Algunos amigos
dicen que soy exagerado y puede ser, pero la exageración surge de la ficción
así que al momento de describir objetivamente algo, caigo en el aburrimiento.
Voy a hacer el
esfuerzo sólo por hoy dado que miles de personas me piden descripciones del
lugar donde vivo. En pocas palabras, vivo en un lugar bonito dónde la
naturaleza y las finanzas de los habitantes han conspirado de forma positiva.
Tampoco voy a andar describiendo la geografía, la arquitectura o la hidrología,
para eso vayan a Wikipedia.
Vivo en una
ciudad que no es ciudad ya que no tiene veredas. No es un dato menor, la
ausencia de veredas es como la ausencia de verdades. La vida de las ciudades
pasa por las veredas donde se registra la interacción social. En Avon, Connecticut
no hay veredas y entonces para la interacción social hay que recurrir a lugares
de reunión generalmente regidos por alguna bandería política, religiosa,
escolar o deportiva. Mis capacidades sociales son de vereda y esa es la causa
de que mi sociabilidad se vea seriamente limitada. En política no me meto
porque estos dan discursos en inglés lo que hace imposible mi empatía.
La religión se la
toman muy enserio al menos en la apariencia, por lo tanto tampoco soy amigo de
las iglesias aunque es el lugar dónde más he insistido y fracasado.
La escuela de mis
hijos podría ser, pero los padres de esta zona se esfuerzan demasiado por la
comodidad de sus hijos y a mí como que me hincha las pelotas. Hay una cantidad
de madres y algunos padres que dedican sus esfuerzos en agasajar a sus hijos de
una forma irrespetuosa.
También mi inglés
me ha jugado malas pasadas con maestros y padres, especialmente desde aquella
reunión donde al salir le comenté algo a mi esposa anteponiendo el “bichi” con
el que a veces la nombro. Pero el “Bichi” sonó para la profesora y todos los
padres presentes como un calificativo hacia la docente, o sea “bitchy” o sea
conchuda.
El deporte de los
niños también podría ser un lugar de encuentros sociales, se pasan muchas horas
mirando entrenamientos y partidos, pero no, hasta ahora no he encontrado
personas con las que sienta la necesidad de un encuentro fuera del ámbito y lo
que es más triste es que ellos consideran lo mismo para conmigo. Es que no
genero en la gente la ansiedad de un encuentro posterior, desde chico me pasa y
se ve que mucho no me ha importado.
Después de ocho
años en Avon, Connecticut , puedo afirmar que no tengo un solo amigo en la
ciudad, cero, como el culo de un vaso. Ojo, tengo varios buenos amigos en
ciudades cercanas como Bloomfield, West Hartford y Simbsbury y varios en New
York y hasta en Virginia y Miami, pero en Avon, no one!
Y todo culpa de
la ausencia de veredas.
Cruz J. Saubidet®