julio 13, 2005

¿CANCIÓN VS. POESIA?


“Una voz bella quien la tuviera, para cantarte toda la vida...
“La gota de rocío, del cielo se cayó, y en ella el amor mío la carita se lavó...”
“...Y cada vez más tu, y cada vez más yo, sin rastro de nosotros...”
“...Por eso niña te pido, que no me guardes rencor, yo no puedo darte amor, ni vos podes darme olvido...”
“...Busco acaso un encuentro, que me ilumine el día; y no hallo mas que puertas, que niegan lo que esconden...”
“...me gusta estar al lado del camino, fumando el humo mientras todo pasa, me gusta regresarme del olvido, para acordarme en sueños de mi casa,,,”
“...me cansé de amarte, no te quiero mas...”
“...solo el amor, engendra la maravilla...”
“...solo le pido a Dios, que el dolor no me sea indiferente...”

Que cosa linda la canción.
Que alternativa digna a la poesía.
Que sofisticación de la simpleza solo para transformarla en accesible.

Pasa el tiempo, a su trajín, mucho va quedando en el camino. A medida que las profesiones y los gustos cambian, el entorno secundario lo hace también.
Cuando fui estudiante, fueron mis compañeros del colegio a los que dirigí mis energías, luego los de la universidad y por ultimo los del profesorado.
Cuando la ganadería ocupó mi tiempo me volteé hacia colegas de oficio, consignatarios de hacienda, agrónomos y veterinarios.
Cada vez que tuve que vender algo, fueran pasajes de avión, abrasivos o vinílicos; ahí estaban los clientes como principal fuente de desvelos.
Durante años ocupé una especie de gerencia en una clínica y fueron los deudores los que me tuvieron en vilo.
El año que la docencia me enamoró, mis alumnos ocuparon mis pensamientos, eso sí, la cuota de afecto fue mucho mayor.

Junto con esos sentimientos de segunda índole, se presentaron desordenados los principales.
Mis amigos ocuparon un papel trascendente en mi formación sociológica y cultural, muchas veces los consideré imprescindibles a mi vida, sin duda los eran y lo son, pero descubrí que la línea de afecto soporta largos períodos de incomunicación y desencuentros.
No fue casualidad que tuvieran todos ellos una estrecha relación con el arte, especialmente la música. Resultaba imprescindible una guitarra en los encuentros y no había problema en canjear charla por canciones, muchas veces más efectivas y unificadoras. Algunos se endeudaron en pos de editar sus discos o publicar sus versos, nunca recuperaron la inversión.
No sé bien por que razón aprobé con énfasis los discos y condené las publicaciones. Supongo que siempre las canciones me resultaron más accesibles que los poemas. Adueñarse de una canción es fácil, tararearla, cantarla o estropearla es algo placentero, no tiene tiempo ni lugar y la belleza de su poesía se incrementa con los acordes.
Hacerse de una poesía es más difícil, ingresa de otra manera, más bruta, más rígida; y su autor, nunca se retrae de sus versos.
Tímidamente fui poeta inadvertido, a la vez, tuve la osadía de componer algunas canciones que interpreté sin reparos ni vergüenzas a pesar de mi impericia técnica y vocal. Sentía que debía compartir las canciones, pero los versos... navegarán años silenciosos y solo verán la luz el día que no deba rendir cuentas de mis errores.
Así las cosas, hoy día que mi oficio es de escritor, quizás sean los lectores a quienes debiera enfocar mis energías, pero es mucho más complicado. La búsqueda de la belleza es demasiado propia como para orientarla hacia un grupo de personas, el conformismo no se logra con el éxito ni el fracaso, lo más probable es que muera sin conseguirlo.
Mientras tanto tendré que ocuparme de mis afectos primarios (amigos, familia), siempre proveedores de sentimientos importantes y que, al menos por un rato, me hacen olvidar de la cantidad de cosas que sé que no hago bien.

CJS in NYC

1 comentario:

Anónimo dijo...

No es raro que los efectos se centren principalmente en la necesidad de cimentar primero familia y salud, a intentar llevar a cuestas una cuaderno y una plumilla para sacar el sentimiento y postrarlo luego en palabras, que tal vez, en algún rescoldo del orbe, ya las han dicho otros más.

Sin lugar a dudas su post lleva mucho de razón y como lo razonablemente justo es imposible cambiarlo sin empañar el sentir, entonces me quedo conforme y de acuerdo.

A excepción de estas palabras...

" Hacerse de una poesía es más difícil, ingresa de otra manera, más bruta, más rígida; y su autor, nunca se retrae de sus versos."

Un autor verdadero si puede retraerse de sus propios versos, sobre todo una vez que pone su segundo mirar en ellos, y que encuentra que las reglas no son valideras para llamarle poema, entonces ellos o aquellos llamados seres humanos o seudopoetas, terminamos llamando la poesía simples garabatos...
Y es que hay quienes les llaman poesía a lo que escriben y se olvidan que la misma vida va rengueando con reglas y las reglas del poeta, pueden terminar con un simple punto mal puesto, o una insignificante línea llamada acento más puesta o mal contada y todo se viene abajo...

Lo ve, así como la misma vida va formando la música del hombre por dentro, así mismo se va formando el que al mirar admira la palabra aunque por si sola no pueda llamarse poema...