diciembre 01, 2020

humor, pero del malo


A veces hay chistes fabulosos que no logran el efecto deseado, pasa lo mismo con la comida, algunas bebidas e incluso con el amor. 
  Dos moscas adolescentes salen de la escuela y una le dice a la otra: “Te invito a mi caca” 
Ese chiste podría compararse con una IPA artesanal en un bar cool, una pizza congelada de buena marca o el amor a un gato. No está mal pero no llega a romper la resistencia que todos tenemos a la carcajada. Digo todos y el amargado soy yo, el resto se ríe con mayor liviandad, vale decir que a mi primer esbozo literario lo llamé “miseriedad” un juego de palabras entre seriedad y miseria y, si bien ha pasado un tiempo de eso, la mueca de mi boca sigue tendiendo hacia abajo. 
A veces escribo maravillas que no logran el efecto deseado, aunque no sé si son maravillosas o quiero que lo sean. 
  Se encuentran dos fantasmas que hacía tiempo no se veían y uno pregunta: ¿Qué es de la muerte de tu abuelo? 
 Este chascarrillo tiene el record de no hacer reír a nadie nunca, sin embargo al igual que alguno de mis cuentos a mí me gusta mucho. Muchos lo equiparan con una Bieckert tibia, una milanesa de berenjena o el romance de Curro “el palmo”. Entonces es posible que mi sentido del gusto sea la causa de mi fracaso literario. 
  Yo soy un perro lobo, mamá loba y papá perro; yo un tiburón ballena mamá ballena y papá tiburón; yo un oso hormiguero…¡Dejate de joder! 
 Ojo, este, bien contado da para algunas risas especialmente en un año complicado como el actual donde lo social se ha condensado y el público se ha convertido en familiar directo que ya conoce casi todo lo que tengo para decir. Al principio se generaron reencuentros digitales con el pasado, pero poco a poco quizás nos dimos cuenta que la soledad sigue siendo solitaria a pesar de tanta charla virtual. ¡Doctor! Me parece que soy asmático, ¿Será grave?, No, es esdrújula. 
Este me gusta, aunque da para espetarlo en alguna reunión docente o literaria, casi no lo usé este año y ojo que va como tira de asado, daikiri y “Antes del amanecer” Ante la falta de público, calculo que he perdido un 35% de mi capacidad humorística, lo cual es complicado porque desde mi proceso de deconstrucción me vi obligado a deshacerme de un 30% de mis chistes, o sea que si alguna vez retomo la vida social me van a encontrar nada más que 35% divertido. 
Dicen que los ocupas está yendo a Hawai porque allá nadie te des-aloha. 
Y sí, me retiro con este choripán de cancha de fútbol, diet Sprite y “Seducción de dos lunas” Otro día me pongo filosófico, hoy es demasiado lunes de lluvia y frío. Queselevacer

Sobre nombres, apellidos y "El DIEGO"


-El trabajo de todo papá es que sus hijos sean mejores que él, ustedes la tienen fácil. -¿Por qué? -Imagínense un hijo de Einstein, de Maradona, de Paco de Lucia, de Saramago, de Favaloro; esos sí que tienen trabajo. En cambio, conmigo es fácil. Con su mamá es un poco más difícil, pero yo sé que también van a ser mejores que mamá. Porque no se trata de los que hagan, la profesión que elijan será lo de menos, el tema, y no quiero condicionarlos, es hacerla mejor que lo que sus padres hicieron con la de ellos. No me acuerdo dónde leí que el nombre de pila es el resultado de lo que cada uno ha hecho con su apellido, y me gusta, porque a pesar de yo no haber todavía logrado grandes cosas con el mío, en realidad les estoy facilitando las cosas a mis hijos que sin esforzarse demasiado van a poder acrecentar el apellido heredado. Ante la muerte de Diego me vino a la cabeza esta introducción y todavía no tengo claro por qué. Diego es el último ícono que nos quedaba de una Argentina potente. Se murió Borges, se murió Pappo, se murió Favaloro, se murió Quino y se van agotando las opciones. Ojo que nunca fui fanático de la música de Pappo, pero sí de su persona y su estilo. Con Diego es al revés, siempre fui fanático del jugador de fútbol aunque no de su personalidad, sin embargo las canas (mías) me hicieron apreciarlo cada vez más y dejarme envolver por su magnetismo inexplicable incapaz de pasar inadvertido. Desde ya que no es un ejemplo a seguir en muchos aspectos, pero ojalá tuviera una parte de la pasión con que encaró su vida. De la pasión desmesurada siempre salen errores, y está bien así, pero si se acompaña esa pasión con un talento maravilloso sale un icono idóneo en traspasar cualquier pared. Y el tipo se la pasó rompiendo paredes y las bolas a muchos, se peleó con otros tantos y apoyó a muchos chantas, ¿pero quién no? Al fin de cuentas, la cruda realidad es que cada vez que lo miro gambetear, hacer jueguito, o disfrutar por millonésima vez el gol a los ingleses, se me humedecen los ojos. Queselevacer. Cruz Saubidet