marzo 21, 2007

Mi primer día de clases. Creo que es un recuerdo.

Luego de casi 30 años, volvió a mi memoria de forma intempestiva el recuerdo de mi primer día de alumno. Por esos años vivía en el medio del campo, sin televisión, teléfono ni buenos caminos para ir de un lugar a otro. El recuerdo está descargado de sentimientos intensos, solo son una escueta serie de imágenes que volvieron después de mucho tiempo.

Ya hacía calor, eran casi las 7 de la mañana de algún día de marzo de 1979. De la escuela nos separaban 12 Km, que Don Rodríguez el chatero recorría todos los días de clase cargado de alumnos.

Todo lo que sabía de la escuela provenía de mis hermanas que iban a 2º y 3º grado. Fue una lástima que ese primer día de clases no me acompañaran pues se habían quedado en Buenos Aires con mi abuela.

Así fue que con mi guardapolvo blanco, mí portafolios y mis expectativas, subí al carro de Don Rodríguez, tirado por dos caballos tordillos, con el único objetivo de empezar primer grado.

El viaje fue largo, más de una hora y en cada parada subían caras nuevas. Yo me quedé inmóvil en un rincón del carro hasta que por fin llegamos.

Al bajar, ya muchos chicos estaban en la fila por lo que la maestra nos fue acomodando uno por uno según la altura y quedé entre los primeros.

Luego de recitar un verso que con el tiempo me aprendí, la bandera ganó la punta del mástil. Después, la señora Morena (no aceptaba que le dijéramos señorita) llevó a los alumnos de primero, segundo y tercer grado a un salón y mandó al resto de los grados al otro.

En primero éramos siete chicos, contando a “La Pocha” que había empezado la escuela con mi hermana mayor, siguió con la segunda y gracias a su obstinación con primer grado, con su metro cincuenta de altura se transformó en compañera del tercer Saubidet.

Mi memoria no logró retener todo lo que pasó ese día en clase, solo un dictado para los alumnos de segundo y tercero que yo me ofrecí a hacer pues ya sabía escribir un poco. Por alguna razón que no comprendo todo lo que dijo la maestra lo transcribí sin separaciones inter-palabras y fue una gran herida en mi autoestima cuando Morena me devolvió el cuaderno y en mi supuesta obra de arte escrita en lápiz negro, una multitud de rayas rojas le propinaba el primer golpe a mis conocimientos.

Después la vida siguió sus carriles y yo me transformé en esto que no ven pero al menos leen.

Cruz J. Saubidet®


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6 comentarios:

Anónimo dijo...

Porque las llamas refutaciones? es que viene mucha gente a refutarte?
Por curiosidad y si se puede saber, como se llamaba el pueblo, o en que provincia queda?

Cruz J. Saubidet dijo...

Hey caribe!!
lo de refutaciones es por lo de experimentos. Cualquier teoria debe ser refutada.
No era un pueblo, el mas cercano es San Cristóbal pero está a 50km. en la provincia de Santa Fe, Argentina.
Gracias
Cruz

Joan Guerrero dijo...

¡Qué recuerdos!
Y más los que te hizo la profesora por primera vez.

Saludos hermano!

Mariluz Barrera González dijo...

No recuerdo mi primer dìa de clases, tal vez lo reprimi, je, pero ahora que lo mencionas creo que la escuela tuvo mucho que ver en lo que ahora soy,, cuando sofìa partiò a su primer dìa para mi era muy importante lo que sucediese pues saldrìa de casa a descubrir con sus propios medios y con algunos que le hemos dado el mundo; y me preocupaba que tuviese la sensaciòn que muchas veces tengo todos los días al salir de casa no solo de incertidumbre sino a veces hasta de temor.

UN ABRAZO.

dirat dijo...

Lo bueno de la memoria, es que no retiene todo en el nivel conciente. De esta forma, la cosa que recordamos, tenemos que completarlas con emotividades y literatura.
me recorde de mis primeros dias.
Un abrazo.

Anita dijo...

Como te ha cambiado la vida Cruz.

Bellos recuerdos y muy campestres....jajajaja
Que linda infancia.

Un gran abrazo.

Anita.