diciembre 25, 2008

Solo un Detalle

¿A quién le importan los detalles? A mí, muy poco, aunque si consideramos como tales actitudes simpáticas o cariñosas, debo admitir que a veces me deleitan sus caricias.
Creo que el mes de diciembre debería llamarse el “mes de los detalles”. Todo el mundo anda regalando “detalles” a diestra y siniestra en forma de tarjetas con detalles auspiciosos, llamados telefónicos con detalles festivos, alguna que otra carta con “detalles” artesanales o simples emails con “detalles” recordatorios.
Mucha gente de estos lugares, tiene el “detalle” de enviar una postal navideña o de fin de año con una (o dos) fotografías de la familia unida y feliz. Esta arraigada costumbre tiene muchos detractores, entre los que me encuentro, aunque en mi caso sin una refutación válida, simplemente no me gusta. Otros censuradores de tal hábito son las personas que no tienen una familia pero desean tenerla, y ven en tales postales una actitud egoísta y ostentosa del remitente, suponiendo que su único deseo es refregarle en la cara sus logros personales. Muchos de mis alumnos apoyaban dicha postura, en consecuencia, les hice jurar que cuando tuvieran una familia no lo harían.
Como ahora vivo en el campo, la invasión de vidrieras, santaclauses y musiquitas me afectan mucho menos que años anteriores, donde Manhattan vomitaba “Christmas” hacia los cuatro puntos cardinales. Sin embargo, por estos barrios las personas se dedican a decorar sus casas con miles de luces, muñecos y unos pobres ciervitos de alambre y luces que mueven sus cabezas hacia los lados. Yo pienso en lo cara que les va a venir la cuenta de electricidad y sufro por ellos.
Este año que se extingue se lleva consigo pedazos interesantes de mí, que no tendré el “detalle”de contarles porque sigo siendo mala persona.
Sin embargo, durante este año he conocido a buenas personas a quienes les he caído en gracia a pesar de mis pocos esfuerzos. Esos individuos se portaron bien conmigo y hasta me hicieron creer que yo era un tipo inteligente e interesante. Es verdad que ellos suelen abusar de las drogas y el alcohol, pero yo no busco gente sana, para eso tengo a mi familia. Y no creo que el uso de hierbas prohibidas produzca daños irreparables en las cabezas, ni que las pupilas dilatadas sean síntomas nocivos al entendimiento y comprensión de la realidad.
Como sea, mi “detalle modelo 2008” fue la aceptación de las personas. Haber vencido barreras y prejuicios de muchos tipos, hasta el punto de tolerar la estupidez si esta al menos es graciosa.
Como estas fiestas se prestan para el repaso, he decidido elaborar una entrega simbólica de premios CJS.
Personajes del año:
1- Amparo (durante el 2008 demostró adaptabilidad, independencia, inteligencia y alegría)
2- Silvina que me aguantó (y este año fui especialmente difícil)
3- Barack Obama. además de todo, escribe lindo. Ya lo criticaré cuando asuma.
4- Baby boom 2008/2009 ¡Que manera de engendrar criaturas!
5- Roberto Bolaño (qepd) un maestro de la fabulación y ante todo: el orden.
6- Fabián Rossini. Sin palabras, un amigo.
7- Las familias amigas que compraron casa.
8- El vino tinto del bueno.
9- Mi parrilla.
10- Bernardo Palombo y su trouppe del Taller latinoamericano. Gente maravillosa.

Podría agregar muchos más, pero un top 10 ya es suficientemente aburrido como para crear los 40 principales, aparte es muy poco interesante, como ver fotos donde no sale uno y encima fingir interés.

En estas fiestas levantaré mi copa pensando sólo en mí, deseándome la capacidad de demostrarle a toda la gente que quiero, que la quiero.

Que la pasen lindo, los abrazo sobre mi corazón un poco nevado, pero con algo de calor para irradiar en caso de necesidad.

Cruz J. Saubidet®

diciembre 09, 2008

sobre los placeres

-No tengo plata, loco, soy pobre.

-Y llorón. No tenés plata para algunas cosas, pero sí para otras.

-Para algunos gustitos si. Pero siempre lo justo, nunca quedo satisfecho del todo.

-Dame un ejemplo.

-El vino.

-Vos sí que sos profundo.

-Nunca dije que fuera profundo. Algunos quieren tener plata para comprarse autos caros, casas, ropa. Yo no, me gustaría tener plata para gastarme mil pesos en una noche de vinos buenos.

-Si vos creciste tomando vino barato en damajuana de cinco litros.

-¡Por eso! la vida viene bien y uno disfruta lo que tiene, pero, un día, alguien te convida un vino de doscientos pesos y todo cambia. A partir de ese día, todos los vinos son una porquería.

-Sos medio pelotudo.

-No. Pelotudo me siento después, cuando empiezo a gastarme doscientos mangos para disfrutar ese vino. Igual, uno cada tanto no es tan grave. Pero tiempo después, probás uno de mil, y la vida cambia otra vez. Calculá que para comprarme uno de esos vinos, tengo que ahorrar seis meses.

-¿Compraste?

-Estuve en el sur trabajando dos meses, viste que allá te cagás de frío pero se gana mucho más. Volví en colectivo en lugar de en avión y no “la puse” todo este tiempo solo para ahorrar guita. Cuando salga de acá, voy a comprarme la botella.

-Vos, estás loco del todo.

-Los placeres, hay que dárselos en vida.

-¿Es tan bueno ese vino?

-Si me acuerdo te traigo un traguito.

-Estás loco, mil mangos en una botella de vino.

-¿Cuánto te costó ese telefonito?

-Cuatrocientos.

-¿Y me decís a mí que estoy loco?

-El teléfono me viene durando bastante más de lo que te durará esa botella.

-Sí, pero la emoción de tenerlo te debe haber durado lo mismo. Al fin de cuentas, tendrá muchos “chiches”, pero para hablar por teléfono con un aparato de treinta te sobraba.

-Puede ser. Ni vos ni yo estamos libres de vicios. Yo, la tecnología; vos, los vinos. Algunos se gastan eso o más en un polvo con una puta cara, otros se lo juegan en el casino o se tiran en un paracaídas. Tenés razón. Los placeres hay que dárselos en vida.

-Más vale, loco. Ahora me voy a tomar mi vino, tengo que aprovechar que voy a estar solo hasta las nueve.

-Nos vemos, no te olvides de traerme un traguito.


Cruz J. Saubidet®