enero 27, 2006

¿Quien saluda? (Diálogos comnigo mismo)


Hace tres minutos que no parpadeo, mi sorpresa ha llegado a límites de esquizofrenia y ni siquiera me atrevo a enojarme. ¿Con quién? ¿Con la computadora?
El artículo estaba tomando una forma simpática y fabulosa, no solo la introducción en la que enunciaba la importancia del qué, el cómo y las ganas en la vida del escritor. Lo comparaba con el alineamiento de los astros en el destino de de los diseñadores de zodíacos. Hablaba de Cortázar y García Márquez como señores que escribieron bien quizá porque tuvieron la capacidad de alinear el qué, el cómo y las ganas una importante cantidad de veces.
De eso estaba escribiendo, y hasta lindo salía. También contaba que hoy me levanté saludador y traté con cordialidad a un desagradable vecino petisito, musulmán y de pollera que para colmo tiene la cara manchada. Eso contaba, como luego de su sorpresa ante mi trato le dije “jouariu” y él, sorprendido movió la cabeza hacia abajo en señal de asentimiento.
-Iba por ahí Saubidet, ¿qué le pasó? De golpe, pum, no estaba más.
-Eso es lo que yo me pregunto, estaba poniendo la ñ con el “alt164” y el gatito del Office aulló, fue un aullido diferente a otros, más extraño fue que saltó de una esquina de la pantalla a la otra en diagonal, ahí aulló de nuevo, ante de desaparecer, llevándose consigo el Word.
-¿Se llevó el Word?
-Sí, el gato de mierda se llevó el Word sin darme tiempo de guardarlo ¿por qué elegí el gatito? Estaba el robot, Merlín el mago, incluso una bolita con patitas o un perrito o el típico clip, pero no, como un “balín”, elegí el gato, me cayó simpático y hasta pensé que me tenía cariño y el muy desagradecido (porque si no fuera por mí él estaría dormido en el disco C) me hace esta maldad.
-Lo que pasa es que usted confía en la tecnología. No importa, siga contando del árabe.
-Yo notaba que no salía de su sorpresa y lo observé un poco asustado, pero yo estaba con un ataque de amabilidad por lo que le dije: “bicarful, is vericold outsaid” el casi enano (digo casi porque su cabeza también es chiquita) se empezó a asustar, pero cuando pronuncié con voz aflautada “nais yaquet” el turco pegó un sacudón y atropelló la puerta del basement en cuanto el ascensor se detuvo.
-No entiendo muy bien, por qué tanta sorpresa del casi enano.
-Es probable que en un pasado no haya sido muy amable con él, pero nunca le pegué.
-Mas vale así, ¿cómo le va a pegar?
-Muchas veces me dieron ganas, el enano no solo es desagradable de aspecto sino que huele feo y desconoce cualquier regla básica de urbanidad.
-No debe ser para tanto. Bueno, ¿cómo siguió su día saludador?
-En cuanto bajé del ascensor me lo crucé al portero, un hombre hozco y antipático, con mi mejor cara le digo: “ jay men, jav a gud dei” Otro sorprendido, aunque me contestó un forzado “iu chu”
-Mire que bien, ¿le dijo “iu chu”?
-Si, yo también me sorprendí. Bueno, salí a la calle, hacía frío y viento. En la esquina estaba el empleado del portero que siempre es muy amable y saludador, pasé junto a él mirando hacia otro lado.
-Eso es una maldad, el muchacho es un pan de Dios.
-Usted sabe lo mismo que yo, solo lo hemos visto trabajando, tal vez sea un violador. No se preocupe, a mí regreso lo saludé. Seguí mi camino y a todas las personas con las que me crucé les dediqué un “jai men” o un “jai guerl” según el género.
-¿Cómo reaccionó la gente?
-En general bien, los americanos me respondieron en un 95%, los orientales un 75% y los latinos un 20%.
-¿Los latinos no saludan? No está generalizando un poco.
-Siempre generalizo, igual usted no me creé, digo que los latinos (más las latinas) sufren una severa timidez que les impide saludarte por más que te cruces todos los días en el ascensor. Pero los latinos que no me respondieron son desconocidos, los vecinos si los saludo responden, si no, no.
-¿A que hora se cansó de saludar?
-A las 8 y cuarto, en cuanto volví a casa y Michel, una colombianita maleducada no me respondió un “como le va niña” mientras su madre saludaba con la cabeza, decidí que mi plan para este día debía ser modificado.
-Y no saludó a nadie más en todo el día.
-Quizas sí, no recuerdo, aunque estuve solo la mayor parte, pero ya dejé de planteármelo como un reto. Eso sí, al enanito nunca más lo saludaré ni le abriré la puerta del ascensor.
-Hace bien, ese es maleducado de jodido nomás, si es religioso un poco de educación debe tener.
-Que se yo, por mí que se vaya a la mierda al igual que los que los tímidos para saludar, los conductores de los talk shows latinos, El bachelor, el indú sorete que se hacía el que no me entendía, Old Navy, NBA Store, el Rockefeller Center y principalmente el gatito saltarín ayudante del Office que hizo desaparecer el escrito original.
-Hasta mañana Saubidet, es tarde.
-Hasta mañana Saubidet
-Hasta mañana, bueh, si no saluda ya sabe donde irse,


Cruz J. Saubidet
Enero 27, 2006

2 comentarios:

Homero dijo...

lo dificil de hablar con uno mismo es que no se puede mirar a los ojos y corre el riesgo de mentirse sin descubrirlo.

Anónimo dijo...

Veo que tu blog va tomando forma! Mucho mejor. Ya cuentas con un link en el mio, porsia...
Abrazos,
Vinz.