A mi me hace reír
el absurdo, algunos pedos también, en especial si traen consigo el efecto
sorpresa.
Yo no soy
gracioso, tampoco soy “gaucho” aunque mi historia campesina me familiarice con
tal anomalía. Ey, vos que sos gaucho, tocate una milonga. Te toco un blues,
después una cumbia, después una balada y por último y detrás de varios vinos
una milonga de esas que aprendí por estar. Se aprenden muchas cosas por estar,
más allá de no sentir, el cerebro y las necesidades van incorporando elementos
del paisaje.
Yo nunca fui
gaucho pero puedo hacer varias cosas que hacen los gauchos e incluso tocar
milongas. Tampoco he sido carnicero y te puedo cortar un buen asado de una vaca
entera, ni contador y te puedo asentar, analizar, balancear y presupuestar el
año que viene de tu empresa. Menos he sido costurero y te puedo hacer un
zurcido invisible, un ruedo o pegar un botón o diseñar una camisa. O tejer una
bufanda si querés.
Jamás fui plomero
ni electricista, pero con paciencia te cambio los caños de la cocina y te
instalo las luces de sótano.
Pero estaba
diciendo que no soy gracioso, eso es terrible para mí porque es una de las
pocas cosas (además de la química orgánica) que he tratado y no me ha salido.
Para ser gracioso no hay que ser una luz de inteligente, basta con un poco de
suspicacia a la hora de determinar el punto en el cuerpo o en el cerebro adonde
tocar para causar la risa. Puedo asegurar que ese punto no es la espalda y paro
de contar. Podría ser el culo que en este caso es como la continuación carnosa
de la espalda y ahí si entendería por qué los pedos me causan risa. Pero no
todos los pedos me hacen reír, y casi ninguna espalda por más tatuajes que
tenga.
Es muy posible
que la falta de práctica sea una de las causas de mi falta de gracia. Después
de once años y varios momentos incómodos y casi violentos, he decidido que el
humor en inglés no es mi fuerte, más que nada porque la ansiedad que representa
la expulsión de un chiste y mi impericia con el idioma me han llevado a ser
agresivo por hacerme el gracioso y equivocar un “you don’t like me” por un “I
dont like you” o un “Fuck yourself” por un “Behave yourself”
Últimamente, y
considerando la profesión de mi cónyuge, me estoy inclinando hacia el humor de
gangosos, pero todavía estoy lejos de la perfección. Me dirán discriminador,
puede ser pero yo no me ofendo cuando me critican el patinaje de las erres.
Antes me divertían los chistes de ciegos y sordos, pero son muy simples a mi
edad como los de Jaimito.
Si tuviera que
hacer un podio de temas de humor, pondría los pedos primero, los gangosos
después y por último aquellos que te hacen reír desconociendo el motivo, siendo
absurdos o quizás tan entupidos que superan la barrera de la comprensión más
básica tales como “con vaselina no pega pero patina” Debo tener un humor
básico, hasta infantil, pero eso es de las pocas cosas que valoro de mi
inmadurez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario