febrero 08, 2021

Yo me divierto barato

 

Esta historia tiene conexiones lejanas e incongruentes, hay que armarla sin apuro. Como ya conté, en la universidad tuve una amiga cuyo deseo más profundo era ser actriz porno y que alguna vez me utilizó como sparring antes de sus pruebas fallidas dentro de la industria.(aquí el cuento) Como parte del entrenamiento, miramos muchas películas, muchas, y en una de ellas nos encontramos con un personaje que se me parecía bastante. La película en cuestión, de principio de los noventas, se llama “Mátame sin dolor” y es española y muy parecida a todas las películas condicionadas de esa época.

Como escritor de tiempo cada vez más parcial, de cierta manera y sin mucho esfuerzo busco la viralización de mis escritos o audios. Eso no estaría sucediendo y algo ocurre con la gente que me lee porque si bien por sus comentarios han disfrutado del relato, no es suficiente para compartirlo y abrirlo a un público más amplio. No reniego de eso, quizás me gustaría que al menos mi familia lo hiciera, pero no me voy a quejar.

Hace casi dos años, hice algo que me demostró que la viralización no siempre está en las redes sociales. Ya lo contó Yuval Harari en su libro Sapiens, el gran cambio de la humanidad se originó en el concepto de “chisme” y hacia ahí voy.

Hace casi dos años, para darle una mano y porque me convenía, contraté al hijo de una compañera de trabajo para hacer unos arreglos en casa. El muchacho en cuestión hizo bien el trabajo y conversamos en algún descanso. En medio de la charla intrascendente y en inglés que cuando es tímido es difícil de entender, el muchacho me preguntó si yo era policía.

-¿Policía? Pregunté, ¿por qué pensaste eso?

-Tiene aspecto de policía, y como trabaja en el Town, pensé eso.

-No, trabajo con números- le dije al momento que se me vino la idea a la cabeza y ya no pude sacármela. –Muchos me han dicho que tengo pinta de policía o de actor porno-

-No me parece, de policía sí.

-Sin embargo, allá por los noventa hice un par de películas XXX en España. Incluso en una el personaje era policía.

-¡No bromee!

-Es un pasado mucho más lejano que mi vida en este país. No lo cuento mucho porque no fui un gran actor, solo una película tuvo un poco de éxito. Se llama“Mátame sin dolor” o “kill me without pain” de 1992.

Entonces cambié de tema a la familia, los autos y las máquinas quitanieves.

Y el tiempo pasó y siguió pasando y olvidé esa charla. La gente en el trabajo es muy correcta a la vez que yo soy silencioso y no suelo dar pie a la confianza. Pero hay un personaje, un hombre de 72 años director de un departamento con el cual me permito bromear de cuando en vez y muchas veces me pide ayuda con algunos personaje que solo hablan español.

Hace un mes, mientras conversábamos de una película argentina, me largó al pasar:

-“I watched your movie, good staff” (miré tu película, buena)

-My movie? (mí película?)

-Yep, something like “killing with no pain”, old movie, interesting you look good and de actress is beautiful. (Sí, algo así como mátame sin dolor, vieja, interesante, te ves bien y la actriz es preciosa)

 

Entonces es menos de un segundo tuve que decidir que hacer con la mentira. Y decidí seguir adelante.

-Was in another life, but thanks, y appreciate your comments.

-Good staff, good staff. What was your stage name? (Buena, Buena, ¿cual era tu seudónimo?

-Old times, old memories, ¡who cares about my pseudonym! (Viejos tiempos y recuerdos, ¿A quién le importa mi seudónimo?)

Y cambiamos de tema.

Y me quedé pensando sobre la viralización de un chisme. Y me quedé pensando en la cantidad de charlas donde este hombre se mordió la lengua para no comentarme del tema.

Y me quedé pensando en la posibilidad de que toda la municipalidad esté convencida acerca de mi pasado actoral.

Y me divierte la idea y desde hace un mes que trato de dirigir las charlas hacia los gustos cinematográficos sin haber logrado aún que nadie me sugiera siquiera haber escuchado de mi película. Son todos muy respetuosos y yo me divierto barato.

Queselevacer.

El VIDEO: https://youtu.be/gXAMEKhhv48

Cruz Saubidet


El amor es magia, el resto es literatura

 

Estar contaminados de cine y series muchas veces nos hace pensar que una intuición o un sueño tienen grandes posibilidades de ocurrir. Ya dice el dicho que si soñás que te morís, te morís y mucho más terrible si te cagás, pero no conozco casos fuera de la ficción. Yo no conozco, pero mi amigo Bob (en realidad de llama Roberto pero usa chaleco sin mangas) es un convencido de cuanta teoría conspirativa o premonitoria anda a las vueltas. Alguna vez llegó a asustarme. Un día se le metió en la cabeza que me estaban por asesinar y que posiblemente él sería el autor y que, aunque me quería mucho, no había forma de enfrentar al destino. Lo mandé a la mierda y dejé de verlo por un mes hasta que descubrí que sus palabras estaban influenciadas por la canción Obediencia Debida de la efímera banda Instrucción Cívica, de la que saldría Kevin Johansen. Corría el año 1987 y la letra: Creo que hubo un malentendido/ yo a vos no te quise matar/ las ordenes se cumplen no se piensan/ ¡y ahí estas!”  Convenció a Bob que estaba escrita para él y que tarde o temprano me iba a tener que asesinar. Como verán no logró el objetivo pero fue la primera señal de alarma que mi amigo me regaló. Y la primera “Sevillana” que empecé a cargar en mi bolsillo, por las dudas.

Cuando los ánimos se calmaron y me juró que mi destino ya no estaba en sus manos retornamos a las aguas tormentosas de nuestra amistad. Hicimos muchas cosas juntos, yo desde mi pragmatismo y Bob desde la compleja significación de cada acción. Una chicharra fuera de época traía aparejada una invasión alienígena y si algún policía nos pedía documentos era al menos la CIA vigilándonos.

Dejando de lado a Roberto, que ya me ha regalado varias historias con múltiples apelativos, hace unos días que vengo pensando en la idea que tenemos del futuro y cómo amoldamos nuestros planes de acuerdo a percepciones sobrenaturales. Desde ya que no me refiero al trabajo ni a las finanzas, en esos casos un plan es factible y realizable en el mundo real, también hay factores que pueden influir pero son más fáciles de mantener a raya.

Ahora bien, nuestra vida afectiva y espiritual suele correr por vías mucho más delgadas y escurridizas. Muchos hemos mamado y deseado formar una familia dentro de los valores culturales que supieron enseñarnos personas equivocadas. Esos famosos valores un poco retrógrados por suerte están cambiando y ya son pocos los que prefieren vivir en un estado de masoquismo antes de romper con estándares la mayoría de las veces religiosos.

No reniego de la familia, aunque en general es más reconfortante para los hijos que para los padres, y está bien que así sea dado que los culpables de traer un hijo al mundo son los progenitores. Muchos no lo entienden todavía, pero la unidad de un matrimonio no se trata de tolerancia, compañerismo, afecto ni comunicación, o sí, también, pero nada eso es suficiente para mantener a una pareja unida y ahí entra el factor sobrenatural por excelencia llamado suerte. Y no me vengan con la cursilería de que todo se trata de amor. No reniego del amor, pero conseguir que el afecto se mantenga más o menos equilibrado entre dos personas a través de los años es algo de tinte sobrenatural. Todas las relaciones afectivas están signadas por el factor suerte, que es el que logra que dos personas independientes encastren y se sientan cómodas. La suerte radica en lo perdurable de las relaciones considerando lo efímero que es todo en nuestra vida.

Hace un tiempo hice una encuesta a muchas personas que convivían con sus parejas, la pregunta era: ¿Pensás que el amor entre dos puede existir porque ambos comparten el mismo concepto sobre el enamoramiento o porque las diferencias de concepto “amor” al menos no generan un cortocircuito? Ganó por goleada la diferencia entre el concepto de “amor” lo cual agrega puntos a favor a lo sobrenatural de las relaciones afectivas. Tenemos todos una idea más o menos uniforme y teórica acerca del amor, pero yo estoy convencido que es como las huellas digitales, diferente en cada persona, por eso considero magia que dos personas se enamoren.

No se comparte el amor, se lo brinda y se lo recibe siendo bien diferentes ambos, por eso es tan impresionante que el amor que uno puede brindar calce justo en alguien que lo recibe y viceversa, siendo los dos amores tan diferentes entre si. Por eso no me gusta la literatura romántica en casi ningún formato, por eso prefiero a Sabina que a Montaner, por eso me quedo con los relatos en primera persona. El enamorado nunca sabrá cómo es amado, sólo le queda estar conforme y feliz con lo que recibe y desde ese lugar brindar lo que pueda. El amor es magia, señores, no busquen otra explicación. La media naranja no existe, existe algo sobrenatural que logra encastrar partes de dos personas y acercarlos a una dicha. El resto es literatura y yo no sé nada de eso.

El VIDEO: https://youtu.be/ISq1Cjs9d2s

CRUZ SAUBIDET®