enero 04, 2022

Sobre un 2021 donde nada cambió

 Y se termina algo que perduró en una nebulosa desde su inicio, el 2021.

No le había puesto muchas fichas de entrada, pero así y todo llegó a sorprenderme.
La salud me jugó en contra y por suerte los médicos y los remedios pudieron controlar los dolores. Así y todo y con el cuerpo dolorido, pude seguir laburando y de paso cambiar y aprender desde cero una nueva función que me demanda más horas y me implica algo que siempre esquivé que es hablar por teléfono, y en inglés. Claro que desde mi nueva posición, las personas me necesitan para sortear algunos escollos y por ende descubrieron que deben esforzarse comunicativamente conmigo si quieren resultados. Y ya están aprendiendo que un buen email vale más que mil llamadas. Claro que la autopercepción no es una de mis cualidades (yo nunca me hubiera contratado) y es posible que lo que yo pienso que hago bien lo esté haciendo pa la mierda y la oficina de Recursos Humanos esté acumulando quejas sobre mí que derivarán en mi despido y exilio. Vaya uno a saber. Y tampoco importa demasiado.
Con mi artritis a cuestas me vi obligado a abandonar muchos de mis ejercicios que me permitían más que nada sentir los calzoncillos flojos y levantarme con facilidad, pero poco a poco estoy retomando mis trotes y ganado fuerza mientras trato de pesar cinco kilos menos, incluso hay días en los que puedo abrir un tarro de mermelada sin ayuda.
En rasgos generales las cosas andan bien, los hijos crecen encarrilados, mi señora se sigue riendo conmigo, el auto arranca, la heladera está llena y el gato caga donde corresponde. La vida social ha estado bastante limitada estos tiempos de pandemia, pero los años y las canas me han hecho amigarme con eso y disfrutar cada vez más del sillón del living, un libro y un gin tonic (cerveza, güisqui, vino tinto, ginebra, oporto, prosecco)
La política no me ha dado sorpresas tampoco, aquí y allá gobiernan para el ojete y está comprobado que mejor no me caliento, porque de tanto para decir me quedo sin palabras. Es increíble que la gente que llega tenga una maldad tan evidente, y si no la tiene, dure poco. Pero no voy a politizarme hoy.
Como todos saben yo soy un tipo de principios, especialmente en mis producciones literarias. Quedó más que claro este 2021, donde lo único que hice fue comenzar escritos abandonándolos luego de un rato, eso sí, pensando en continuarlos en un futuro cercano.
Incontables son las veces que comencé a escribir sobre temas políticos y me fui apagando a la par de mi furia, pero hay algunos ensayitos que espero finiquitar antes del 2023 ya que a mi entender son ideas que tienen futuro de obras de arte.
Mis tres principales proyectos son estos:
1- Listado interminable de cosas que no tienen razón de existir, comenzando con las propuestas aspaventosas de casamiento, siguiendo por el Kiwi que sin dudas no es una fruta, las engañosas bondades del laurel, etc. Hay algunos políticos y artistas en la lista, que ya cuenta con 96 elementos y sigue creciendo.
2- La pobreza no asumida. Casi toda la población mundial de cierto nivel adquisitivo no tiene el coraje de decirle que no a cosas que se inventaron para hacerlos sentir que son ricos, pero a mi entender los dejan expuestos en su pobreza. Cualquier espera mayor a 20 minutos, te despliega como pobre no asumido, ya sea en Disney, en un restaurante caro o para subirte a un avión.
3- El concepto erróneo y milenario de “Hacer el amor” El encuentro sexual de los enamorados deshace el amor, lo desarma en pedazos y eso es lo lindo del asunto.
Para ir cerrando y cada vez más corto de palabras y ambiciones literarias, un abrazo muy especial a todos los que han perdido seres queridos y un muy feliz año nuevo para todos los que me conocen.
Para el 2022, no les deseo que se cumplan sus deseos, ¡que sea sorpresa!
CRUZ SAUBIDET®

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