¿Qué pueden saber de la bondad si solo conocen mis escritos? Y lo misma rige para él ¿Qué pueden saber de su maldad?
Desde que lo conozco y soy su amigo, convivo con su tajante clasificación de las personas. “Este es un sorete, no hay dudas”, me afirmaba a los pocos minutos de conocer a alguien. No se equivocaba demasiado, al principio hacia caso omiso a sus comentarios, pero con el correr de las cosechas, comencé a tomarlos en cuenta. También comprendí con el tiempo, que era imprescindible ser considerado un poco “sorete” para ser su amigo, siendo igualmente imprescindible considerarlo a él de la misma manera.

No se imaginen que es fácil ser su amigo.
Es una permanente sana competencia,
donde prima la libertad de juzgar y ser juzgado,
Donde los resultados no importan demasiado.

Estamos hechos de la misma madera,
Moldeada basándose en soberbia y sensaciones.
Yo elegí buscar belleza en la calidez de las palabras,
Él la encontró en las formas más heladas.

Por eso señores, no haré un solo comentario negativo,
quedó demostrado que material sobra,
no me faltan elementos para odiarlo
Sin embargo lo quiero y es mi amigo.

Excusen ustedes los vientos de poesía,
que me generan hablar de su persona,
quiero escribir en prosa, mas no puedo,
Pues se va mezclando con sus propias rimas.

Tendré que retirarme en el momento
Disculpen todos mi fugaz partida
Ya no puedo hablar como persona
Pues vienen versos en arremetida.


Cruz J. Saubidet®

marzo 15, 2006

Pensar en nada


El río de la Plata estaba sereno, era un manto oscuro que se abría un par de kilómetros hacia el sur. El velero iba por el Luján con las velas apenas hinchadas por un viento casi efímero pero que en la magnitud de la tela lograba condensarse y hacer de motor natural a la embarcación.
Al costado derecho el poderío económico de algunas personas del país quedaba a la vista en las marinas de los clubes náuticos. Veleros imponentes, yates altísimos, lanchas veloces, jet esquíes, motos de agua, e incluso algunos niños que, a bordo de optimist, hacían sus primeros pasos para en un futuro manejar con maestría los barcos familiares.
El barco era pequeño y antiguo. También era liviano y por eso se desplazaba con comodidad a pesar del poco viento. Pero lo que importaba realmente era el silencio. Por eso debería ganar las aguas del río ancho y oscuro.
Lo primordial era encontrarse con la soledad, ya que si bien estaba solo en el barco, el entorno y el ruido entorpecían la sensación buscada.
En una hora recorrió la distancia y desembocó en el casi mar, puso rumbo al sudeste y aseguró las sogas de las velas.
Todavía se divisaban algunas embarcaciones, pero la distancia las hacía insignificantes y ya no interferían. Era el mediodía de un martes de otoño, un poco fresco, pero la soledad debe ser un poco fría para ser cierta.
Se recostó en un banco junto al timón y miró el cielo. Las pocas nubes estaban muy altas y no parecían otra cosa que nubes ya que el sol no ejercía poder sobre ellas ni estaban arrimadas entre sí como para transformarse en alguna forma.
Los pensamientos se aletargaban, solo unas lejanas ganas de tomar mate impulsaban a su mente a controlar ese impulso. Ahora sí había silencio. Iba lento y el ruidito del casco contra el agua era una musiquita que lo alegraba.
Siguió mirando el cielo y solo pensaba en el barco, en las velas, en el timón afirmado hacia el sudeste y en lo bien que le hacía ese momento.
No siempre podía salir, incluso no siempre lograba salir solo, pero ese martes decidió no trabajar mientras el resto de su familia continuaba con su rutina de colegios y trabajos.
Él no salía a aclarar sus pensamientos, su objetivo era olvidarlos, relajarse y dejar que la cabeza revoloteara sobre cosas intrascendentes por algunas horas. Casi siempre lo lograba, al menos no pensaba en el trabajo, ni en las deudas, ni en el auto, ni en los viajes. Solo dejaba entrar imágenes de sus amigos, de sus hijos, de su mujer. Pero imágenes cortas, situaciones simpáticas. En cuanto le surgía algo violento o triste pensaba fuertemente en el silencio y el esfuerzo por escucharlo era un remedio efectivo.
Al final se hizo unos mates y se sentó en la proa a disfrutarlos. El vaivén se sentía más desde allí, incluso el ruido del agua contra el casco. El horizonte era horizonte, era agua y más agua que desaparecía en la curvatura de la tierra. Puntos oscuros serían quizás barcos pesqueros, ferrys que marchaban hacia o desde Uruguay o alguna boya dejada ahí para anunciar algún peligro. Nadie cerca, nada cerca, solo agua, solo él.
Prendió un cigarrillo para acompañar los mates y luego orinó hacia el agua corriendo un mínimo riesgo de caerse.
Volvió a la popa junto al timón, miró para atrás, Buenos Aires era una mancha lejana. Eran las cinco de la tarde, decidió volver. Con pericia hizo girar el barco y movió las velas para avanzar un poco más rápido. La tardecita regalaba más viento, extendió el spí con buena respuesta. El barco avanzaba rápido, era el momento de complacer sus artes de timonel. La ciudad se fue acercando, el barco se escoraba y él disfrutaba cada movimiento. Llegó al río Lujan antes de las siete, arrió el spí y encendió el motor.
Ahora solo pensaba en la navegación y en llegar a la marina de donde había partido.
Debió amarrar casi a ciegas, pero el día había salido perfecto.
No le había pasado nada, para eso estaban el resto de los días.
Cruz Joaquin Saubidet®

marzo 13, 2006

Decisiones que parecen pequeñas, pero no.


A pesar de no tener ganas de cocinar, me lo tomé como una obligación, al fin de cuentas algo había que poner en el estómago, y si ese algo era sabroso, mejor. Miré la heladera (por dentro, lógico). Daba pena la pobre: dos jarras de agua, 3 yogures de frutilla, leche, jugo de naranja, la lata del café, manteca, margarina, diferentes aderezos casi seguro vencidos, seis manzanas que me regalaron hace cuatro meses y no las tiré porque no tienen aspecto de podridas, medio morrón en una bolsita con zip, medio repollo, una planta de lechuga negra, una cebollita, un paquete semi abierto con jamón, un queso chedar sin abrir, tres huevos, nada mas.
En el freezer había seis cubeteras (la mayoría con la mitad de los hielos), un paquete de ravioles, un bife finito, media pechuga de pollo, una costilla de cerdo, salchichas, una caja de helado casi vacía, nada más.
La noche llegaba como siempre veloz, a pesar de que no eran más de las seis y media, un manto negro reflejaba la ventana. Hacia frío y el invierno, si bien suave, regalaba temperaturas bajo cero. Así y todo, la única alternativa era salir hasta el supermercado y dejar en manos de sus góndolas repletas de oportunidades la decisión sobre la cena. Quise evitarlo, busqué alguna pasta en la alacena pero solo quedaban fideos cabellos de ángel, mi última oportunidad había fracasado.
Luego de ponerme campera, bufanda, guantes y gorro de lana salí a la calle. El trecho a recorrer se oponía al viento y mis ojos desprendían lágrimas que corrían hasta desaparecer en la lana del gorro.
El supermercado es angosto e incómodo, los pasillos no soportan dos carros a la par, incluso si una señora entrada en carnes se aproxima es imprescindible recular hasta el comienzo para luego ingresar en ellos.
¡Hi Argentino!, me saludó el muchacho azul de la entrada a lo que le contesté con un ¡Hi franchute! Modismo que utilizo para con el amable inmigrante de origen en alguna colonia francesa de África. ¡Je ne sais pas que cuisiner! Le dije en mi francés de colegio secundario. Se rió y susurró algo como achète un poulet o parecido que creí entender como que me sugería que comprara un pollo. NONONO! ¡if I buy a chicken my daughter kills to me! Cambié de mal francés a mal inglés, luego ingresé al templo del consumo alimenticio. Pasé de largo los pollos y los pescados y centré mi atención en las carnes rojas, la decisión se tornaba complicada, cuanto más miraba menos me imaginaba. En el momento que perdía las esperanzas y a paso acelerado salía del sector sentí que me observaba una bandeja de carne picada, le aguanté la mirada, le sonreí y acaricié sus aristas con confianza antes de meterla en el canasto. Ya tenía la materia prima, solo me faltaba decidir el como y el con qué.
De la panadería me llevé una baguette recién horneada y en la segunda góndola que recorrí encontré aceitunas y fueron ellas las que me decidieron por el pastel de papas. ¿Había papas en casa? Esa aparente nimiedad era importante porque las papas vienen en bolsas de cinco libras y si compraba una y en casa llegaba a haber, era casi seguro que se terminarían pudriendo algunas. Decidí comprar igual, el futuro me daría la razón. También una cebolla grande, salsa de tomates, huevos, un pote de helado de oferta y ya que estaba, una botella de Sprite que aunque no me gusta demasiado es la única gaseosa en común que tenemos entre los miembros de mi familia.
Mientras me dirigía a la caja, escucho a mis espaldas “Croacia, croacia, Croacia”, giro y me encuentro frente a un empleado de rastas de aspecto jamaiquino pero de origen cubano que me tomaba el pelo por la derrota de Argentina frente a Croacia. Lo miré fijo y con una sonrisa le digo: “¡Andá a cagar, cubano de mierda! Cuando ganen a algo avisame”, ¡Eh argentino, no te enojes!, dijo mientras riéndose cargaba con yogures una heladera.
Había cola en las cajas, esperé diez minutos hasta que llegó mi turno. Atendía una chica latina que tiene la costumbre de no cobrarme una de mis opciones. No sé la razón, pero siempre se hace la distraída con un producto y sonríe. Supongo que debe ser el odio que siente por los jefes y supone una venganza al no cobrar algo. Yo la dejo hacer y la saludo amablemente. En esa ocasión la baguette no figuró en el ticket. Me volví para casa a paso lento, ya eran las siete.
En la mesa de la cocina el termo y el mate. Me cebé tres hasta que se calentó la yerba, prendí un cigarrillo y me abstraje del mundo. Fueron cinco minutos nirvánicos, un descanso entre una decisión importante y su resolución empírica.
Cebolla, perejil, orégano, morrón. Carne picada. Sal, pimienta, pimentón extra dulce, azúcar. Aceite, huevos, aceitunas, olla, papas, agua, sartén, cuchara de madera. Pisa puré. Manteca, leche. De la buena mezcla saldría, con suerte, un plato sabroso.
Cruz Joaquin Saubidet®

marzo 10, 2006

El ajedrez, los gobiernos y el pensamiento a futuro (Diálogos conmigo mismo)


Las justificaciones son el elemento humano por excelencia que les permite a las personas realizar acciones dotadas de consecuencias para con los demás.
El fin justifica los medios, frase maquiavélica, es la resultante de un pensamiento acotado a una parte del todo, generalmente dejando a la parte restante en una situación incómoda, desagradable o de malestar.
Los políticos deberían jugar al ajedrez. Debería ser un requisito a la hora de asumir un cargo de responsabilidad para con otras personas.
El ajedrez obliga al jugador a pensar a futuro y en todas las posibilidades que devendrán luego de cada movimiento.
Tampoco sería una solución infalible, ya que como todos sabemos, la maldad inteligente suele ganar muchas veces la partida. Pero el voto está para eso, para que la gente con cierta percepción (no se necesita demasiada) pueda no votar por el candidato que no lo caiga en gracia.
¿Entonces que hacemos? ¿De que forma lograremos mejorar las democracias? ¿Cuándo aprenderemos a castigar los errores de aquellos que deciden por nosotros?

-Jajaja! Parece Lilita Carrió!
-Usted se mete y me corta el pensamiento, ¡siempre me hace lo mismo carajo!-No se enoje Saubidet, usted sabe que mi función es molestarlo, contradecirlo, sirvo para que piense desde varios enfoques.
-Está bien, lo perdono, pero me desconcentra. -Veo que se está dedicando a la literatura metafórica, ayer con los botones, las agujas, Ibarra y Kirchner; hoy con el ajedrez, ¿está bien?
- No del todo, pero considero estos estados de ánimo como los mejores para pensar, es una sensación de semi-enojo sabe, y me aclara los pensamientos y me incita a escribir con un dejo de furia.
-Creo que no lo voy a poder ayudar con respuestas a sus preguntas, así que cuénteme algo.
-A ver, la semana pasada fui a almorzar a Novecento, ahí en el SOHO, invitado por la gente de TyC Sport.
-¿Cómo garronea Saubidet?
-Llámelo como quiera, el motivo del almuerzo fue la presentación del principal partido de Venezuela y Paraguay por la pantalla del canal de Ávila, por Direct TV en USA. Por otro lado pude conversar mucho de Argentina con el señor que invitaba y con otros compatriotas.
-¿Qué comió?
-Eso no era importante, creo que un lomo a la pimienta con ensalada, unas empanadas y alguna que otra chuchería. Pero el encuentro fue interesante desde el punto de vista social, ya que conocí algunos personajes de los medios latinos.
-Me alegro, ¿comió bien?
-Si, no se preocupe, comí y la pasé muy bien.
El día de ayer me di una vuelta por el consulado argentino de Nueva York, para una muestra fotográfica sobre el proceso militar argentino y la represión, en realidad se trataba de una exposición de imágenes desde el ’73 al ’84.

-¿Qué le pareció?
-Prolija, dolorosa, interesante,
-Pero.
-Me dio la sensación de que podría haber sido mejor, la mayoría de las fotos eran de dominio público, o sea que ya las había visto.
-Debe ser porque no hay muchas más fotos que las que vio.
-Eso mismo me dijo un conocido cuando le comenté el punto. Pero yo creo que sí, hay muchas más fotos. El movimiento HIJOS tiene un buen archivo fotográfico y podrían haber recurrido a ellos, o a muchas otras instituciones que deben tener bastante. Igual estuvo bueno, había muchos americanos mirando y comentando las fotos, me pareció interesante el interés que despierta en los extranjeros el proceso militar argentino.
-¿Saben que su gobierno fue el que apoyó para que sucediera?
-Supongo que sí, aunque no puedo asegurarlo ni confirmar que ese hecho les moleste de alguna manera.
-¿Y el ajedrez?
-Por el momento esperemos que las piezas se muevan correctamente. Si bien no tengo la clave para solucionar nada, creo que la base es el “pensamiento a futuro” que tiene dos cualidades.
-¿Cuáles?
-En primer lugar el crecimiento sostenido del país y por último que destruye esa maniática costumbre de los políticos de inaugurar un montón de cosas para hacerse populares. Debería estar prohibido que los políticos inauguren, quizás de esa manera se podrían abstraer de la trascendencia y gobernar un poco más para la gente.
-A veces su sabiduría roza la inocencia o la estupidez.
-Tal vez por eso me dedico a escribir y no a la política.
-Bueno Saubidet, siga pensando un poco, ya lo interrumpí demasiado el día de hoy.
-No se me haga el simpático, estoy seguro que volverá en cuanto me ponga a pensar en otra cosa.
Cruz Joaquin Saubidet®

marzo 08, 2006

Aníbal Ibarra, responsabilidades, ojales y botones


Coser un botón de una camisa es una tarea sencilla para la mayoría de los mortales. Se trata de poseer el botón, hilo y aguja y acoplar los tres elementos a la camisa, que ansiosa, aguarda una pronta solución a la ausencia de una parte. Pero ¿el botón es parte de la camisa o es nada más que un aditamento a la concepción general que tenemos de la prenda?
La escuela inductista asegura que el botón forma parte del todo que conforma a la camisa y que su pérdida o rotura es equiparable a una rajadura en el género.
La escuela deduccionista dice lo contrario, asegura que el botón es un elemento ajeno en su totalidad a la prende y que su añadidura responde a la necesidad del hombre de sentirse atrapado y cubierto. Esta escuela también se basa en la supuesta realidad de que mientras el género de la camisa forma un todo desde el momento de su fabricación, el botón es manufacturado con otros materiales, incluso en continentes lejanos por mano de obra oriental.
En contraposición, la escuela induccionista defiende los ataques teorizando sobre la realidad del ojal, si los ojales forman parte del todo de la camisa, y ellos dependen del botón, por transitividad los botones forman parte del todo también.

El 7 de marzo de 2006, la legislatura de la ciudad de Buenos Aires dio su veredicto en consecuencia del juicio político del jefe de gobierno Aníbal Ibarra. El veredicto fue la destitución, aunque no lo inhabilitó para ejercer cargos públicos en el futuro.
El jefe de gobierno estaba imputado como responsable de la tragedia de Republica de Cromañón, un boliche de la ciudad de Buenos Aires, donde el 30 de diciembre de 2004 se produjo un incendio que costó la vida a 194 jóvenes y niños por culpa de la falta de controles de seguridad en el lugar.
Aníbal Ibarra, si bien debió enfrentar un juicio político que lo destituyó de su cargo, deberá tal vez enfrentar un juicio penal. Por el momento el único detenido en la causa es el dueño del boliche, Omar Chabán, un empresario histórico del ambiente del rock vernáculo.
Durante el tiempo en que se desarrolló el juicio político, la ciudadanía porteña y el país se dividieron las opiniones en contra y a favor del jefe de gobierno.
Los familiares de las víctimas, políticos de derecha y de izquierda bregaban por la destitución, mientras que políticos oficialistas, radicales y de centroderecha defendían al imputado.
La responsabilidad en lo que respecta a control, a mí entender, corresponde al número uno del gobierno y, al presentarse actos de corrupción en los organismos creados a tal efecto, el jefe es el principal responsable. Pero cuidado, no vaya a ocurrir que con la caída del jefe, todos los corruptos responsables de la tragedia salven sus pellejos, de ser así el juicio no sirvió para nada.
Espero que esto le haga bien a la democracia. Estamos muy acostumbrados a que los políticos nunca paguen las consecuencias de sus actos y este veredicto quizás siente un precedente en lo que a impunidad se refiere.
Nunca me cayó bien ni mal el señor Ibarra, aunque desde un principio lo consideré incapacitado para gobernar una ciudad de las dimensiones de Buenos Aires. Sus años en el gobierno fueron grises, acaparó demasiado poder, desconfiaba de todos y no logró rodearse de buena gente. Pertenece al grupo de los llamados “políticos progresistas” que alguna vez encabezó Chacho Álvarez hasta su alejamiento de la política luego de su renuncia a la vicepresidencia de la nación en los comienzos del gobierno de De la Rua. Ibarra tomó la posta, pero los sucesivos gobiernos le fueron chupando los principales exponentes de su frente hasta dejarlo bastante solo. Incluso necesitó del espaldarazo de Kirchner para lograr la reelección en 2003 y mantenerse en el poder. Ahora Kirchner es silencio, su mano dejó de sujetar lo insujetable y el rumbo del ejecutivo nacional no interfiere con el de la principal ciudad argentina. Cosas de la política. Cosas que no cambian.

Cruz Joaquín Saubidet®

marzo 07, 2006

Los Oscar y la gata Flora.


El lunes pasado No miré la entrega de los Premios Oscar por televisión.
Por alguna razón, hace años que mi sensación hacia la entrega más popular del mundo del espectáculo es contradictoria. Sin conocimiento de causa, preconcibo a los jurados como personas poco capaces a la hora de elegir y cualificar una película. Por otro lado me aburre mucho lo que la gente llama glamour y un vestido más o menos bonito me chupa un huevo, en lo posible el derecho. Tampoco soy un entendido en lo que a cine se refiere e incluso no he visto el 80 porciento de las películas concursantes.
Días atrás, mi amigo Gustavo Morales publicó un artículo sobre la película Crash con el que estuve en desacuerdo en su totalidad. Debo aclarar que él sabe mucho más que yo en cine y muchas otras cosas y hasta es posible que tenga razón; pero a mí no me importa lo que digan los críticos y ni siquiera tengo en cuenta las recomendaciones de los amigos.
Creo que la principal diferencia radica en que, como mi intención al ver un filme no es criticarla ni escribir sobre él, carezco de expectativas al comienzo y por eso, si la historia llega a conmoverme, una sonrisa enmarca mi cara al momento de pulsar la tecla power off desde el control remoto del DVD y soy feliz por un ratito.
Eso me sucedió con la película “Crash Vidas privadas”, me gustó muchísimo, me pareció fabuloso mostrar a las personas con actitudes totalmente contrapuestas de acuerdo a la situación que están viviendo. ¿O no somos todos un poco eclécticos acaso? Me parece que la película “ganadora del Oscar” se lo merece porque no presenta personajes que mantienen una uniformidad en su moral, actitudes y reacciones; sino que durante 48 horas mutan desde el racismo al profesionalismo; desde la defensa al asesinato por error, desde la cobardía al choque, desde el dolor al dolor superior, desde la sensibilidad al desconcierto, desde la frivolidad al desencanto, etc. etc. etc.
Todas esas situaciones son acompañadas de actitudes racistas desde y para con los inmigrantes y las minorías.
Otro punto interesante es la compaginación de las historias, que son muchas y se tocan de a pares o tríos en el mejor de los casos.
La película ganó también el mejor guión original y el mejor montaje, ¡de acuerdo con los jurados señoras y señores!
No pensé en ningún momento que Crash podría ganar, sin embargo, este año los jurados tomaron menos coñac y quizás algunos hasta vieron la película.
Repito que no tengo elementos para juzgar a los jurados, pero cuando es tanto el dinero que se mueve a través de un acontecimiento tengo la sensación que las leyes del mercado son las que dominarán las decisiones posteriores.

Otro tema a destacar es el triunfo de Gustavo Santaolalla por la música una película que no vi todavía sobre unos cowboys gays. Tampoco escuché la canción, pero viniendo del “mago” debe ser al menos bonita. Este músico y productor argentino residente en Los Angeles es el hacedor de innumerables éxitos como productor y ha hecho vender discos a cuanta banda a pasado por sus manos.
Si mal no recuerdo, el año pasado fue Jorge Drexler el que se llevó el premio por “al otro lado del río” de la película sobre el Che. ¿Será una tendencia de los jurados hacia la música latina o de latinos? Esperemos que sí, siempre y cuando no ganen los melosos e insoportables cantantes melódicos.

Así las cosas, no quería dejar pasar la situación para hablar de esta película que recomiendo aunque tal vez muchos coincidan con mi amigo Gustavo Morales. No hay problema, siempre y cuando vuelvan.

Cruz Joaquin Saubidet®

marzo 03, 2006

Música, música y palabras (diálogos conmigo mismo)


La música ayuda a controlar impulsos tales como el aburrimiento. ¿Qué música? Esa que se mete por los oídos y acaricia el cerebro con melodías a la vez que las letras invaden las neuronas generando una química cerebral parecida a la alegría.
Mi vida estuvo siempre signada por las canciones aunque nunca supe mucho de música. Hay dos grandes divisiones: la música fea y la música linda. ¿Qué las separa? El placer.


-¡Usted Saubidet sigue siendo un fundamentalista! ¿Qué me viene a hablar de música?
-Yo hablo de lo que quiero ¿Para que tengo este blog si no?
-Muchos se lo preguntan, no hay respuesta. A ver...¿que le gusta?
-Fumar mirando por la ventana, dormir la siesta, jugar al truco (por plata),
-¡Nooooo! De música estamos hablando. Antes coincidíamos, ahora me parece que se olvidó de lo que escuchaba antaño.
-Olvidarme no me he olvidado, pero debo admitir que ya no escucho Silvio Rodríguez, Milanés, Aute, Charly García,
-¿Por qué?
-No lo sé, quizás porque representaron una época en la que los disfrutaba y los cantaba, o tal vez sea otra cosa.
-Me parece que los que nombró no han perdido vigencia.
-Para mí sí, ya no los disfruto ni siquiera cantando, algo extraño me sucedió.
-Se acuerda como usted disfrutaba cantando en las guitarreadas, verdad es que no era entonado, ni siquiera tocaba bien, pero ¡Que entusiasmo que ponía!
-¡Que tiempos aquellos! ¡Que mezcla! ¡Que amigos! Me acuerdo que en la misma guitarreada tocábamos: Canción urgente para nicaragua, Yolanda, Solo le pido a Dios, Papá cuéntame otra vez, Roxane, Boys dont cry, Hey Jude, Himno de mi corazón, walking on the moon, Money for nothing, ¿Que ves?, la bilirrubina,
-Me acuerdo de Polaroid de locura ordinaria, Imagine, what up de 4nonblondes, escalera al cielo nunca faltaba, sueño con serpientes, ¡Que mezcla Saubidet!
-Es cierto, se me vienen a la cabeza nos siguen pegando abajo, eclipse de mar, Era en abril, whish you were here, Comfortably Numb, persiana americana, de música ligera, vasos vacíos, te molesta mi amor, óleo de mujer con sombrero, ojalá, love of my life, carito, el fantasma de canterville.
-No nos pongamos melancólicos, esos días fueron bonitos con aquella música, pero ahora que escucha.
-De todo un poco sabe, el único que mantengo como imprescindible es Sabina.
-No se aburre de Sabina, ¡Todas las canciones son iguales!
-¡No diga boludeces! Está igual que mi mujer. Sabina es un grande, no hay con que darle.
-No quiero discutir hoy, cuénteme de algún otro músico que le guste.
-Uff, son muchos, incluso de algunos solo rescato una canción.
-Liste, vamos, anímese.
-En español: Sabina, Serrat, Los piojos, Javier Calamaro, Leon Gieco, Fito, Gilda (qepd), los Cádillacs, Vicentino (solista), Kevin Johansen, Babasónicos, Juan Luis Guerra(antes de hacerse religioso, ahí la cagó), Rubén Rada, etc. Esos me gustan mucho, hay otros que me gustan un poquito o solo algunas canciones: Maná, Bersuit, Shakira, Perales, Gloria Stefan, Cristina, los pericos, Café Tacuba, La oreja de Van Gogh,
-Veo que es un tipo musicalmente abierto, aunque le gustan algunas porquerías.
-¿A quien no? Incluso si le dijera que me gustan un par de canciones de Cristian Castro Ud. Se va a reír, pero no se lo diré.
-Hace bien, no me lo diga.
-También me gusta un poco de folclore, llamémosle chamamé, chacarela, música patagónica, candombe uruguayo, Joropos venezolanos, Polka paraguaya, etc.
-¿Y en inglés?
-No soy un gran escuchador de cantantes angloparlantes, pero me gusta Pink Floyd, Dire Straits, The Cure, Yes, Mike Oldfield, The Police, Lennon, 4nonblondes y algunos otros que no sé el nombre pero si los escucho los disfruto. Tambien los sambas brasileros.
-¿Algo moderno le gusta?
-¿Los Rolling Stones? ¿U2? Que sé yo de música, no tengo idea de lo que es moderno y lo que no.
-¿Qué no le gusta?
-Principalmente el reggaetón o como se escriba, tampoco el 97.25% de los cantantes melódicos latinos, Arjona me parece malísimo.
-A mí me gustan algunas de Arjona, son divertidas ciertas canciones.
-Si, son divertidas, pero la poesía es desastrosa. Las rimas son malísimas.
-Usted es un exquisito, no hay nada que le venga bien, siempre un “pero”.
-Sin “peros” es muy difícil discutir, usted lo sabe bien.
-Tiene razón, sigamos poniendo “peros”, algún día nos pondremos de acuerdo.
-No lo creo.
Cruz Joaquin Saubidet®

marzo 01, 2006

Joaquín Sabina


El hombre nació en Úbeda, España el 12 de febrero de 1949 y sigue asegurando que tiene cuarenta y diez, más unos pocos. Desde la aparición en 1978 de “Inventario” pasaron 27 años y 17 discos contando recopilaciones y grabaciones en vivo y ninguno marca decadencia musical ni falta de ideas.


De voz nicotinada y rasposa, este flaco bastante feo, poeta, músico y cantante ha sabido conquistar al público tanto con sus canciones como con su personalidad inigualable.

Sabina es un trabajador de la poesía, sus versos no tienen errores y sus rimas (casi siempre consonantes) poseen una obsesiva musicalidad. Sus canciones son de amor sin ser melosas, violentas sin ser agresivas, duras sin perder belleza, sociales sin ser retrógradas y metafóricas sin perder jamás el sentido de lo expresado.

Su “tratado de impaciencia...” del disco Inventario es un himno a lo que pudo haber pasado, pero nunca pasó: “Aquella noche no llovió, ni apareciste disculpándote....”

Me cuesta quedarme con una canción de Malas compañías aunque “Calle melancolía” es una maravilla.

La perla de la Mandrágora es “Círculos viciosos”, de un ritmo avasallador y letra aclaradora.

“La noche que yo amo tiene dos mil esquinas, con mujeres que dicen: me das fuego chaval” es uno de los versos de Negra Noche, mi canción preferida de Ruleta Rusa.

El disco Juez y parte con su grupo “Viceversa” posee canciones bellísimas como “Princesa” y “cuando era mas joven”

“Oiga doctor, que ya no se me empina, desde que me mandó, tener cuidado con la nicotina” forma parte de Hotel dulce hotel su primer disco masivo y plagado de historias bien contadas y cantadas.

A partir de ese disco, los que siguieron son obras perfectas sin desperdicio alguno. El hombre del traje gris con “Eva tomando el sol", "rap del optimista", "cuando aprieta el frío", "quien me ha robado el mes de abril", etc.

Mentiras Piadosas y su “eclipse de mar", "medias negras" y "con la frente marchita”

Física y Química con el famosísimo “Y nos dieron las diez” además de “peor para el sol", "conductores suicidas", "amor se llama el juego” y todos los demás.

Esta boca es mía y su “bulevar de los sueños rotos (homenaje a Chavela Vargas)”, "besos con sal", "ruido", ....

Yo, mi, me contigo tiene una canción cuya letra dice: De sobra sabes que eres la primera, que no miento si juro que daría, por ti la vida entera. Y sin embargo un rato cada día, te cambiaría por cualquiera, te engañaría con cualquiera. También una bella autobiografía llamada “Tan jóven y tan viejo”

En 1998 grabó un prolijo disco junto a Fito Páez, enemigos íntimos. Por desavenencias de las partes no llegaron a realizar la gira, pero el disco vale la pena.

19 días y 500 noches es un disco sin desperdicio, de letras impecables y música de todos los matices.

El tema “Peces de ciudad” del disco Dimelo en la calle es a mi entender y el de muchos la obra maestra del músico, escúchenlo y me cuentan.

Si alguien deseara comenzar este camino sin retorno, le recomiendo conseguir el disco doble en vivo Nos sobran los motivos. Tiene un repaso de muchos de sus principales temas y algunas novedades que nos regaló en el concierto.

Finalmente, el 2005 nos concedió un Alivio de luto, quizá el disco más difícil de asimilar, aunque con muy buenas canciones y una versión muy buena de “pie de guerra” de Leonard Cohen. Dedica también una canción a su hija adolescente: “...sufro tu adolescencia, como una insolencia, que disfruta volviéndome loco; no seas hija de puta, si me das jaque mate me enroco...” Que más decir.

Joaquín Sabina en vivo es un disfrute asegurado, la puesta en escena suele ser temática y sus cambios de vestuarios originales. El público participa durante todo el show, un público que no respeta sexos ni edades, pues este licenciado en filosofía clásica ha sabido escribir para todos y a la vez para si mismo. Sus músicos siempre excelentes y los coros y segundas voces femeninas son conmovedores.

En lo que a música se refiere no es un descubridor, su juego son las palabras y encontrarles el ritmo correspondiente. Pop, rock, rap, baladas, corridos, tangos y muchos otros estilos acompañan sus letras y obligan a aprenderlas para disfrutarlas por partida doble.

Cruz J. Saubidet®
Publicado en "El Nuevo Cojo"