enero 31, 2006

El invento de la soledad PARTE 3


Instalado en su nuevo mundo, la intención de José intención era, con el tiempo, sustituir todos los elementos ajenos por sus rústicas creaciones.
Una vez a la semana, enganchaba los caballos al carro e iba en busca de vetas con cobre, que apilaba junto a la casa.
Las tareas eran espinosas, se levantaba al alba y se acostaba con la puesta del sol, así y todo le faltaba tiempo. La fundición de cobre resultó mas complicada de lo pensado, su intención era lograr el alambre para reemplazar el existente en los límites de su tierra, pero por el momento solo había obtenido los utensilios de cocina, algunas herramientas de labranza y finos cables con los que generaría su propia electricidad.
La huerta y los animales le proveían buen alimento, e incluso el río le brindaba peces y tardes de meditación junto a la caña.
Pero su objetivo estaba muy lejano todavía, a pesar del aislamiento al que se sometía y las horas que ocupaba en sus inventos. No le alcanzaría la vida para prescindir de elementos foráneos. Muchas de sus herramientas no podían ser de cobre, no lograba la precisión necesaria en pequeños accesorios de sus máquinas y no le era posible crear las aleaciones para guardar suficiente energía, por lo que seguía utilizando su vieja batería.
Lo desvelaba el alambrado perimetral de sus tierras, el alambre de cobre no era demasiado fuerte y si lo engrosaba se tornaba inmanejable. Decidió hacerlo de palo a pique con los troncos de palma, pero era un trabajo muy grande para un solo hombre y las palmas se pudrían velozmente con la humedad. Logró seiscientos metros de palmas juntas clavadas casi un metro bajo tierra, pero desistió. Le quedaban por delante casi ocho mil metros y apenas daba abasto para reparar los troncos podridos.
Debió sembrar trigo, maíz y algodón, esquilar las ovejas, alimentar las aves, cuidar los caballos y los bueyes. El tiempo le rendía cada vez menos y la dedicación al cobre fue decayendo. Uno de sus mejores logros, fue lograr una pasta con el procesamiento de telas de araña y una resina, que luego podía hilar fácilmente y colocarla en el telar. Las telas salían resistentes y livianas.
Pero la contradicción lo agobiaba, era un inventor en busca de la auto supervivencia devenido en granjero parco y solitario incapaz de ser feliz con su nueva vida. Cada vez tenia menos tiempo para inventar y más obligaciones para con el campo, los viajes a la mina se espaciaron a una vez por mes y a pesar de ello, la pila de material crecía en forma acelerada.
En siete años su rebaño constaba de casi 80 ovejas, ya ni contaba las gallinas y los patos, pero eran muchos, había vendido seis vacas pues no pensaba comérselas, sembraba cinco hectáreas de algodón, cinco de maíz y luego cinco de trigo. Cosechaba a mano, pero más de una vez invitó a los vecinos a extraer un poco para ellos porque de lo contrario desperdiciaría injustamente.
Fabricaba harina de trigo con un molino a fuerza de bueyes, hilaba el algodón y con el maíz hacía aceite y alimentaba las aves.
Producía muy por encima de sus necesidades, pero no encontraba la forma de frenar la cadena productiva. Regalaba telas, aceite e incluso harina. A pesar de eso, la gente de la zona le tenía una especie de rechazo o miedo, le decían el loco, y pocos se acercaban por la casa.
Durante el invierno del quinto año decidió volver al cobre y se sumergió dos meses en las pruebas y fundiciones, sus logros fueron escasos. Su depresión fue mayor cuando descubrió que sin su atención, el establecimiento se venía abajo. Tardó más de un mes en poner todo en condiciones y ya no lo dejo decaer.
Cruz J. Saubidet®

(I) (II) (IV)

enero 30, 2006

El invento de la soledad PARTE 2


La relación conyugal de José se transformó en una amistad, resignada su esposa a no poder cambiarlo y él a convencerla de las bondades de su nueva vida. Se divertían más que antes, se contaban sus novedades a diario, pero el amor que los había unido y llevado al altar, había mutado, ya no se necesitaban mucho y cada cual había rehecho su individualidad lo mejor posible.
La economía marchaba bien, algunas patentes seguían generando divisas y de vez en cuando diseñaba algún pedido. Las presentaciones habían cambiado, ya no usaba computadora. Sus diseños eran realizados a mano, así y todo, seguían siendo muy buenos y cotizados. Su esposa trabajaba y se abastecía, por lo que la cuenta del banco crecía rápido debido a la disminución en los retiros.
El telar fue su obra maestra, no era muy grande pero lograba telas de buena calidad. Con ellas comenzó a hacerse la ropa, al principio rústica y recta. Con el tiempo y gracias a su habilidad práctica se fabricó un traje a medida, que sorprendió gratamente a su mujer aunque dudaba que su marido llegara a usarlo algún día.
José seguía estudiando, los metales se convirtieron en la barrera a franquear, necesitaba extraerlos por su cuenta. Ya había probado algunos métodos de fundición con una fragua casera, pero aun faltaba perfeccionarla. Debía elegir un metal con el que trabajar, sus dudas estaban entre el aluminio y el cobre. En el caso del primero se veía obligado a utilizar métodos ya inventados, con el segundo podría probar.
Con la ayuda de su esposa-amiga, investigaron en que lugar del país había mas cobre, hallaron por casualidad una zona de minas abandonadas y supuestamente agotadas. Hacia allí marchó y grata fue la sorpresa al descubrir que quedaba suficiente para sus necesidades. La decisión estaba tomada, se iría lejos con sus cosas para no molestar ni ser molestado.
Luego de meses de gestiones logró comprar cuarenta hectáreas de la ex mina, un terreno casi desértico y sin agua potable. No podría vivir allí por lo que debió invertir en una parcela de treinta hectáreas a varios kilómetros de la mina. La zona era de palmas y cerca de un río, había un aljibe con buena agua y buen pasto, elemento imprescindible si quería vivir de su cerebro y la naturaleza.
Tardó once meses en transformar el lugar en suyo, construyó la casa de troncos de palma y la recubrió con una mezcla de barro, pasto y cal. El ambiente era bastante grande, tendría su taller bajo techo.
Durante el tiempo de preparación regresaba a su casa cada uno o dos meses y volvía con su camioneta cargada de máquinas y materiales imprescindibles.
Compró dos caballos y un carro, once ovejas, un carnero, una vaca con un ternero, veinticinco gallinas y un gallo, catorce patos y una yunta de bueyes.
Cuando todo estuvo listo, vendió la camioneta y se despidió de su esposa aceptando una invitación a cenar en lo que había sido su casa. No hubo lágrimas ni pasiones, solo un “hasta pronto”
Cruz J. Saubidet®

(I) (III) (IV)

El invento de la soledad PARTE 1


El ventilador colgaba del techo, giraba lentamente, estaba construido con madera de palma y cada paleta estaba constituida de tres circunferencias inclinadas en diferentes ángulos.
El mecanismo era sencillo, una serie de engranajes conectados a una cadena dentada, estaba a su vez adosada a una soga de cuya punta pendía una pesa. Para hacerla funcionar solo bastaba subir la pesa hasta el punto más alto de la habitación y luego dejar a la gravedad actuara. Con los años había perfeccionado el invento hasta lograr cuatro horas de viento sin tocar la pesa.
La casa estaba hecha de troncos de palma, no había otro material disponible en aquel paraje norteño y, por otro lado, esa madera tenía una maleabilidad increíble. Partía el tronco al medio con un par de golpes de hacha y, para darle un poco de lustre, bastaba con hacer pequeños cortes inclinados también con el hacha, sobre la parte plana de cada mitad y luego dejar correr el filo paralelo a lo largo del tronco.
José vivía solo desde hacía nueve años. Había tenido una linda casa en la ciudad, un auto del año y una lindísima esposa de piernas interminables y voz suave.
Su trabajo de ingeniero le proporcionaba una digna subsistencia, era diseñador de maquinarias chicas y trabajaba en su casa. Muchas empresas quisieron su exclusividad pero José no quería jefes, prefería ganar menos, a obedecer.
Once años atrás, muchas empresas dejaron de fabricar pues era más lucrativo importar máquinas. El trabajo comenzó a escasear y José se sumergió en sus inventos. Su objetivo era sobrevivir solo con la ayuda de su cerebro y, prescindir de todo elemento que no fuera construido con sus propias manos.
A su esposa le pareció una buena idea al principio, pero comenzó a alarmarse cuando José proveyó a la cocina de una nueva batería fabricada con sus propias manos. Ante las quejas de su esposa empezaron a cocinar por separado, cada uno con sus ollas.
Meses mas tarde, dada la imposibilidad del inventor de generar electricidad por sus propios medios, dejó de utilizar sus herramientas que funcionaban con esa energía, al igual que todos los electrodomésticos del hogar. Ni siquiera prendía las luces. Fue el segundo aviso de alarma de su esposa, que se negaba a andar a oscuras. A esa altura de los hechos, José no utilizaba gas, se había construido un calentador de leña que monopolizaba en el patio a la hora de prepararse las comidas.
José estudiaba sin parar, leía libros de ciencia, quería conocer los secretos de las cosas. “Todo puede inventarse, solo se trata de descubrir la combinación perfecta de materiales” Refrescó sus conocimientos sobre aleaciones metálicas, física, matemática. Aprendió a armar una radio y, aunque no logró fabricarlo, entendió el funcionamiento y la composición de un chip.
Mientras tanto su mujer tuvo un nuevo motivo de alarma, sucedió en el instante en que José llevó a la habitación un nuevo colchón de su fabricación. Parecía sucio, pero era rústico.
Su compañera lo rechazó de manera indeclinable, esto provocó la definitiva ruptura de la pareja.
En realidad pocas veces dormían juntos, incluso hacía un mes que no tenían relaciones. Fue luego de que José le mostró un preservativo fabricado con sus propias manos y de un material de su inventiva. Lógicamente la doña se negó a la prueba. Fue un latigazo duro de superar.
Como mudanza final, con el colchón al hombro, se instaló en forma categórica en el garaje y el estudio, comunicados por una puerta corrediza.
Pasaron los meses y cada vez salía menos de su guarida, solo compraba materias primas, las que manufacturaba en función de sus necesidades. Se hacía su pan, armó una huerta en un pedazo de jardín (lo que le trajo aparejada una nueva discusión con su esposa), compraba pollos, conejos y hasta peces vivos, que él carneaba para alimentarse.
Cruz J. Saubidet®

(II) (III) (IV)

enero 28, 2006

NO ES PARA TANTO


Doblegar un impulso no es problema
Si se procura hacerlo cada tanto
Pero si el deseo reprimido se hace llanto
Se trata del dolor que nos gobierna

Cuando las cosas mas cortas son eternas
Y los recuerdos mejores no pasaron
El correr de los días me ha dejado
Con el rabo entre las piernas

Esas piernas que desandan los caminos
Que me han llevado por tantos lugares
Piden un alto de tanto paisaje
Y me exigen que el último viaje
Sea reencuentro de olvidos y pesares

¿Cómo recontar olvidos olvidados?
Sin traerlos de nuevo a la memoria
¿Y como impedir a la vez que la historia?
Me remueva dolores superados

No lo sé señores, soy humano
Nací para sufrir y lo he cumplido
Seguiré por siempre el recorrido
Hasta que quede de mí, solo pasado

Cruz J. Saubidet

HUMOR + SERIEDAD= buen HUMOR


Desde mis diez años, la seriedad ha caracterizado el aspecto de mi cara y una mueca hacia abajo es el dibujo mas frecuente de mi boca.
A su vez, el humor ha sido mi herramienta predilecta y me ha sacado de más de un embrollo.
Entonces me pregunto: ¿Qué es el humor? ¿Qué lo diferencia de otros medios de comunicación?
No tengo demasiado claro el concepto aún, pero es sin duda la representación comunicativa más gratificante. Es probable que también sea la más difícil de todas, ya que es en el humor, donde el plagio queda a la vista con mayor facilidad. Creo que esa es la principal causa por lo que trato de evitar ese estilo literario. Es muy peligroso no caer en el error de imitar a alguien y una de las peores sensaciones que puede tener alguien que escribe es el comentario: Tenés el estilo de tal o ese chiste o ese estilo lo usó otro.
El problema en cuestión es que el humor es inevitable, está a flor de piel y salta de las formas más extrañas.
Las charlas en general poseen al humor como separador entre conceptos, como respiro impostergable ante tanta seriedad.
Los amigos necesitan del humor pues es la reafirmación de lo bien que lo pasa el uno con el otro.
Los romances abusan del humor en sus comienzos y este se agranda o se achica a la par de la pasión.
Los padres lo utilizan con sus hijos por simple egoísmo, ya que la risa que nos regalan luego de un chiste o unas cosquillas nos llenan el espíritu de felicidad.
Los profesores lo usan como un medio de acercamiento, aunque no siempre da buenos resultados.
Los gobernantes lo utilizan pero no siempre entendemos la gracia, ellos se ve que sí, ya que se ríen a carcajadas.
No tengo que aclarar que el humor está en todos los conceptos de la vida y que el de calidad está muy emparentado con la inteligencia. El humor debe ser rápido, debe calzar como una ficha de rompecabezas en ciertos casos y en otros debe descolocar al interlocutor, dejarlo tecleando como si se le hubiera caído un piano en la cabeza.
El humor debe ser maleable de acuerdo al interlocutor, el que lo utiliza debe poder diferenciar hasta que punto el chiste se transforma en agresión, como así también en que momento nos deja como tontos.
Otro tema que me ha desvelado es la personalización del humor. De alguna manera, una situación o entorno determinada puede generar elementos sutiles, pero estos pierden toda su gracia sacándolos de ahí.
Por eso señores, debo aclarar que todo lo que dije no sirve para nada pues la única realidad del humor es la sonrisa que despierta en los demás, por lo tanto, por más que me esfuerce en catalogarlo una de las cosas que quiero en esta vida es cagarme de risa.

enero 27, 2006

¿Quien saluda? (Diálogos comnigo mismo)


Hace tres minutos que no parpadeo, mi sorpresa ha llegado a límites de esquizofrenia y ni siquiera me atrevo a enojarme. ¿Con quién? ¿Con la computadora?
El artículo estaba tomando una forma simpática y fabulosa, no solo la introducción en la que enunciaba la importancia del qué, el cómo y las ganas en la vida del escritor. Lo comparaba con el alineamiento de los astros en el destino de de los diseñadores de zodíacos. Hablaba de Cortázar y García Márquez como señores que escribieron bien quizá porque tuvieron la capacidad de alinear el qué, el cómo y las ganas una importante cantidad de veces.
De eso estaba escribiendo, y hasta lindo salía. También contaba que hoy me levanté saludador y traté con cordialidad a un desagradable vecino petisito, musulmán y de pollera que para colmo tiene la cara manchada. Eso contaba, como luego de su sorpresa ante mi trato le dije “jouariu” y él, sorprendido movió la cabeza hacia abajo en señal de asentimiento.
-Iba por ahí Saubidet, ¿qué le pasó? De golpe, pum, no estaba más.
-Eso es lo que yo me pregunto, estaba poniendo la ñ con el “alt164” y el gatito del Office aulló, fue un aullido diferente a otros, más extraño fue que saltó de una esquina de la pantalla a la otra en diagonal, ahí aulló de nuevo, ante de desaparecer, llevándose consigo el Word.
-¿Se llevó el Word?
-Sí, el gato de mierda se llevó el Word sin darme tiempo de guardarlo ¿por qué elegí el gatito? Estaba el robot, Merlín el mago, incluso una bolita con patitas o un perrito o el típico clip, pero no, como un “balín”, elegí el gato, me cayó simpático y hasta pensé que me tenía cariño y el muy desagradecido (porque si no fuera por mí él estaría dormido en el disco C) me hace esta maldad.
-Lo que pasa es que usted confía en la tecnología. No importa, siga contando del árabe.
-Yo notaba que no salía de su sorpresa y lo observé un poco asustado, pero yo estaba con un ataque de amabilidad por lo que le dije: “bicarful, is vericold outsaid” el casi enano (digo casi porque su cabeza también es chiquita) se empezó a asustar, pero cuando pronuncié con voz aflautada “nais yaquet” el turco pegó un sacudón y atropelló la puerta del basement en cuanto el ascensor se detuvo.
-No entiendo muy bien, por qué tanta sorpresa del casi enano.
-Es probable que en un pasado no haya sido muy amable con él, pero nunca le pegué.
-Mas vale así, ¿cómo le va a pegar?
-Muchas veces me dieron ganas, el enano no solo es desagradable de aspecto sino que huele feo y desconoce cualquier regla básica de urbanidad.
-No debe ser para tanto. Bueno, ¿cómo siguió su día saludador?
-En cuanto bajé del ascensor me lo crucé al portero, un hombre hozco y antipático, con mi mejor cara le digo: “ jay men, jav a gud dei” Otro sorprendido, aunque me contestó un forzado “iu chu”
-Mire que bien, ¿le dijo “iu chu”?
-Si, yo también me sorprendí. Bueno, salí a la calle, hacía frío y viento. En la esquina estaba el empleado del portero que siempre es muy amable y saludador, pasé junto a él mirando hacia otro lado.
-Eso es una maldad, el muchacho es un pan de Dios.
-Usted sabe lo mismo que yo, solo lo hemos visto trabajando, tal vez sea un violador. No se preocupe, a mí regreso lo saludé. Seguí mi camino y a todas las personas con las que me crucé les dediqué un “jai men” o un “jai guerl” según el género.
-¿Cómo reaccionó la gente?
-En general bien, los americanos me respondieron en un 95%, los orientales un 75% y los latinos un 20%.
-¿Los latinos no saludan? No está generalizando un poco.
-Siempre generalizo, igual usted no me creé, digo que los latinos (más las latinas) sufren una severa timidez que les impide saludarte por más que te cruces todos los días en el ascensor. Pero los latinos que no me respondieron son desconocidos, los vecinos si los saludo responden, si no, no.
-¿A que hora se cansó de saludar?
-A las 8 y cuarto, en cuanto volví a casa y Michel, una colombianita maleducada no me respondió un “como le va niña” mientras su madre saludaba con la cabeza, decidí que mi plan para este día debía ser modificado.
-Y no saludó a nadie más en todo el día.
-Quizas sí, no recuerdo, aunque estuve solo la mayor parte, pero ya dejé de planteármelo como un reto. Eso sí, al enanito nunca más lo saludaré ni le abriré la puerta del ascensor.
-Hace bien, ese es maleducado de jodido nomás, si es religioso un poco de educación debe tener.
-Que se yo, por mí que se vaya a la mierda al igual que los que los tímidos para saludar, los conductores de los talk shows latinos, El bachelor, el indú sorete que se hacía el que no me entendía, Old Navy, NBA Store, el Rockefeller Center y principalmente el gatito saltarín ayudante del Office que hizo desaparecer el escrito original.
-Hasta mañana Saubidet, es tarde.
-Hasta mañana Saubidet
-Hasta mañana, bueh, si no saluda ya sabe donde irse,


Cruz J. Saubidet
Enero 27, 2006

enero 25, 2006

¿HISTORIAS VERDADERAS? (Diálogos conmigo mismo)


Terminé la novela, todavía no me animé a releerla aunque cada capítulo nuevo significó la relectura y corrección de los dos anteriores. En conclusión: escribí más de 400 páginas de las cuales solo quedaron poco más de 190 dignas de la historia.
Como dije días atrás, para un pelagatos terminar una novela significa comenzar la etapa más complicada, hacia allí voy.
Evo Morales ha ocupado bastante mis pensamientos, más por lo que representa que por su persona. Medité sobre los aborígenes, la conquista, en Pizarro y sus hermanos en Perú y Bolivia haciendo más política que guerras y sometiendo al pueblo indígena de una forma demasiado sencilla para ser cierta.
Pensé, no se por qué, en Álvar Nuñez Cabeza de Vaca. Supuse que de haber sido compañero de Pizarro, a ambos les tomarían el pelo en el colegio, aunque más pena me dio Pánfilo de Narváez (Jefe de Álvar), que para colmo lo mataron mientras paseaba por las playas de la Florida a pesar que traficaba con oro y no con drogas.
Pero Álvar zafó aunque estuvo seis años preso en una isla. De alguna manera se escapó y logró regresar a España donde, lejos de descansar, aceptó venirse de adelantado al Río de la Plata. Y se vino, y de culo inquieto nomás descubrió las cataratas del Iguazú que estaban a 1600 kilómetros de su rancho.
“Tarde o temprano terminan en cana” diría cualquier cura de la época, era verdad, muchas veces los adelantados y conquistadores amasaban tales fortunas que se volvían incómodo al rey, pero en el caso de Álvar, el rey se enculó porque se negaba a maltratar y actuar con barbarie para con los indios. Así que tuvo que volver y lo mandaron en cana a África donde debió esperar durante doce años el perdón de su majestad. No quiso festejar, en cuanto regresó lo nombraron no sé que cosa en Sevilla, pero tomó lo hábitos y se metió a un monasterio donde murió pocos años más tarde.
-Le agarró por la historia Saubidet.
-En realidad la evito porque se presta a que te remarquen los errores.
-A mí me pasa con las anécdotas, no las puedo contar con familiares cerca porque aseguran que invento la mitad de lo que digo.
-Doy fe de ello, usted tiende a la exageración y/o la fabulación.
-Podría irse un poco a la mierda y desde allí contarme por que le agarró por la historia.
-Mi concepción de la historia es más o menos como sus anécdotas, suelo creer la mitad.
-Mire usted, tantos escritores han gastado tinta y usted viene y los refuta, así nomás, sin preámbulos y con soberbia.
-Es mi problema, no puedo creer en nada. La historia se basa en documentos, ¿mire si algún chistoso inventó la batalla de Waterloo o la exageró? ¿O la conquista de Australia o la de América?
-Está diciendo boludeces otra vez.
-No es joda, un documento erróneo puede cambiar una gran cantidad de acontecimientos.
-¿Para que piensa en eso?
-Porque pienso. Imagínese cualquier revolución o guerra, si quiere del mes pasado. Por cada enfrentamiento vamos a tener la documentación de dos o más bandos. No tenga dudas que las historias, los motivos y los desenlaces van a ser diferentes. ¿Y entonces? ¿Qué historia cuento?
-Deje de pensar en eso ¿Vio The Bachelor?
-Si, pero no le voy a contar nada. ¿Tiene amigos?
-Creo que sí, aunque no le quiero asegurar nada.
-Bueno, haga la prueba de comentar con ellos algún momento vivido juntos (un campamento por ejemplo). Va a ver que las dos historias jamás van a ser iguales.
-Voy a probar, pero insisto que usted exagera. Yo creo en la historia, San Martín fue un santo, Belgrano un desprendido, Bolívar el mas grande, Martí una rosa blanca, Alejandro un conquistador, Napoleón un petizo corajudo, ...
-¡No siga! Más vale que no le pregunte mucho sobre los que nombró. Me parece que no llegaremos a un acuerdo, usted cree, yo no. Así están las cosas.
-Y Cabeza de Vaca, noté cierta simpatía hacia él.
-Sabe que, en el caso de ser cierta su historia es un personaje singular, incluso escribió el libro “naufragios” donde cuenta muchas cosas.
-¿Mire si los que leen sus novelas piensan que se tratan realmente de usted y que los hechos son ciertos? ¿Mire si el año que viene usted pasa a la historia? Sería una gran mentira.
-A eso me refería, veo que va entendiéndome día tras día, me alegro.
-No creo que deba alegrarse por eso, en el momento que compartamos las ideas se acabarán estos diálogos.
-Tiene razón, mas vale me voy a dormir y mañana nos peleamos de verdad, me parece que hoy lo aburrí.


Cruz Joaquin Saubidet
Enero 24, 2006

enero 18, 2006

Algunos chistes pavos pero efectivos (úselos con moderación)


Ya todo está dicho o al menos pensado, decía un amigo, solo se trata de parar la oreja lo más posible para registrar la mayor cantidad de información. Y le hice caso, fue una pena que centrara mi atención en pequeñeces en lugar de carreras universitarias o investigaciones, pero, hoy día cuento con una serie de frases y chistes que bien merecerían una “antología de la pavada”:
1-"Esposa es aquella amiga y compañera que está siempre a nuestro lado para ayudarnos a resolver los grandes problemas que no tendríamos si no estuviésemos casados".
2-Tengo un grave problema en la oficina. Dice el marido a la esposa. –Mi amor, no digas tengo, di tenemos. –Está bien, entonces la secretaria va a tener un hijo nuestro.
3-"Si un día la mujer que usted ama le es infiel, y usted está pensando en tirarse de una ventana, recuerde: ¡¡¡ Usted tiene cuernos, no alas !!!
4-"Las mujeres son como las traducciones: las buenas no son fieles, y las fieles no son buenas."
5-¿Qué semejanzas hay entre una mujer embarazada, una torta quemada y una cerveza congelada? Que si la hubieses sacado antes, jamás habría ocurrido....
6-Un día llamó una chica a mi casa diciéndome: " Ven a mi casa que no hay nadie". Cuando llegué no había nadie.
7-A mi mujer le gusta mucho hablar conmigo después del sexo. El otro día me llamó a casa desde un hotel.
8-El psiquiatra me dijo un día que yo estaba loco. Yo le dije que quería escuchar una segunda opinión. "De acuerdo, además de loco es usted muy boludo", me dijo.
9-El último deseo de mi padre antes de morir era que me sentara en sus piernas. Lo habían condenado a la silla eléctrica...
10-Cierta vez nació un niño tan feo, que el doctor sugirió: Esperen diez minutos, si no llora es un tumor.
11-Diferencia entre novia, amante esposa: La novia dice ayyy, me duele; la amante dice ayyy, que rico; la esposa dice ayyy, que pintar el techo.
12-Un joven dice al padre, -tengo dos noticias, una mala y una buena. –Dime la buena. –El airbag funciona bárbaro.
13-Dijo una princesa rechazando una copa -El vino me cae mal a las piernas. -¿Se te hinchan? –No, se me abren.
Recopilado por: Cruz J. Saubidet

enero 17, 2006

Sobre chismes e insultos (Diálogos conmigo mismo)


Yo debería escribir el epílogo de mi novela en lugar de seguir haciendo esto, hace una semana que tengo la certeza de haberla finalizado. Solo me resta el remate y me escapo por la tangente. Tengo muchísimas ganas de escribir sobre todo menos el final de la historia que tantos meses de trabajo me ha llevado. Algo me frena, mi furia literaria busca otros caminos. Terminar una novela para un pelagatos como yo significa el comienzo de un periplo más hamacado que un tren diría Sabina. Pero creo que por algo son las cosas y este blog significa la descarga que no me regala la vida cotidiana.
También está la política, el foco que me impulsó a escribir, y sus bemoles, que voy retomando poco a poco. Es distinto desde aquí, el abanico es mayor y, aunque sigo de alguna manera en “mi” Argentina, Latinoamérica se empeña en tomarme de ciudadano. Las aguas suenan agitadas aquí y allá, en el México que mi amigo Pablo me acerca en cada encuentro, en la Venezuela de Gustavo, Vicente y mucha gente del diario, en la Honduras a la que mi amigo Martín quiere volver, en el Perú de Francisco, Rosa y José, en la Colombia de Luz, Jorge, Marcelo y Joseph, en la Nicaragua que Daisy no puede olvidar, en la Bolivia Cruceña del faraón Román, y podría seguir relatando nombres durante un largo rato.
Pero no debo olvidar el humor, allí me vuelvo muy argentino, no un argentino popular lleno de ches y boluuudo, sino un compatriota de esos que supe elegir como amigos y con los que compartí casi toda mi vida.
-Alguien anda extrañando o me parece.
-Ya van dos años, un poco se extraña. Pero viene y se va, no se preocupe, se me pasa durmiendo.
-Está bien si extraña, no es menos hombre por eso.
-Sabe, hablando de eso, hoy me llamaron “mariquita cibernética” y “chismoso intrascendente”.
-¡Uhhhhh! A usted le dijeron eso, que anda desparramando la masculinidad a diestra y siniestra. ¡Ja!
-Debo admitir que puede ser que me haya expresado de manera suave, pero no justificaba los improperios que me prodigó esa supuesta señora.
-Cuénteme, si no le molesta el recuerdo.
-No me molesta, incluso me hace gracia. Todo empezó un mes atrás cuando mi compañero del periódico Vicente escribió una despiadada crítica a Shakira. Por supuesto generó cierto debate en el foro donde se caldearon algunos ánimos pero nada fuera de lo normal.
-¿A usted le gusta Shakira?
-Me gustan algunas canciones, no tengo ningún disco pero canta lindo. Hasta ahí todo normal, pero ayer a la noche, encuentro en el foro un nuevo tena de discusión llamado “Todos los trucos de la "shaki" los describo aqui” y al entrar leo un post de una persona que despotricaba de una manera diría personal contra la cantante.
-Y se enojó, como siempre que la gente habla un poco al pedo.
-Yo no diría enojo, me generó una especie de lástima y, como soy medio huevón, no pude evitar probar el carácter de la doña. Digo doña porque por su manera de escribir me sabe a señora medio gorda que mira los programas de chimentos de los canales latinos.
-Usted es muy malo Saubidet, ¿qué le dijo?
-Nada, solo le pregunté si la cantante le debía plata o si existía una razón lógica para tanta ira. Ah, también lo cité a Dolina y la comparé con los refutadotes de leyendas.
-¿Solo eso?
-Bueno, le tomé el pelo por remarcar que ese post también lo había escrito en el foro de la cantante en UNIVISION.
-Sus comentarios me suenan un poco maracas, discúlpeme que se lo diga.
-Que se yo, un poco puede ser, tal vez fui suave, pero la doña, a pesar que hizo gala de sus oídos sordos para con las críticas a su post, no pudo refrenar el impulso de insultarme. Creo que ahí calculé que no era alguien jóven, escribió “Dios la bendiga” y me hizo acordar a una señora mayor que era fanática de Palito Ortega.
-Se está poniendo malo usted.
-Usted se olvida lo que me dijo esa agresiva señora. De un momento a otro descargó contra mí la carga de ira que le había ofrecido a Shakira. Por otro lado, mi amiga, no logró comprender que Shakira “me nefrega”, lo que me llamaba realmente la atención era la energía que le ponía a la crítica.
-¿Y en que quedó el tema?
-En nada, yo le respondí de la mejor manera posible y quizás mañana tenga alguna novedad.
-Mariquita cibernética, chismoso intrascendente, Ja.
-No se me haga el canchero, me parece que fue usted el que escribió el post.


Cruz Joaquin Saubidet
Enero 17, 2006

enero 16, 2006

Presente presidente (Diálogos conmigo mismo)


Yo tendría que, yo hubiera tenido que, yo quisiera haber, yo hubiera podido si, yo me sentiría mejor si hubiese,....
Pretéritos mezclados con futuros. ¿Y el presente?
El presente es el trecho que andamos antes de llegar a este momento y que va dejando una estela de pasado cargada de recuerdos.
El presente es el futuro que llegó si que le diésemos la bienvenida.
Nada de lo anterior tiene lógica alguna. No sirve y para colmo aburre. ¿Será el presente?
Sepan disculpar, pero mi cabeza anda tumbada y no logro escribir cosas coherentes. Trato, pero salen pavadas indignas, o mejor dicho dignas de mi pluma.
El humor es esquivo en la nostalgia, y recomienda miradas silenciosas.
Procuro pensar en la política y exaltarme con los triunfos de Morales y Bachelet, pero sigo siendo escéptico y desapasionado. Está bien, pero no espero milagros.
-¿Qué pasa hoy Saubidet? Se me quedó callado.
-Así parece, no tengo nada para decir a pesar de las ideas en fila en mi cabeza.
-No se aflija, suele haber baches mentales, algunos importantes como sus últimos 33 años.
-No lo voy a pelear sabe, lo conozco y sé que me está buscando para que salte, lo mande a la mierda o alguna de esas cosas. Hoy no tendrá suerte.
-Me parece que anda con un ataque de cobardía.
-¡Que ataque de cobardía! En todo caso debería tener un ataque de coraje, de esos que atropellan y sientan de culo a cuanto se cruza.
-Diga lo que tenga que decir y también lo que no tenga. ¿De qué se preocupa? No tiene compromisos con nadie
-De los helicópteros.
-¿De qué?
-De esos aparatos que vuelan, les tengo miedo, más aún cuando se quedan inmóviles en el cielo, parece cosa de mandinga.
-No lo entiendo, hablábamos de coraje y me sale con helicópteros.
-Les tengo miedo, para colmo en esta ciudad está lleno, y cuando hay un accidente, manifestaciones o desfiles son insoportables.
-¿Está hablando de los políticos o de los helicópteros?
-No me complique. No quiero hablar de política.
-Por ahí veníamos, no quiere que lo desprecien por sus opiniones, y ganó la doña en Chile nomás.
-Así parece, me alegro por ella, no tanto por sus abandonados pacientes a los que no podrá seguir atendiendo en los consultorios comunitarios.
-Se me está poniendo sarcástico.
-No, de verdad me alegro, más que con Morales en Bolivia.
-Pero...
-No entiendo mucho la pantomima de “primera mujer presidente de Chile”, “Y de izquierda” ¿Qué pasa? Las mujeres no habían igualado a los hombres en sus capacidades. ¿No les juega en contra remarcar tanto el triunfo de Michelle?
-No sea jodido, me parece destacable que por primera vez el pueblo chileno elija a una mujer que guíe sus pasos. No se olvide que siempre gobernaron señores o tipos de mierda; pero nunca minas.
-¡Y a mí que mierda me importa!. Sabe lo que pasa: Si critico a Chile por la brecha de riqueza-pobreza me tildan de comunista; si pondero a Chile por su pujanza y respeto de las leyes me tildan de exagerado y que solo miro la mitad de la realidad. Entonces me callo la boca y me alegro de que crezcan como país democrático.
-¿Le gusta que sea de izquierda?
-No es de izquierda. Parece que ahora el hecho de proteger los derechos de los desvalidos o las masas populares es de izquierda. No es tan así, no todos los empresarios maltratan a sus empleados. Liberalismo económico no necesariamente debe significar destrucción. No voy a negar que los ejemplos en Latinoamérica han dejado mucho que desear, pero fueron ejecutados por gente muy de mierda y muy egoísta y muy hijaemilputa que hizo primar los derechos de las empresas por encima de los de la gente.
-¿Por qué dice que no es de izquierda?
-Porque va a gobernar un país liberal que está manejado por gente de su partido, lo que podrá cambiar quizás es la desigualdad entre ricos y pobres y me parece bien, la estructura macroeconómica de Chile le va a permitir cambiar algunas fallas sociales importantes. Pero, hablando claro, cualquiera que deseé lo mejor para su país, sea de derecha, centro o izquierda: ¿no pretende lo mismo?
-Si, aunque con diferentes medios y distintos conceptos de igualdad y distribución.
-Creo que es todo lo mismo, aunque me alegro del triunfo de la doña, espero le vaya bien.
-¿Ya se va?
-Aja, la cama me espera.

Cruz Joaquin Saubidet
Enero 16, 2006

enero 10, 2006

Sobre Muerte y mujeres (Diálogos conmigo mismo)


La muerte se agazapa, cada tanto, tras las cortinas del vecino. Sabemos que anda cerca, no es el olor ni el temor, es una mezcla de seguridad e incertidumbre, ya que percibimos su vecindad pero como está difusa en la semioscuridad del telón necesitamos pensar que se trata de otra cosa.
La muerte llega pronto, si lo supiéramos a conciencia ocuparíamos nuestro tiempo de cosas importantes y nos cansaríamos más en pos de ser felices. Pero claro, cuando la veamos cerca tal vez el cuerpo ya no nos de la mano necesaria para los requerimientos espirituales.
La muerte tiene la maldita costumbre de encontrarnos en falta con el difunto.
La muerte carece de empatía. ¿Cómo ponernos en el lugar de un muerto?
La muerte le llega pronto a nuestros abuelos, en lo posible al poco tiempo de hacernos amigos, o bien, en medio de un enfriamiento de la relación. ¡Y no le llega nunca a aquellos viejos de mierda que no saludan y demoran media hora en subir o bajar del ascensor!
Nuestro amigo encuentra la muerte sin siquiera habernos contado que la buscaba hacía tiempo. ¿Y si fueron nuestras charlas las que lo terminaron de convencer? Nunca lo sabremos.
La muerte a veces sorprende, y eso duele, lo inesperado, el riesgo que no parecía tal cosa y lo era, el viaje de placer transformado en tragedia, el auto que se subió a la vereda y atropelló a un transeúnte, la anestesia errónea en una operación sencilla, el pozo sin tapa, el golpe en la nuca luego de un tropezón, el disparo de un asaltante pasado de droga, etc. etc. etc.
La vida misma es una parábola donde el temor a la muerte se acerca para luego alejarse en los años de madurez. ¿Dónde está el foco de la parábola? ¿En que momento nuestro concepto de omnipotencia llega a su punto de menor temor a la muerte?
¡Quien lo supiera y me avisara! Creo que estoy todavía en la etapa de perdida de miedo, supongo que el foco se dará en cuanto me diga: Cruz, empezá a cuidarte que querés vivir.
-A la mierda ¡Cómo vinimos hoy!
-No estoy de humor para que me hinche demasiado las bolas.
-Ya me di cuenta, no se preocupe. ¿A que viene todo este tema de la muerte? ¿Está enfermo?
-No creo, o al menos no mucho. Me afectaron algunos acontecimientos informativos, pero establezco como base el hecho de haber soñado con mi abuela.
-Mire usted, que le puedo decir, aleje la muerte de aquí.
-Mejor la alejamos y hablamos de otra cosa. Anoche vi por primera vez(tal vez última) “The bachelor”.
-Ah, el del tipo que se levanta como 25 minas y se las empoma a todas.
-Algo así, el muchacho en cuestión debe elegir entre 13 jóvenes casaderas (originalmente son 25, pero a la media hora debe echar a 12) a la mujer con la que se presentaría ante el altar.
-¡Yo quiero ir! Sabe lo que sería, hay que probar a todas.
-No se haga ilusiones, hay que ser “Handsome & Professional” y usted no es ninguna de las dos cosas. Aparte yanqui, no se olvide que su inglés deja bastante que desear.
-No sea agresivo. Debe haber una versión latina.
-La hubo un año atrás,se llamaba "el príncipe azul" o algo así. También a la inversa, una joven dominicana debía optar entre 25 ¿apuestos? muchachos latinos. Pero no fueron propuestas exitosas .
-¡Usted siempre desprestigiando a la comunidad latina!
-¿Cómo desprestigiar a otra si es a la única que al menos le entiendo lo que habla?
-O sea que critica de ignorante.
-Llámelo como quiera. Pero le aseguro que daba un poquito de vergüenza ajena. La estupidez en otro idioma vaya y pase, pero en español la siento como algo personal.
-¿Tan malo era?
-Definitivamente sí, era horrible, de mal gusto. ¿Por qué las mujeres latinas tienen que “engatecerse” para sentirse bellas?
-¿Engatecerse? ¡Nuevo vocabulario saubideteano!
-Significa mal gusto, exuberancia, aspecto casquivano, rameril, ropa ordinaria y ajustada, etc.
-Se ve que el gusto latino prima esas condiciones sobre otras.
-¿Yo no soy latino acaso? Yo acepto que me atrae cierta exuberancia, pechos prominentes, colas carnosas, pero después hay que decir la frase “mamá te presento a mi novia” y, quizá peco de anticuado o snob, prefiero una mujer bien vestida que una con ropa ajustada y colorinche. Me gusta que la mujer camine con suavidad y de ninguna manera soportaría convivir con una dama gritona.
-Resultó medio “finoli” usted al final. ¡Cómo no le van a gustar esas mujeres!
-Me gustan, claro que sí, pero prefiero las otras. A demás me gusta la mujer inteligente, con cierta cultura y sentido común.
-Está bien, pero en lo profundo de su ser no le gustaría estar ahí, rodeado de bellezas dispuestas a todo por tenerlo entre las piernas.
-Supongo que sí, aunque no se olvide que hay que conversarles también.
-Siempre un tiene “aunque”. “Déjese de joder”
-Vio que tengo razón, ni siquiera en tema mujeres coincidimos, usted siempre “hablemos de minas, hablemos de minas” hoy le cambié la muerte por las minas y tampoco llegamos a un punto de concordancia.
-Mejor así Saubidet. ¿De que escribiríamos entonces?

Cruz Joaquin Saubidet. Enero 10, 2006

enero 07, 2006

La competencia y yo (Diálogos conmigo mismo)


Todo es competencia, competencia atroz y casi siempre desleal. Digo desleal porque no existe la bondad en la competencia, el hecho de competir trae implícita la necesidad que otro sea vencido y por lo tanto menos feliz que uno.
Yo siempre competí, creo creer que es algo ecuánime a todos los humanos, pero suelo cruzarme con personas que parecen no poseer esa necesidad de superar a los demás.
Competir es lo que nos enseñan desde pequeños, “ganes o pierdas, lo importante es competir”. Mentira grande como una casa.
Perder duele más o menos según lo que esté en juego, pero siempre duele, siempre deja ese sabor amargo que solo se combate con un triunfo en la revancha.
-¿En que anda compitiendo ahora Saubidet?
-Estoy en etapa de revanchas y en algunos primeros encuentros.
-¿Se puede saber en qué?
-Para empezar, estoy compitiendo con usted a ser un respondón inteligente, supongo que es una revancha pues no siempre logro satisfacer mis deseos de respuesta.
-Usted sigue loco, dicen que en Salta apareció una virgen nueva y le dio un poder a una mujer que si te toca te desmayás, pero te despertás bastante acomodado.
-Mucho no creo en eso, aparte estoy un poco lejos de Argentina como para visitar a la doña.
-Ver para creer digo yo. Cielo, infierno, purgatorio parecen no ser suficientes.
-Veo que anduvo por Salta o al menos se pasó de Víctor Sueiro.
-¿Por qué me ataca Saubidet? Lo que pasa es que anoche vi “Constantine” y quedé medio meditabundo sabe.
-Debería meditar sobre mejores formas de perder el tiempo.
-Hábleme de la competencia entonces.
-De niño, yo debía competir por alguna caricia.
-¡Se viene la cursilería!
-¡Váyase a cagar! Si me toma el pelo no le cuento.
-Disculpe Cruz, cuente que me va a hacer llorar.
-Usted sabe como es el tema de las caricias en las familias numerosas, hay que esperar tal vez por meses la ocasión de recibir alguna.
-Es verdad.
-Creo que esa fue mi primera forma de competencia, con mis hermanas, por caricias maternas.
-¿Y como le fue?
-¡Pa lor to! Vio que yo no sé pedir, mis hermanas me ganaron siempre.
-¡Queselevaser! ¿Hasta que punto lo afectó esa carencia?
-¡No seamos pelotudos! Estamos hablando de la competencia. Mientras fui creciendo empecé a competir por otras cosas. Deportes, habilidades manuales, oratoria, amistades, etc. ¿Sabe en la única que gané? En aguantar la respiración bajo el agua.
-Me va a hacer llorar si sigue contándome esas cosas.
-No se me amargue. En la adolescencia surgieron nuevas competencias que me siguieron maltratando. Dejando de lado los deportes, procuré ser un tipo inteligente y de conversación profunda. No lo logré tampoco, mis amigos eran más profundos e inteligentes que yo y, sabe una cosa, solía dormirme durante esas charlas eternas que compartían.
-Pero Saubidet, que mal le ha ido en la vida.
-No se crea, esos amigos con los cuales no podía conversar, de alguna manera y por alguna causa seguían buscándome, por lo tanto yo salía triunfante en la competencia por ser el amigo con menos inquietudes.
-¿Y con las mujeres?
-Otro tema, mis amigos tenían novias y yo no, las mujeres no me hacían caso, o al menos yo no me daba cuenta del interés que me mostraban. Aunque fui el primero del grupo que debutó. No quiero dar detalles de mi iniciadora, pero el tema era la primera vez y yo gané.
-¡Lo felicito!
-Gracias. Como estudiante también gane la competencia de superar todo el colegio secundario sin estudiar. No es chiste, nunca estudié. Tampoco obedecí y sigo invicto en sumisión. No estoy genéticamente preparado para ser guiado y/o mandado por otra persona. Lo digo con orgullo y un poco de melancolía ya que de haber obedecido en ciertas ocasiones mi presente sería distinto.
-Veníamos bien y ya se me amarga...
-No se preocupe, estoy bien. Pasaron los años y continué compitiendo. Fui en más jodido del barrio, el mejor arruinador de chistes, en novio más desinteresado, el amigo más olvidadizo, el hijo más desagradecido, el hermano menos compañero.
-¡Usted fue una basura!
-Dependiendo de los parámetros. Recién me socialicé un poco a los 25 años, aunque seguí siendo un poco “sorete”, fui una persona medianamente “querida”.
Después me casé y por un tiempo dejé de competir, hasta que nació mi hija y mi amor y orgullo de padre me obligaron a hacerla competir. Así ella fue la más bonita, la más inteligente, la más cariñosa y yo, por supuesto, el mejor padre del mundo.
-Diga lo que diga, mi hija es más linda.
-¡No podemos comparar! Evite por favor pasar vergüenza.
Cuando me fui transformando en un hombre asentado y de bigote tupido, la competencia siguió guiando mis pasos, aunque le debo comentar que muchas veces suelo ocultar mi soberbia con humildad.
-¿Y en que compite ahora?
-Le digo esto y me voy, desde hace tiempo, centro mi competencia en ser un poco más feliz que el resto. Voy perdiendo, pero siempre hay una revancha esperando.

Cruz Joaquin Saubidet
Enero 7,2006

enero 04, 2006

TUTEOS Y VOSEOS (Diálogos conmigo mismo)


Los argentinos somos hipócritas desde el momento que pedimos a cualquiera permiso de “tutearlo”.
¿Tutear? ¿En Argentina? ¡Señores!, en Argentina nadie tutea, salvo algún latinoamericano o español que ande dando vueltas por la patria.
¿Por qué insistimos con el tuteo? ¿Fue la deformación del idioma a causa de las masas populares? ¿Quizá fueron aquellos portentosos descendientes de conquistadores que quisieron mantener el verdadero castellano? ¿Quién mierda fue señores? Que alguien me conteste. El tuteo existe en todos los países de habla hispana excepto Argentina y, vaya coincidencia, somos los argentinos los únicos que tuteamos.
-¿Por que se enoja tanto?
-¿Por qué me enojo tanto? Por que sí, porque me di cuenta hace pocos días que fue culpa del boxeo y la pasión que generó ese deporte entre los ciudadanos.
-¿Usted está loco? ¿El boxeo?
-Un poco el boxeo y otro poco la deformación del castellano.
-¿Tomó la pastilla? ¿Le molesta si lo tuteo?
-No y sí.
-Boxeo y deformación del idioma dice, me explica si es tan amable.
-Ahora sí. Le cuento la piedra en el zapato de mi cabeza desde hace días atrás. En mi clase de inglés, mi filipina profesora centró la enseñanza en los tratamientos “polite” o “impolite”. En inglés se utiliza para ambos casos el mismo artículo determinante y se cambia el verbo.
-Me aburre Saubidet, no esperaba una clase de inglés.
-Usted me aburre más y así y todo le sigo conversando. ¿Quiere que continúe?
-Por favor, disculpe.
-Continuo. En Argentina no solo cambiamos el artículo, sino que deformamos el verbo que lo acompaña, transformando nuestra comunicación en más campechana y amistosa. Es algo natural y no me quejaré de ello ya que en mi vocabulario están afincados todos los verbos deformados con su “vos” por delante.
-Viene bonito al menos, aunque no le encuentro la vuelta.
-Ya llego. Por alguna mutación idiomática producto de arrabales, conquistadores, Borges o quien sea, comenzamos a utilizar el artículo “vos” de forma natural. Eso nos diferenció del resto de los latinos, ese simple artículo determinante se encargó de reconocernos en el mundo de habla hispana como únicos.
-Me parece que en otros países también vosean.
-Un poco en Perú, Chile, Venezuela, Uruguay, Colombia; pero no deliberada y constantemente como nosotros. Al menos ellos no deforman el verbo posterior transformándolo de grave a agudo. Dicen que en Centroamérica lo hacen también aunque no puedo dar fe.
-No se olvide del “Boluuuudo”
-Tiene razón, aunque esa palabra marca una diferenciación jocosa y risible más que idiomática.
-Aja.
-Mi comentario radica en que fue el pugilismo el responsable de la mala utilización de la expresión “tuteo”
-¡Usted está chapita!
-No, y no solo el boxeo sino también la deformación del idioma. Imagínese que de utilizar la palabra correcta, el ciudadano de a pie debería preguntarle a su interlocutor: ¿Lo puedo vosear? Debido a la deformación popular del idioma, el interlocutor interpretará una invitación a un entrevero de trompadas ya que la mayoría de la población posee la perversa costumbre de suplantar la “x” por la “s”.
-¡Jajajaja!
-No se ría tanto, por esa única razón los argentinos somos los únicos individuos en el mundo que tuteamos sin utilizar la palabra TU. ¿No le parece que somos unos hipócritas?
-Me parece que usted le busca la quinta pata al gato, aunque esta vez un poco de razón tiene. ¿Lo puedo vosear?
-Preferiría mantener cierta distancia, por respeto y futuros moretones.

Cruz Joaquin Saubidet
Enero 4. 2006