El síndrome del impostor es un trastorno psicológico por el cual algunas personas exitosas sienten que no son merecedoras de sus logros.
Eso para la
gente común y corriente.
En los políticos se ve que funciona al revés.
Podría
agregar otros rubros pero mejor no porque durante toda mi vida mis palabras me
han hecho perder amistades. ¿Qué quiere escuchar la gente? Creo que la frase
“tenés razón” es la más esperada. Y me
parece que yo no vine a este mundo
para decirla más que en caso de necesidad y urgencia.
Tengo una
compañera de trabajo a la que le encanta decir “You re right” y cada vez que lo
hace eleva el tono mucho y eso genera satisfacción en los destinatarios. Cada
vez que me lo dice, yo en vez de agradecer o asentir, no, no me sale tampoco,
no se por qué mierda ante el “You re right” contesto “maybe” “who knows” o
“Just a point of view” y eso la descoloca un poco y como es “polite” no me
manda a la mierda.
Al revés
que mi difunta madre, mi genética no me permite elogiar mucho y, lo que es
peor, es un dolor de huevos aceptar cumplidos. Debe ser el síndrome del
impostor que me invade porque en lo
profundo de mí algo me asegura que la voy a terminar cagando.
Eso me pasó
ya con la poesía. Durante un tiempo mis rimas fueron ponderadas y yo me
envalentoné y les saqué espontaneidad tratando de darles una profundidad de la
que carezco, y ahí la cagué, porque he encontrado versos cuyas metáforas ni yo
puedo descifrar.
Por eso me
voy a dedicar al stand up, mejor si es sentado por mis rodillas dañadas, no me
voy a hacer mas problemas con tema profundos ni malasangre con la política.
Todo será liviandad por unos meses, buscar el humor en las cosas simples y
absurdas.
Por
ejemplo, ¿Qué será de la vida de Hugo Varela? Debe ser un señor mayor a esta
altura. Tiene cosas simpáticas aunque vaya uno a saber si se habrá deconstruido,
más que nada en sus chistes sobre gays. A mí ya no me hacen gracia hace mucho
tiempo pero puedo afirmar que a muchos sí
porque todavía me llegan whatsapps en algunos grupos con esa categoría y
siempre me generan el mismo rechazo o quizá sea tristeza imaginando a los que
se ríen. Por otro lado, y esto me deja mal parado, todavía me hacen gracia los
chistes de gangosos, perdón. Pero volviendo a Hugo Varela, lo que me lo trajo a
la cabeza es la imagen de tiempos de pandemia donde él sacrifica su barbijo en
lugar de la corbata.
También
estuve meditando sobre la incomodidad en el vestir. Creo que el taco alto debe
ser insoportable aunque tiene la capacidad de levantar el culo de las usuarias.
En cambio, la falda o pollera me parece lo máximo en comodidad, estoy pensando
seriamente en adquirir una kill XL y andar por la vida con libertad en las
partes culturalmente aprisionadas en los hombres. No olvidemos que el Imperio
romano se forjó con hombres empollerados o entogados.
Otra
incomodidad que siempre me llamó la atención son los anteojos Ray Ban, una vez
tuve unos y no se si yo soy un poco obsesivo, pero que venga la marca en el
vidrio era molesto como una basura en el ojo.
Este año,
en el cual me transformé en un desagradable friolento, empecé a usar medias de
dormir o sea medias cuya su única función es abrigar los pies bajo las mantas.
Siempre despotriqué contra ellas y tengo que admitir que están buenísimas y no
aprietan. ¡En qué me he convertido!
Todavía me
falta para ser gracioso, debo confesar que hoy entré a Twitter y a las 5 de la
mañana me desvelé y escuché a María O’Donnell. Supongo que es un proceso y me
llevará un tiempo despojarme de todas las cosas serias de este mundo, pa colmo
el miércoles tengo reunión con la maestra de Simón. Queselevacer.
Cruz J. Saubidet®