julio 13, 2005

A LOS PASOS DE NEW YORK (21-10-2004)


Pasa el tiempo de manera inaplazable, no hay como detenerlo, solo aminora su marcha cuando la situación exige rapidez y se torna inalcanzable cuando la felicidad es grande y todos los deseos apuntan a extender la dicha.
Ha querido el destino o la suerte o la alineación planetaria que aun no haya tenido situaciones que exigiesen rapidez. Bueno, si, antes no éramos así, pero en estas tierras se nos torna imposible llegar a la estación de trenes con tiempo de sacar el pasaje en ventanilla. Nada demasiado grave, solo que sacar el pasaje arriba implica un gasto extra de 2 o 3 dólares por cabeza sin rulos. Digo así porque Amparo todavía no esta obligada a pagar boleto, puede hacerlo, nadie lo impide, pero no creemos que sea traumático para sus estructuras psicológicas el hecho de viajar de polizón. Tal vez lo sería si los guardas al menos preguntaran por su ticket, pero no, hasta la saludan y conversan pero no le exigen nada a cambio. ¿Cuánto durará este ahorro? No solo no tenemos idea, sino que ni siquiera tratamos de averiguado, claro tenemos que las condiciones no son iguales para viajes en colectivos, por ello siempre viajamos sobre ruedas de hierro. Hablo de transporte de larga distancia solamente. En el caso del urbano no hay problema, siempre y cuando no supere tantas o cuantas “inches” de altura no deberá pagar boleto alguno y si en un tiempo la ven caminar encorvada, no duden que vamos rumbo al subte.
La “home work” o la tarea escolar ha dejado de ser un problema. Les conté anteriormente que Miss Moltís se empecinaba en exigirle a mi hija un trabajo hogareño, ¿les parece? 4 añitos tiene nada más. Pero sí, desde niños deben ser responsables carajo, llénenles la cabeza por adelantado, total todo entra, y lo que no, saldrá por algún lado, Dios no quiera que sea esquizofrenia, perversiones u otras mañas. Aunque las estadísticas lo demuestran, tanta competencia desde tan corta edad no puede ser buena. Siguiendo con la tarea, algo pasó, no sabemos que, pero de un día para otro, la hace de buena gana y si no le dan, nos pide que le demos cosas para hacer, principalmente letras y números. Por estos pagos la caligrafía no se ha eliminado. Lógicamente son más prácticos, recuerdo en la primaria, que había que escribir las letras sobre una especie de pentagrama. Bueno, acá son 3 rayas o sea que los renglones son 2, en el de abajo van las minúsculas, cuyas elevaciones grafológicas pueden extenderse hasta el renglón superior pero su base, no superará los limites del inferior, aunque si el destino así lo quiere y debemos escribir una “p”, su palito estará limitado por el renglón de abajo. En el caso de las mayúsculas no se presentarán problemas, pues ellas nunca osarían salir de los límites impuestos y que son más que suficientes para sus desperezos. Ya vamos por la “F”, una cada semana. Lejos, la que mejor le sale es la “D”. En realidad va por la “F” en el jardín, ya que en casa ya ha aprendido todas y está empezando a formar algunas nuevas palabras. Ayer escribió “tomate” y “estúpido” casi sin ayuda. ¡Pensar que llegó solo escribiendo su nombre, papá y mamá!
El inglés se le va metiendo sin que se dé cuenta, piensa que no entiende nada, pero razona casi todo. Silvina le habla en ingles en algunos momentos, como para chequear el avance y la niña responde siempre de manera favorable.
No así el mío, este tema es más tedioso y complicado. Indudablemente algo voy aprendiendo, entiendo algo de lo que me dicen y puedo leer el diario, pero no puedo interpretar una serie de TV o el noticiero. Dicen que a caminar se aprende caminando, el problema es que yo camino poco en esto de comunicarme con otras personas.
Ya ha pasado un mes de mi último reporte, por algo será pienso como esquivando la palabra fiaca, es un poco por eso y otro tanto porque estoy focalizado en dos temas importantes. Por un lado esta mi primera novela, el titulo sea tal vez “miseriedad” aunque no puedo asegurarlo. A pesar de enmarcarla en ciertas ideas e historias, la muy perra, ha tomado una especie de vida y tiende a llevarme por caminos un poco difusos. Así y todo vengo conforme con la producción y, por primera vez, creo que va a tener un final. El otro tema que me ocupa, es mi labor periodística. Estoy produciendo una discreta cantidad de artículos que mezclan ficción y realidad y cuya trama principal es la Argentina. Poco a poco voy entendiendo que es lo que buscan los medios latinos, incluso ya coloqué uno en un diario. Se enterarán cuando lo vea publicado mas no serán partícipes del reparto del dinero.
Indudablemente debería moverme con mayor rapidez en busca de dinero, pero como este viene alcanzando bien y mi novela y escritos a buen ritmo, nada me apura o desespera demasiado.
Novedades, lo que se dice novedades, no hay. Salvo el clima, tan puntual en sus cambios como ya he contado. Está empezando el fresco, frío aun no ha hecho. Las estufas se prenden cada tanto. Lo que da deleite ver son los árboles y sus colores, muy bonitos, ya está. Más me llama la atención el cambio de color de las ardillas, supongo que están cambiando sus pelos. Por el momento son mitad gris y mitad coloradas, un poco extrañas y ya no tan lindas.
Con el descenso de la temperatura la gente se nota indecisa. Junto aun muchacho de remera pasa una chica con campera-guantes-gorro, quien estará más incómodo, solo ellos lo saben.
Tema que no me simpatiza para nada es Halloween, ¡qué fiesta pelotuda! Todo el mundo está tan pendiente de los preparativos, puertas de casas y jardines, negocios, supermercados; hace más de un mes que todo viene disfrazado de calabazas, ¿para qué? Vaya uno a saber, los bajitos van a pedir golosinas por las casas disfrazados y cagados de frío, pobrecitos, pensar que lo hacen por los padres y ni ellos se dan cuenta. En el jardín de Amparo va a haber la fiesta de Noche de Brujas (sí, es un colegio católico, pero ya les comenté que el marketing no conoce de religiones) los niños elegirán su calabaza, ¡qué emoción me da el puré que haré el primero de noviembre con la calabaza más cara de la historia!
Después vendrá el día de acción de gracias con su pavo correspondiente y más lejana, aunque los negocios la venden como si fuera mañana a la siesta: La Navidad.
Habrá que ver, pero me da la sensación que lo único que importa de los festejos son los preparativos, gastar plata comprando boludeces en función de una fecha, que al llegar, ya no tendrá demasiado sentido. Allá ellos, este año no me disfrazo de momia porque aumento el papel higiénico y con rollo de cocina queda feo.
No ocupo más de vuestro precioso (solo porque allá es primavera) tiempo. Por más que nada suceda, es innegable que cada minuto que pasa puede representar un hecho relatable, déjenmelo, que con un poco de esfuerzo e inventiva hasta le hago un cuentito. No les prometo belleza, pues son pocas las palabras que conozco, ni buena redacción (ya saben que me lleve lengua de 1º año con el profesor Valli), ni siquiera buena ortografía (aunque el Word hace milagros).
¡Mejor no me pidan nada! Que indudablemente, es lo que me mejor me sale.
CJS in NYC

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