Claro, si uno cae
el la trampa y juega el juego que ellos quieren, pasa lo que pasa y ahí sí que
mandale saludos a cagaste.
Porque tarde o
temprano, hasta de los que creíamos santos, salen cosas a la luz que no nos
gustan, y ahí no zafa Ghandi. La Madre Teresa, el Papa (cualquiera de ellos),
Luther King Jr., Mandela o tu abuelita que parecía tan amorosa pero tenía sus
bulevares recorridos, y hay fotos además de testimonios.
Si buscamos la
bondad como una cualidad humana indispensable, estamos en problemas, si los
buenos existieran no estarían nunca en el poder, ni siquiera en la comisión de
un club o, en caso de que llegaran se darían dos posibles escenarios: Que cayeran
pronto o que asimilaran la maldad necesaria para mantenerse. Igual pasa tan
poco que ni siquiera son parte de la estadística.
Rousseau pensaba
que “el hombre es bueno por naturaleza” y que es la sociedad la que lo
corrompe. (La malajunta diría la tía Hilda)
Es triste, pero
parece más real la famosa frase popularizada por Don Tomás Hobbes “Homo
homini lupus” dónde masomenos quiere decir el estado natural del hombre no
es pacífico, sino más bien “un lobo para el hombre” y entonces vive en sociedad
con el único interés de sobrevivir (y pasarla bien, agrego yo).
Tenga uno u otro
razón, la historia viene demostrando que por diferentes motivos (o quizás el
mismo) nos venimos cagando a garrotazos, lanzazos, flechazos, trabucazos, tiros
y misilazos desde que los humanos decidimos vivir en comunidades bajo las
ordenes de algunos y esos algunos generalmente han tenido grandes cuotas de
maldad muchas veces protegida por inteligencias o corajes épicos.
Entonces, la
pregunta que me hago desde hace tiempo es si la bondad es un bien político o es
una utopía pseudo religiosa. Hasta ahora pareciera ser la segunda opción, y
como desilusionado de las teorías que soy, me sigue haciendo un poco de ruido
la indiferencia de los votantes ante la maldad manifiesta. Porque no me vengan
con la in-comprobable frase “Mi presidente es bueno” Imposible, porque o es
bueno o es tu presidente. No niego que alguna vez puede haber sido bueno,
pero desde que ganó la interna de su partido perdió la bondad que le quedaba.
También hay que tener en cuenta en cómo usan esa maldad, porque muchos dicen
que la maldad puede usarse para el bien y que el fin justifica los medios. Yo
no sé, pero creo que la división real de poderes en las democracias podría
llamarse “controlador de maldad” y cuando es sistema está dañado comienzan los
problemas.
Ya decía doña
Parma Sosa sobre los pros y contras de hacer dedo a los camiones en la ruta
provincial 2: “Que te violen no es nada, lo fiero es que te dejan maneada”
Quién iba a pensar que esa frase escuchada al pasar hace 30 años me serviría
para definir mis pensamientos hacia los políticos.
Eso sí, la bondad
nunca fue mi fuerte así que por el momento me estaría faltando un poco más de
inteligencia para dedicarme a esos menesteres. Vamo a ver que pasa.