septiembre 26, 2016

No hay donde caminar:


Algunos amigos dicen que soy exagerado y puede ser, pero la exageración surge de la ficción así que al momento de describir objetivamente algo, caigo en el aburrimiento.
Voy a hacer el esfuerzo sólo por hoy dado que miles de personas me piden descripciones del lugar donde vivo. En pocas palabras, vivo en un lugar bonito dónde la naturaleza y las finanzas de los habitantes han conspirado de forma positiva. Tampoco voy a andar describiendo la geografía, la arquitectura o la hidrología, para eso vayan a Wikipedia.
Vivo en una ciudad que no es ciudad ya que no tiene veredas. No es un dato menor, la ausencia de veredas es como la ausencia de verdades. La vida de las ciudades pasa por las veredas donde se registra la interacción social. En Avon, Connecticut no hay veredas y entonces para la interacción social hay que recurrir a lugares de reunión generalmente regidos por alguna bandería política, religiosa, escolar o deportiva. Mis capacidades sociales son de vereda y esa es la causa de que mi sociabilidad se vea seriamente limitada. En política no me meto porque estos dan discursos en inglés lo que hace imposible mi empatía.
La religión se la toman muy enserio al menos en la apariencia, por lo tanto tampoco soy amigo de las iglesias aunque es el lugar dónde más he insistido y fracasado.
La escuela de mis hijos podría ser, pero los padres de esta zona se esfuerzan demasiado por la comodidad de sus hijos y a mí como que me hincha las pelotas. Hay una cantidad de madres y algunos padres que dedican sus esfuerzos en agasajar a sus hijos de una forma irrespetuosa.
También mi inglés me ha jugado malas pasadas con maestros y padres, especialmente desde aquella reunión donde al salir le comenté algo a mi esposa anteponiendo el “bichi” con el que a veces la nombro. Pero el “Bichi” sonó para la profesora y todos los padres presentes como un calificativo hacia la docente, o sea “bitchy” o sea conchuda.
El deporte de los niños también podría ser un lugar de encuentros sociales, se pasan muchas horas mirando entrenamientos y partidos, pero no, hasta ahora no he encontrado personas con las que sienta la necesidad de un encuentro fuera del ámbito y lo que es más triste es que ellos consideran lo mismo para conmigo. Es que no genero en la gente la ansiedad de un encuentro posterior, desde chico me pasa y se ve que mucho no me ha importado.
Después de ocho años en Avon, Connecticut , puedo afirmar que no tengo un solo amigo en la ciudad, cero, como el culo de un vaso. Ojo, tengo varios buenos amigos en ciudades cercanas como Bloomfield, West Hartford y Simbsbury y varios en New York y hasta en Virginia y Miami, pero en Avon, no one!

Y todo culpa de la ausencia de veredas. 

Cruz J. Saubidet®

septiembre 19, 2016

UNA COSA LLEVA A LA OTRA...Y A LA OTRA...Y A LA OTRA

En 2008 escribí una novelita muy simple y poco ambiciosa (pero simpática).
Como me gustó la publiqué aunque no tuve el desenfado de promocionarla mucho. Algunas copias andan por Argentina, otras por USA y unas pocas en mi poder.
La cosa es que viene bastante al caso con lo que está pasando hoy en mi querido país y ahora sí me interesa que la gente la lea.

La versión sin corregir está aquí: http://experimentosoc.blogspot.com/



Si tienen ganas de COMPARTIR, a mí me vendría al pelo y ustedes podrán sentir la satisfacción de mi agradecimiento.

agosto 24, 2016

La Romi se la banca - Primera Parte

Un día apareció por la estancia un cura de esos que giran por los campos tratando de cristianizar con bautismos al por mayor, casamientos innecesarios y extremaunciones tardías.
Luego de la misa celebrada en el galpón el sacerdote juntó a las parejas no consagradas en matrimonio y cometió el grave error de hablar antes con los hombres, siempre más propensos a la aceptación que las mujeres. Rodrigo, aceptó casarse con La Romi; no era algo que deseara con desesperación pero tener a su lado a la más linda de la zona era interesante y si el hijo que estaba a punto de nacer le pertenecía, él quería hacerse cargo.
Luego, el sacerdote habló con las mujeres que acataron la decisión de sus hombres, pero La Romi en ese momento estaba conversando con una amiga y no se preocupó de entender la situación ni las consecuencias.
Al rato el cura armó todos sus petates para la celebración. Rodrigo llamó a La Romi y la chica se acercó sin dejar de conversar.
-¿Qué querés, Rodrigo?
-Nada, Romi, vení que el cura dice que nos va a casar.
-¡Estás loco,  vos! Yo no me quiero casar.
-Dale,  Romi, si no el cura se pone como loco.
-Que se ponga loco, yo no me voy a casar porque el cura me pida.
-¡Pero el nene es mío!
-Más vale, ¿Qué te pensás que soy yo?
-Entonces tenemos que casarnos.
-¡Casate vos si querés, yo no me voy a casar!
-¿Pero, no me queré Romi?
-Más o menos, yo me quedo con el tío y los abuelos.
-Entonce andá vo y decile al cura que no queré.
-Si vos le dijiste que te querías casar andá vos a decirle al cura que yo no quiero.
-¡Cámo so,  Romi! ¡Después no me andes pidiendo plata para el nene, eh!
-Bueno, pero vos no me pidas de verlo entonces.
Ignorando a Rodrigo, la Romi siguió conversando con su amiga como si nada hubiera pasado.

Las amigas de La Romi estaban amancebadas con muchachos de la zona y tenían algún hijo a cuestas. Ella continuaba virgen a los quince años por una única razón: no le interesaba el sexo. Sus amigas se lo describían como algo que “había que hacer para dejar tranquilos a los muchachos” pero que para ellas no significaba gran cosa. Ante esa expectativa, La Romi se mostraba desinteresada. Hasta que llegó una prima del pueblo de visita y le relató sus juegos con lujo de detalles. La Romi registró cada movimiento que le describía su parienta y decidió llevarlos a la práctica.
Rodrigo vivía en una pieza junto al galpón, se había mudado ahí luego de que su mujer se fuera de la casita del monte harta de tanta soledad. Él la dejó partir, no tenía nada mejor que ofrecerle y, al quedar solo, se instaló con sus pocas pertenencias en una pieza con cocina atrás del galpón.
Rodrigo es un ser primitivo, habla muy mal, es bruto y no mide las consecuencias de sus actos durante el trabajo. De vez en cuando resulta herido por caídas del caballo, topetazos de vacas o toros o algún corte con alambres. El capataz le exigía más cuidado pero no había caso, al final, lo elegía para las tareas menos riesgosas, no porque fuese incapaz, en realidad era muy buen empleado, pero prefería mantenerlo sano que estropeado.
Rodrigo era tímido con las mujeres, nadie entendía como había conseguido a su primera esposa, él nunca lo explicaba. La Romi lo eligió una noche durante un asado, no se dirigieron la palabra y cada vez que ella lo miraba, el muchacho bajaba la cabeza o tomaba un trago de vino fresco de la jarra.
La Romi lo eligió porque Rodrigo le parecía lindo, y es un lindo muchacho, quizás un poco desprolijo, pero mide un metro setenta y cinco, es flaco y, aunque esquivos, sus ojos son bonitos. También influyó el nombre, llamarse igual que su artista favorito era un importante punto a favor del muchacho.

A Segunda parte




La Romi se la banca - Segunda parte

A Primera parte

La Romi quería “terminar”, esa palabra era la que había remarcado su prima, esa palabra estaba cargada de satisfacción, de goce y ansiedad. Terminar significaba algo que   la Romi no podía imaginar, pero ella lo conseguiría, tenía el método, había elegido el hombre, ahora necesitaba la mejor táctica de acercamiento.
Para eso estaban las amigas, ellas prepararían todo, faltaba decidir el día y la hora y entre todas decidieron que lo mejor sería un domingo a la nochecita, en la pieza de Rodrigo.
Una de las amigas habló con Rodrigo y le planteó los términos: Debía estar bañado y afeitado; la pieza impecable, la cama limpia y él dispuesto a hacer todo lo que La Romi pidiera. Aceptó encantado, le gustaba mucho la Romi y aparte llevaba varios meses sin más que autosatisfacción.
La Romi  se acicaló con esmero, se puso un perfume “Avon” y marchó hacia la pieza, decidida, apenas asustada y bastante ansiosa.
La pieza estaba en óptimas condiciones, el piso de cemento bien barrido, la cama bien tendida y Rodrigo realmente muy lindo. Se había puesto un pantalón de vestir azul y una camisa blanca bien planchada, estaba afeitado, peinado con gel y ávido por saber que le depararía la noche.
-Hola, Rodrigo- Dijo La Romi y le dio un beso. Su indumentaria era en un jeans y una remera negra sin mangas y ajustada que marcaba sus pechos abundantes.
Rodrigo cerró la puerta y encendió una lamparita, le ofreció a la invitada un vaso de cerveza bien fresca y continuó en silencio.
-Sacame la remera- Pidió La Romi –Pero despacio- Rodrigo obedeció y acarició la piel de La Romi, deteniéndose en los pezones y apoyando su boca por la zona.
La Romi comenzó a sentir cosquillas agradables pero no quiso acelerar, incluso debió frenar a Rodrigo que se había desprendido el cinturón. Se apoyó frente al hombre y lo abrazó hasta sentir bien su dureza, después le dio un beso en la boca y dejó que las lenguas se cruzaran.
Sin apuro desprendió la camisa y no evitó la tentación de darle besos en el pecho, las manos de Rodrigo jugaban por su cola y ella lo disfrutaba.
Para Rodrigo todo era novedad, nunca había acariciado tanto a una mujer, siempre había primado la carne a las caricias, esto le gustaba, no tenía apuro y La Romi lo había dejado completamente desnudo. Ella también estaba así y la notaba cómoda en su desnudez.
Al ver el tamaño del miembro de Rodrigo La Romi se asustó un poco, suponía dolor cuando ingresara en ella, pero no se iba a echar atrás por eso, estaba decidida y muy acalorada. Recostó a Rodrigo boca arriba y manejó ella todos los movimientos, le dolía, pero le gustaba mucho a pesar del dolor. Además su prima y sus amigas le habían avisado que la primera vez dolía. Así y todo no fue tanto el dolor, ella manejaba los movimientos mientras Rodrigo sujetaba su pronta eyaculación hasta el límite. Ella subía y bajaba despacio, sin apuro, pues no suponía que el muchacho estaba casi en el orgasmo, sintió latidos en su interior y vio que los ojos de Rodrigo se cerraban, ella subía y bajaba mientras notaba que la dureza se volvía laxitud en su interior.
-¿Ya terminaste? Preguntó la Romi con cierto desencanto.
-Si Romi, no daba más y vos no parabas de moverte.
-Pero yo no, Rodrigo, así no vale, si vos te divertís yo quiero también, dale levantá eso de nuevo.
-Pará Romi, dejame descansar un ratito, ¿Te pensás que soy una máquina?
-Dale Rodri, vamos mi amor, apurate que quiero tenerla adentro otra vez.
Quizás el “mi amor” o la voz de La Romi, o los movimientos y caricias que le regaló al muchacho, produjeron la reacción esperada por La Romi, que besó en la boca a Rodrigo en cuanto notó que volvía a endurecerse. Al ratito, Rodrigo había desaparecido, era ella lo importante, y su placer. Arañó la espalda de Rodrigo, pellizcó su cola mientras lo atraía hasta el fondo de su cuerpo, -quedate quieto, más adentro, movete más, no te muevas, rápido, movete rápido- llegó la calma de su cuerpo aunque la sensibilidad en su entrepierna le prodigaba nuevos placeres, Rodrigo no había terminado y seguía entrando y saliendo. La Romi lo empujó hasta sacárselo de encima, lo acostó boca arriba y se subió sobre él.
-Aguantá hasta que te diga, mi amor.
Rodrigo no dijo nada y la dejó hacer, La Romi mandaba y se movía en función de sus recovecos, buscaba nuevas cosquillas, terminar otra vez, lo veía cerca y finalmente llegó.
-¡Ahora sí! Le dijo a Rodrigo que esperaba la autorización de desconcentrarse. Por primera vez en su vida sintió y saboreó el terminar de a dos, La Romi también sintió que el orgasmo de Rodrigo aumentaba la fuerza del suyo. Después se recostó sobre el pecho del hombre y descansó. Se quedaron dormidos. A las dos de la mañana La Romi abrió los ojos, se levantó y miró al hombre desnudo, le gustó mucho. Tanto que lo despertó en busca de un tercer encuentro. La Romi se vistió y a paso lento regresó a su casa, sentía ardor entre las piernas y un gran cansancio, pero nada de eso pudo borrar su sonrisa.

La Romi se la banca - Epílogo

A Segunda parte

A partir de ese momento, Rodrigo y La Romi se encontraban y practicaban el sexo casi a diario. Se transformaron en personas desinhibidas y buscaban nuevas formas de hacerlo. Los orgasmos de La Romi eran cada vez más fuertes y Rodrigo lograba demorar cada día un poco más. Eran amigos que se divertían el uno con el otro, más que brindarse placer lo obtenían a través del otro y ese egoísmo los mantenía a salvo de sentimientos angustiantes.
Por lógica, juventud y desprotección, luego de cuatro meses La Romi mostraba una pancita redonda, chiquita aún, que acrecentaba su belleza. Rodrigo estaba encantado con los cambios en el cuerpo de su chica y su entusiasmo a la hora del sexo se incrementó. La Romi también disfrutaba más de las sesiones, en un primer momento le preocupó traer un hijo al mundo, pero su tío Amancio la había tranquilizado prometiéndole que ni a ella ni al bebé les faltaría nada, pero que la próxima vez se cuidara mejor.
La Romi prometió cuidarse de ahí en adelante y la vida siguió normalmente para ella, su familia y Rodrigo.
Rodrigo suponía que debía hacer algo con la situación, pero como la Romi no mostraba interés de instalarse a su lado, dejó que el tiempo decidiera. Los encuentros y los disfrutes siguieron hasta la llegada del cura.
Luego de rechazar La Romi la propuesta de Rodrigo, y delante de todo el mundo, el muchacho se sintió un poco defraudado. Algo no estaba como siempre, La Romi estaba muy lejos a pesar de tenerla cada vez que quisiera, quizás estaba enamorado.
Esa noche La Romi caminaba desnuda por la pieza de Rodrigo, sus pechos se habían agrandado mucho y su barriga permitía unas pocas poses, pero nada impedía todavía la fusión de los cuerpos. Pero Rodrigo la rechazó, con pocas palabras le pidió que se fuera, y la Romi se fue, enojada y decidida a no volver hasta que Rodrigo se lo pidiese.
Pero Rodrigo nunca se lo pidió, incluso se fue a trabajar a una estancia cercana.
La Griguita, (así le siguen diciendo) nació sin problemas y todo era fiesta en la casa. La madre se ocupaba de que no le faltara nada y el tío Amancio proveía lo necesario, aunque toda la familia estaba pendiente de la nueva integrante.
Dos meses después apareció Rodrigo, quería conocer a su hija y volver a ver a la madre. Trajo algunos regalos y un sobre con unos pesos para pañales y esas cosas que hacen falta. Pasó el día entero bajo la galería junto a su hija; La Romi le cebó mate y lo miró con cariño.
Al final de la tarde, antes de irse, hizo la propuesta.
-Vengansé conmigo, Romi, me dieron una casita linda, hay varios vecinos, está en el casco de la estancia.
-Ya te dije que no, Rodrigo.
-Pero Romi, yo soy el papá de la nenita, tiene que estar conmigo.
-La podés ver todo lo que quieras, sos el papá, pero no sos el dueño ni de La Romi ni de La Gringuita, que eso te quede claro.
-Ya sé Romi, ¡mirá si voy a ser el dueño!, pero yo te quiero a vo y a la nenita también.
-Yo también te quiero, pero no como un novio o un marido, vos sos mi amigo.
-¿Entonces no vení?
-Ya te dije que no, vos podes venir cuando quieras, hasta capaz te visitemos cuando vayamos de la Rosita, pero yo no me voy a casar ni con vos ni con nadie, al menos hasta que tenga treinta años.
-Bueno Romi, me voy a ir yendo, un día de esto vuelvo.
La Romi acompañó a Rodrigo hasta el camino donde había estacionado su Ford Falcon 71, en cuanto la oscuridad los cubrió abrazó a su amigo y lo llenó de besos, le desprendió el pantalón, lo hizo acostar sobre el pasto y lo cabalgó hasta acabar, aunque lo hizo salir antes de su final pues le había prometido al tío que no quedaría embarazada de nuevo.
Rodrigo se fue desconcertado, La Romi lo rechazaba pero lo quería y lo extrañaba. Quizás con el tiempo... aunque con La Romi nunca se sabía.
La Gringuita ayer cumplió seis años, ya empezó la escuela. La Romi trabaja en el escritorio de la estancia, maneja bastante bien los papeles y gana un buen sueldo. El año pasado invitaron al tío Amancio a la playa, al hotel del sindicato. No saben si la pasó bien o mal, aunque lo notaron un poco incómodo con el traje de baño floreado que le regalaron antes de salir.
Rodrigo sigue en la estancia vecina, hace unos meses se juntó con una chica del pueblo, tal vez le dure. Todas las semanas ve a su hija, ella lo sigue a todos lados y le dice papi. Desde hace dos años que no tiene sexo con La Romi, él lo decidió porque cuando volvía a su casa lloraba un ratito y no le gustaba.
La Romi tiene veintidós, faltan ocho años piensa a veces Rodrigo....

Cruz J. Saubidet®







abril 04, 2016

La mentira de la masculinidad musical y otras yerbas (Cada vez menos objetivo)

Todo se achica o agranda según el entorno y el momento. Hay días en los que todo lo que cuatro días atrás me importaba y enojaba, me parece una huevada. Creo que se llama “enfoque de prioridades” o al menos es el nombre que yo usaría de ser psicólogo, sociólogo o barman. Pero hoy no es uno de esos días y continuo pensando nimiedades.
Puedo pensar en muchas cosas pendientes que deberían ocupar mi cabeza, llamémosle preparar los impuestos del 2015, refinanciar la hipoteca, pagar el teléfono, terminar mi novela, preparar mis clases. Podría preocuparme por cómo estarán mis hijos en la escuela, si se mojaron al bajar del bus o si el almuerzo les será suficiente. En realidad siempre estoy preocupado por esas cosas y ahora también, pero son esas preocupaciones permanentes que ya forman parte de mi personalidad. Los hijos te obligan a vivir aterrorizado 24/7 pero eso es otro tema que debería tratar en terapia si hiciera alguna, eso y el temita de Richard Tyson o mi desinterés por los negocios o el desperdicio de mi capacidad psíquica o como usar el don de calcular un litro de agua a ojo nomás.
Puedo enojarme con lo del #panamapapers, pero la verdad es que no me sorprende y como vengo diciendo hace rato lo del contrabando de autos fue suficiente para desconfiar del presidente.
Algo que tiene ocupada mi mente desde hace unos quince minutos en el tema de la clasificación de muchos argentinos de la sexualidad de acuerdo a la música que se aprecia.
Que Babasónicos es de putos, que Arjona es para minas poco agraciadas, que La Renga es para machotes. Que Maroon5 es de putos, que Jason Mraz es para millennials rellenitas y AC-DC es para machotes. Que Maná es para putos, que Sandro es para señoras gorditas y Motorhead es para machotes.
Otra clasificación podría ser que Sabina es para aburridos, Roxette para divertidos y Pantera es para machotes. Que “Pedro y Pablo” es para aburridos, Calamaro para divertidos y Pappo es para machotes. Que Baglietto es para aburridos, Miranda para divertidos y Almafuerte es para machotes. Que Spinetta es para aburridos, Tan Biónica para divertidos y Los Redondos son para machotes.
Las mentes más avezadas se habrán dado cuenta que apunto hacia la música para “machotes” que sin lugar a dudas necesita una vuelta de tuerca y una aclaración. No existe tal cosa. El rock duro, o pesado, o trash es definitivamente el opuesto a la masculinidad, elemento innecesario si los hay pero que todavía es considerado una “cualidad” en algunos círculos. Veamos: unos tipos en un escenario, con ropa ajustada y de cuero a veces, pelo largo y gritando me parecen lejanos al concepto social de “machote”. Observemos al público fanático, un grupo de muchachos de aspecto similar a los del escenario pero en este caso saltando, chocándose, moviéndose desaforados, cantando y transpirando, me recuerda más a una orgía homosexual que a un grupo de “machotes”
Creo que la música no puede ser un elemento indicador de la masculinidad, cada quien encuentra el estilo que le hace bien y que su espíritu necesita para digerir los malos tragos o para reafirmar los buenos. El arte no debería ser nunca algo ligado a las preferencias sexuales, y si lo estuviera, no debería haber prejuicios que nos limiten el disfrute por ese tema.

La masculinidad no es una cualidad ni un defecto, es un mandato social que ha producido bastante daño en las almas sensibles de este mundo.

marzo 21, 2016

Todo por el bien comun



No me siento con derecho de ser anti K, sin embargo tengo todo el derecho a ser anti-todo. Incluso he criticado a muchos anti-K por lo bien que la estaban pasando estos años. Vivir afuera te limita el poder de crítica despiadada por un lado y por otro te brinda un panorama libre de fanatismos. Si algo no soy, por desgracia, es apasionado. Lo que creo es que siempre hay que criticar a los poderosos, al menos para sacarles esa sensación de impunidad y omnipotencia que suelen tener cuando están en la cima.

Mi profesora de Inglés de segundo, si bien yo no pretendía aprender, al menos podría haber encendido la mecha del entusiasmo por el idioma foráneo. No lo hizo Miss Clarita.
Cristina supo hacer lo que mi maestra fue incapaz, supo generar entusiasmo, incluso en personas inteligentes. Y eso es lo increíble, porque cuando escuchás gente que has respetado mucho en otras épocas defender cosas casi indefendibles, es imprescindible replantearte esas cosas y procurar girarlas hacia otro lado.  He tratado mucho y sigo tratando, no por el gobierno tan corrupto y soberbio que tuvimos sino por los muchos que lo apoyaron y todavía lo defienden.
Supongo que hay lugares que se ganaron y que ya ningún gobierno podrá remover como las AUH y las paritarias; que me parecen imprescindibles para el país y me encantaría que no fueran necesarias pero está comprobado que los empresarios son casi todos medio hijoeputas a la hora de pagar salarios.
Muchas otras cosas siempre me sonaron falsas, especialmente la apertura mental de Cristina y amigos. Se quedaron en el medio en algunos temas o mejor dicho pareciera como que se los regalaron al pueblo pero no a la elite gobernante.
-¿Algún importante miembro del gobierno salió del closet y aprovechó las bondades del matrimonio igualitario?
-¿Hubo personas de estratos sociales bajos en puestos claves dónde empatizar hubiera ayudado mucho? (Milagro Sala y Delia para el gobierno que se fue son, fueron y serán “cabezas” que mientras ayuden servirán y después serán dejados de lado
-¿Se avanzó culturalmente o sólo se puso plata para enfatizar las bondades del gobierno?
-¿Se hizo algo con seriedad o siempre las urgencias de la política y las inauguraciones dejaron todo medio berreta?
-¿No les parece que derrocharon demasiado dinero en ideología?
-¿Se hizo algo para controlar la delincuencia?
-¿Se interesaron por frenar la violencia?
-¿Cambiaron para mejor algo en la educación?
-¿Generaron igualdad? ¿Trataron de cambiar el racismo argentino? ¿Pregonaron con el ejemplo en algo? ¿Mandaron a sus hijos a las escuelas públicas que tanto elogiaban? ¿Se atendieron en los hospitales públicos que inauguraron? ¿Miraron la televisión “cultural” que impusieron? ¿Le creían al periodismo que los entronizaba?
-¿Lucharon contra la corrupción o la transformaron en un mal necesario?

Me pregunto eso y mucho más cada vez que pienso en intelectuales, amigos, buena gente que apoya incondicionalmente a las figuras de Néstor y Cristina. Néstor al menos era agradable pero Cristina suena como una mamá extremadamente hinchapelotas.

No creo en Macri, no me cae bien, pero espero que pueda cambiar un poco la política sacándole ideologías y poniéndole sentido común o mejor dicho enfocarse en el bien común
El bien común no tiene ideología, no es peronista, ni radical, ni católico, ni judío, ni comunista.
El bien común es garantizar justicia y oportunidades más o menos en forma pareja.
El bien común es controlar los abusos de los poderosos y si es necesario mandarlos en cana.
El bien común es respetar y aceptar las diferencias en todos los aspectos.
El bien común es no derrochar ni ostentar.
El bien común es lo que hace a un gobierno bueno o a un gobierno malo, el resto son pelotudeces.

Cruz Saubidet®
*Después de escuchar a Aliverti


marzo 14, 2016

Basic Humor

A mi me hace reír el absurdo, algunos pedos también, en especial si traen consigo el efecto sorpresa.
Yo no soy gracioso, tampoco soy “gaucho” aunque mi historia campesina me familiarice con tal anomalía. Ey, vos que sos gaucho, tocate una milonga. Te toco un blues, después una cumbia, después una balada y por último y detrás de varios vinos una milonga de esas que aprendí por estar. Se aprenden muchas cosas por estar, más allá de no sentir, el cerebro y las necesidades van incorporando elementos del paisaje.
Yo nunca fui gaucho pero puedo hacer varias cosas que hacen los gauchos e incluso tocar milongas. Tampoco he sido carnicero y te puedo cortar un buen asado de una vaca entera, ni contador y te puedo asentar, analizar, balancear y presupuestar el año que viene de tu empresa. Menos he sido costurero y te puedo hacer un zurcido invisible, un ruedo o pegar un botón o diseñar una camisa. O tejer una bufanda si querés.
Jamás fui plomero ni electricista, pero con paciencia te cambio los caños de la cocina y te instalo las luces de sótano.
Pero estaba diciendo que no soy gracioso, eso es terrible para mí porque es una de las pocas cosas (además de la química orgánica) que he tratado y no me ha salido. Para ser gracioso no hay que ser una luz de inteligente, basta con un poco de suspicacia a la hora de determinar el punto en el cuerpo o en el cerebro adonde tocar para causar la risa. Puedo asegurar que ese punto no es la espalda y paro de contar. Podría ser el culo que en este caso es como la continuación carnosa de la espalda y ahí si entendería por qué los pedos me causan risa. Pero no todos los pedos me hacen reír, y casi ninguna espalda por más tatuajes que tenga.
Es muy posible que la falta de práctica sea una de las causas de mi falta de gracia. Después de once años y varios momentos incómodos y casi violentos, he decidido que el humor en inglés no es mi fuerte, más que nada porque la ansiedad que representa la expulsión de un chiste y mi impericia con el idioma me han llevado a ser agresivo por hacerme el gracioso y equivocar un “you don’t like me” por un “I dont like you” o un “Fuck yourself” por un “Behave yourself”
Últimamente, y considerando la profesión de mi cónyuge, me estoy inclinando hacia el humor de gangosos, pero todavía estoy lejos de la perfección. Me dirán discriminador, puede ser pero yo no me ofendo cuando me critican el patinaje de las erres. Antes me divertían los chistes de ciegos y sordos, pero son muy simples a mi edad como los de Jaimito.
Si tuviera que hacer un podio de temas de humor, pondría los pedos primero, los gangosos después y por último aquellos que te hacen reír desconociendo el motivo, siendo absurdos o quizás tan entupidos que superan la barrera de la comprensión más básica tales como “con vaselina no pega pero patina” Debo tener un humor básico, hasta infantil, pero eso es de las pocas cosas que valoro de mi inmadurez.





febrero 22, 2016

Consumismo y democracia


Los años no vienen solos y uno sin quererlo se va poniendo difícil e intransigente. Más bien discutidor o mal llevado, o mejor dicho, anda por la vida con la mala costumbre de preguntarse todo un par de veces antes de creer porque sí. No es algo positivo, diría que ser así te aleja de la felicidad, pero ¿qué puedo hacer? Yoga, diría mi hija; la espiritualidad ayuda mucho, asegura mi esposa; “Hacete culear despacio”, dice otro amigo que no quiero nombrar pero suele darme buenos consejos, no en este caso claro está porque todavía no tengo esas mañas, aunque sin duda yo sería gay si no me gustaran tanto las mujeres, las mujeres y Richard Tyson, el actor de “Seducción de dos lunas” pero eso es otro tema que da para otro escrito.

Como venía diciendo, el mundo está podrido mal, en realidad venía diciendo otras cosas, pero con la introducción nadie podría haber esperado otro comentario. La avaricia, la vanidad, el desamor y la maldad se han apoderado de nuestra tierra desarmando o desplazando los conceptos de felicidad. Conceptos de los que yo adolezco y busco por todos lados.

Como dice el Pepe Mujica, lo que nos hace peores es el consumismo. En eso estoy de acuerdo, señor ex presidente, el consumismo es una mierda que nunca quiere soltarte, y si lo lográs de cierta manera quedás viviendo en un limbo socio-cultural extraño donde hay que tener los huevos de acero. Por ejemplo, te comprás una laptop más o menos linda y el vendedor antes de entregartela te formula una serie de amenazas en forma de ofertas innecesarias como garantías, proteccion anti-spam, fundas ergonómicas y la chingada del cacahuate. ¡Hijos de puta! Yo quería una laptop que anduviera más rápido que la anterior pero en vez de ser más feliz con la nueva, pareciera que estuviera a punto de romperse y que debo cuidarla y pagar por cosas que nunca pensé necesitar. En realidad, tengo una funda en casa, mi compañía de Internet me provee antivirus, la garantía del fabricante debería ser suficiente y de todas maneras vas a tener problemas si algo anda mal. ¡Ladrones hijos de puta!

Te vas a comprar un auto 0Km, vas a gastar tus buenos mangos, pero no es suficiente, para sentirte seguro deberías comprar la garantía de la transmisión y frenos de por vida, el road assistance, la pintura nunca cagada y la posibilidad de siempre conseguir estacionamiento. ¡No, hijos de mil quinientas putas! Yo quiero un auto, si no es suficiente y no te vas a hacer cargo si viene defectuoso, haceme el favor de metértelo en el orto. Disculpe, continua el vendedor, por 300 dólares puede llevar el portaequipajes y la funda de guardabarros. Eso rebalsó el vaso y no lo compré, estaba lindo el Scion Xb, pero se ve que no era para mí.

Ejemplos así se dan con la ropa, las comidas, los viajes, los lavarropas, los colchones, los artistas y las aspiradoras entre muchas cosas. Sin embargo el consumismo también se da en las ideologías y los políticos. Permanentemente consumimos las ideologías de los que nos gobiernan o los que nos quieren gobernar. El poder es un elemento escaso (y por ende deseado) de consumo y la forma de acceder a él presenta muchas aristas, lideradas por la vanidad, seguida por la maldad y un poco más lejos la actitud de mejorar el mundo. Imaginemos por un segundo que el premio a la vanidad política el llegar a ser presidente o gobernador, lugar donde el trabajo nunca se detiene y los sinsabores están a la orden del día. ¿Cuál es el negocio? Debe haber muchos que desconozco, pero si gastaron millones en la campaña seguro que es un negoción. Por un lado el candidato consumió la idea de que ese puesto es imprescindible para su vida; y por otro los votantes consumieron que él es la mejor opción. Por eso, amigos, la democracia es la esencia más pura del consumismo y no hay forma de escaparle.

Consumimos una ideología, otra gran mentira, la única ideología posible es la que permite a la gente vivir mejor y hacer del mundo un lugar más justo. Esas teorías deberían no ser políticas y estar guiadas por el sentido común, aunque en este mundo descontrolado deberíamos buscar filósofos, sociólogos y matemáticos para poder descubrir hasta donde llega la cadena de efectos de cada decisión. Lamentablemente, el mundo ya está hecho un despiole y para acomodarlo habría que barajar y dar de nuevo, cosa imposible que todos sabemos. Por desgracia, también estamos al tanto que no existen soluciones magistrales y por lo tanto nos tendremos que conformar con los parches que vayan poniendo los políticos que nos gobiernen. El tiempo dirá, mientras tanto, no consumir pelotudeces puede ser de ayuda, dicen que la felicidad está por otro lado.

febrero 15, 2016

Los pasos de la pobreza (y de la riqueza) **reloaded**

Yo me creía en el medio, pero Camilo me hizo entender que no era así.  

-Si hablamos de pasos en caída te podría asegurar que yo estoy más cerca del medio. 
-No sé Camilo, mirá que arriba de mí hay mucho. 
-¡Y no te imaginás lo que queda por debajo de mí! 
-Pero... ¿estamos hablando de plata?
-Si, por supuesto. Tu problema es la forma que tenés de medir. Tu error de cálculo está en las escalas. 
-A ver como es eso. 
-A medida que tenés más plata las escalas crecen, a medida que tenés menos plata las escalas decrecen.  
-Explicate mejor. 
-Yo soy pobre, en eso estamos de acuerdo, Cruz. 
-Sí, pero no sos tan pobre, tenés auto, te estás haciendo una casa, te vestís feo pero bien. 
-Pero sigo siendo pobre si comparamos mi auto con el tuyo, mi casa con la tuya. 
-Si. 
-Bueno, ahí vamos, las escalas de tu crecimiento económico son mucho más largas que las mías, si vos ganaras 600 pesos más no significaría demasiado, incluso 600 pesos menos tampoco te afectarían. 
-No demasiado. 
-Entonces mis escalas son distintas, para mí 600 pesos significan la cuota de la mesa y las sillas y la del televisor. Con 600 pesos más podría tener DirecTV y teléfono celular y eso implicaría una escalada importante para mi vida. 
-Aja. 
-Yo ni siquiera estoy arriba entre los pobres, pero los pasos de la pobreza son mucho más pequeños, en mi nivel calculale $500 o 600, pero podemos hacer muchos pasos y llegar a una familia en la que la escala sean $200 y más abajo aun, familias que con $100 se las arreglan 3 días. Incluso tenemos que incluir a los que no tienen nada. De nada a $50 hay un pasito, chico, pero pasito al fin. 
-Te voy entendiendo. Pero así y todo sigo pensando que estoy en el medio. 
-No, tu futuro escalón serán $2500, el siguiente ya sería $4000 y el que viene $10000 y después $20000, etc. Entendés que los escalones hacia arriba son mucho menos que los hacia abajo. 
-Mirado así creo entenderlo. Aunque supongo que ni los economistas sabrán con certeza cual es la media económica, no obstante, tu teoría me suena mejor que las de Cavallo, Lavagna, Kicillof, Prat-Gay, Lopez Murphy, Runsfeld o Keynes, etc. 
-Mirá Cruz que yo vengo subiendo desde cero y ya pasé los 50 años, he dado muchos pasos y casi siempre hacia arriba. 

Cruz Joaquín Saubidet®

enero 25, 2016

La vida es simple

Dicen que lo vieron por el barrio, yo no creo que ande a las vueltas después de lo que dicen que hizo. Pero Juancho asegura que le vino a comprar unos Parisienes y un Fantoche triple glaseado. Sería muy de él. ¡Andá a saber si es cierto! No pasaron ni dos semanas. Claro que nunca salió del barrio, ojo, eso dicen algunos que aseguran conocerlo, pero una vez anduvimos por Capital y él conocía hasta dónde era mas fácil estacionar. Eso da por tierra la teoría sobre su apego e inmovilidad barrial. Tampoco es que quedarte siempre en un lugar te transforme en héroe. Yo creo que hace falta un poco más. Podría decirse que éramos cercanos, con respeto mutuo siempre. Amigos, para los de afuera puede haber parecido ya que lo ayudé en la mudanza y le presté la moto o el auto varias veces, pero todos saben que yo no tengo amigos. No es que no quiera tenerlos, pero debe haber algo en mí que genera desconfianza o intranquilidad. Pero no voy a escribir sobre mí, el tema en cuestión es él, Ramón de los Ángeles Uruinaga, o Moncho para los amigos, o Mochito para la familia o Macoco para las putas del puerto o Angelito para la Josefina, que aseguraba ser su novia desde el dos mil cuatro a pesar que nunca compartieron casa ni una noche completa. Para mí siempre fue Ramón, compañero del secundario en el comercial y amigo de la cancha los sábados con las cervezas correspondientes posteriores a la victoria o derrota de nuestro equipo. Desde hace veinte años que me voy y vuelvo al barrio de a ciclos, y cambian los negocios, los dirigentes del club, el cura, los colores de las casas, las putas se jubilan, los trapitos se hacen viejos y cambian de rubro, muchos se mueren y varios nacen, pero Ramón siempre está. Siempre acelerado haciendo cosas que nadie comprende para personas que no se lo piden. Hablando con unos y otros, vendiendo bicicletas, motos, lanchas y autos viejos que en el barrio parecen cero kilómetro y mudándose seguido, aunque siempre cerca. Yo tengo mis negocios que algunos conocen y muchos critican, Ramón nunca hizo comentarios al respecto pero tampoco quiso participar a pesar de haberlo invitado más de una vez es una movida de magnitud. “Todo bien”, me aseguraba, “pero yo soy de otro palo, papi, vos sabés que la plata me importa poco” Tan poco no le importaba, debo admitir que nunca tuvo demasiada ambición pero también es cierto que nunca lo vi seco. Lo de Ramón siempre fue la política, chiquitita, casi intrascendente pero con la conciencia y comodidad de formar parte del eslabón mas chico de la cadena. Tenía su gente, su piecita de reuniones con posters de Perón y Evita, otrora Menem ahora Néstor y Cristina y el que venga en el futuro. Siempre peronista y dispuesto a apoyar al pagador del alquiler de la unidad básica y su salario siempre con titulo distinto. Nunca jodió a nadie, tampoco fue de gran ayuda pero a veces su voz llegaba a algún concejal o hasta al intendente. Dieciséis años llevaba en el poder el intendente, Ramón me había comentado que ya habían bajado la orden de “bajarlo”, claro que yo pensé que lo bajarían del ejecutivo no que le clavarían tres balas entre los ojos. Igual era mal tipo, nunca fue fácil negociar con la intendencia y hasta yo pensé en asustarlo más de una vez, pero la balanza siempre favoreció al jefe comunal y negocios son negocios. El tema es que hace doce días, una semana después de las elecciones en las que nos hicimos de un nuevo intendente, a quince días del traspaso de mando, nuestro benemérito intendente apareció “fiambre” en la puerta de la intendencia y todas las pruebas apuntan a Ramón que está desaparecido desde entonces. Yo creo que ya va a aparecer y si lo encierran voy a ser el primero en llevarle Parisienes y Fantoches glaseados al penal donde lo confinen, seguro que como mucho le clavan un añito. Cruz J. Saubidet®

enero 11, 2016

Sobre los dolores del cuerpo y el alma

Debo padecer lo contrario al Asperger, si las cosas salen como espero que salgan me empiezo a preocupar. Tampoco pataleo demasiado, pero me intranquilizo un poquito, así como cuando me duele una parte del cuerpo por primera vez. Yo tengo una gran memoria de dolores, aunque creo suponer que al igual que Los Ángeles con el Terremoto, yo estoy esperando el gran dolor, ese dónde la opción de morir sea la más agradecida. Esperando, lo que se dice esperando, no. Espero que no llegue, pero uno nunca sabe lo que el cuerpo depara y sigue fumando, comiendo con sal y tomando alcohol. Los cuarentas son por un lado la plenitud en muchos aspectos del ser humano, pero también traen consigo la desaparición del sentido de inmortalidad. Después del cuarto muñeco de nuestra edad (y en mejor estado físico) que vemos caer, comienza una sensación de que quizás un chequeo no sea una mala idea, o largar el pucho o comer sano o empezar a hacer yoga ya como algo extremo. Claro, que para tomar conciencia real quizás necesite de un “sustito” como le llaman los mayores que dan consejos. Entonces comienza el planteo sobre la intensidad del sustito que necesito para cambiar. Ese dolor en el pecho es raro, pero debe ser muscular ya que se intensifica cuando trabo las pectorales. El brazo izquierdo siempre me molestó un poquito así que no puedo confiar en eso como indicador del infarto. También puede ser que mi cuerpo venga soportando infartos recurrentes desde hace quince años, no puede ser, eso era la úlcera pero ya se curó. Ese dolor en el bajo vientre no es definitivamente apendicitis pero puede ser un cáncer estomacal que me va a liquidar pronto. Claro que es el mismo dolor que tuve el año pasado y que luego de chequeos computarizados de pecho, estomago, vejiga llena y después vacía, exámenes de sangre, orina y hasta materia fecal el Doctor Jaremko confirmó su primera teoría: veinticinco porciento muscular y el resto de la azotea. Y puede ser, la terraza se me debilita para la época de las fiestas y el cuerpo somatiza con dolores extraños nuevos y viejos. Pero el tema de la muerte ronda mucho más que antes, tal vez a los cincuenta desaparezca o es posible que vaya ganando naturalidad. Ya veré, si llego a la quinta década. La única cagada de morir tan pronto es no haber hecho algo realmente groso, me dirán que los hijos, la familia, los amigos; es verdad, pero ustedes entienden, haber logrado algo por encima del común de la gente, algo que me trascienda de una buena forma, un escrito maravilloso por ejemplo. También puede ser que quiera saltar “más alto que el culo” y que mi destino sea el de un tipo normal con ansias de escapar de eso, un poco triste aunque realista. Lo que sí puedo dar por realizado es haber sentido el amor más grande posible que es por los mis hijos, eso sí, y he compartido muchísimo tiempo con ellos. Eso es algo que debería llenar mi espíritu, pero no, queselevacer, soy difícil de complacer. El otro día miré la película “The book of life” y creo haber entendido que la belleza o no de la muerte depende de un sólo factor: ser recordado. No me quedó claro si aquellos que son recordados por cosas espantosas también pasan una muerte llena de alegría, pero debe ser así porque el infierno era la tierra de los olvidados. Entonces me agarró terror de ser olvidado y me puse a escribir huevadas, que aunque de pobre factura al menos son muchas. Si me van a olvidar al menos que se demoren.

enero 04, 2016

Pa mi hijo algunos des consejos

Cuando uno siempre se está yendo corre el riesgo de cruzarse y encariñarse con otros que están el la misma.



Año bisagra el 2015, no para mí que poco he cambiado o mejorado o empeorado.

Año bisagra el 2015, más feo que lindo para el mundo.
Año bisagra el 2015, en donde casi cada día los diarios nos dieron motivos de preocupación.
Año bisagra el 2015, año de mucha muerte y locuras.
Año que pasó rápido el 2015, aunque el tiempo es relativo y la memoria descarta algunas tardes tediosas e interminables.

Nada importa demasiado, mijo, si no mire como a pesar de todo las cosas siguen su marcha. ¿Nunca le pasó encontrarse con personas a las que diez años atrás las consideraba desahuciadas? Bueno, mijo, así es el mundo, siglos y siglos de gente que aguanta hasta lo inimaginable, repleto de injusticias y personas de mierda, si, mijo, personas de mierda va a haber siempre, no seamos ingenuos, y fíjese, mijo, muchos que parecían buenos después la historia  termina condenándolos, ¿Por qué, mijo? Por hijoeputas, no se imagina la libertad de acción que se obtiene cuando las personas confían de su bondad. ¿Ejemplos quiere, mijo? Después le digo, porque todavía todo está muy fresco, o sea muy caliente que es casi lo mismo.
El mundo está global, mijo, antes era más fácil lidiar con la información porque llegaba tardísimo y entonces no teníamos la posibilidad de vivir las novedades. Ahora uno se siente hasta responsable de lo que pasa, no importa la distancia. ¿Se acuerda de las Torres Gemelas, mijo? Vimos todo en vivo, incluso en el corto tiempo de las acciones pudimos descubrir que siempre puede venir algo peor.
Pero la gente aguanta, mijo, a veces silenciosa a veces haciendo lío como dice el Papa. Aguanta el dolor, el frío, el hambre, las perdidas, las ausencias, la soledad, los desconciertos, quizá lo que menos aguanta es la falta de esperanza, pero también aguanta eso. ¿Tuvo hambre alguna vez, mijo? ¿Tuvo miedo alguna vez? ¿Perdió mucha gente en su vida? ¿Tuvo frío mezclado con sueño? 


Yo siempre traté de evitarle esas cosas, pero no siempre se pudo, usted sabrá perdonarme o entenderme, mijo. ¡No sabe lo difícil que es aconsejar! ¡No se imagina lo complicado que fue ponerme en su lugar en sus años jóvenes! Yo siempre traté que usted pensara por su cuenta, se acuerda de esas charlas donde yo quedaba como el malo, el escéptico, el pisabrotes como usted me decía, ¿se acuerda, mijo? Yo no quería pisar esos brotes, sólo trataba de asegurarme de que esos brotes fueran realmente suyos. ¡Cómo se enojaba! No está mal seguir a líderes, lo terrible es perdonarles todo y permitirles que nos roben nuestros pensamientos o peor aun, permitirnos adueñarnos de los pensamientos de ellos. Eso sí, usted tenía razón, mijo, pensando como yo pienso no se puede ser feliz, claro que usted no entiende todavía que su felicidad es lo que me hace feliz. Es peligroso seguir a líderes, mijo. Me dirá que siempre hubo líderes, y claro que sí, la anarquía es una utopía hasta en los niveles más pequeños. Los líderes supuestamente son los representantes de los intereses comunes de sus seguidores, pero entiéndame, mijo, que es imposible compartir todas las ideas de otra persona. No se puede coincidir en todo y ahí está la habilidad del líder para hacerle creer a sus seguidores que ellos son las mentes importantes y el rebaño no tanto. Recuerde que los malos están en fila y los buenos desorganizados.
Yo no le voy a aconsejar que trabaje incansablemente, ni que con la bondad se logran todos los objetivos, ni que el amor todo lo cura, esas son frases de Facebook; lo que le puedo aconsejar, mijo, es que sea una persona austera, que siempre recuerde que la comodidad no es mala pero los lujos no llenas vacíos y, si generan algo parecido a la felicidad es demasiado efímero para que valga la pena.
Es lo que yo pienso, mijo, igual nunca me ha hecho mucho caso y yo lo acepto porque debe saber que mi teoría de no perdonar pierde validez con usted.
Cruz Saubidet®
Invierno USA 2015