Blog de un escéptico servidor. "Creo que el kiwi no es una fruta" "Capaz si llegaron es porque transaron y si se mantuvieron es porque a muchos cag*ron." "Creo que Argentina ya no es lo que era, pero a mí me alcanza" "Me gusta más criticar que ser criticado, pero me controlo" "Está mal, pero para ponderar, me quedo callado"
diciembre 01, 2020
Sobre nombres, apellidos y "El DIEGO"
-El trabajo de todo papá es que sus hijos sean mejores que él, ustedes la tienen fácil. -¿Por qué? -Imagínense un hijo de Einstein, de Maradona, de Paco de Lucia, de Saramago, de Favaloro; esos sí que tienen trabajo. En cambio, conmigo es fácil. Con su mamá es un poco más difícil, pero yo sé que también van a ser mejores que mamá. Porque no se trata de los que hagan, la profesión que elijan será lo de menos, el tema, y no quiero condicionarlos, es hacerla mejor que lo que sus padres hicieron con la de ellos. No me acuerdo dónde leí que el nombre de pila es el resultado de lo que cada uno ha hecho con su apellido, y me gusta, porque a pesar de yo no haber todavía logrado grandes cosas con el mío, en realidad les estoy facilitando las cosas a mis hijos que sin esforzarse demasiado van a poder acrecentar el apellido heredado. Ante la muerte de Diego me vino a la cabeza esta introducción y todavía no tengo claro por qué. Diego es el último ícono que nos quedaba de una Argentina potente. Se murió Borges, se murió Pappo, se murió Favaloro, se murió Quino y se van agotando las opciones. Ojo que nunca fui fanático de la música de Pappo, pero sí de su persona y su estilo. Con Diego es al revés, siempre fui fanático del jugador de fútbol aunque no de su personalidad, sin embargo las canas (mías) me hicieron apreciarlo cada vez más y dejarme envolver por su magnetismo inexplicable incapaz de pasar inadvertido. Desde ya que no es un ejemplo a seguir en muchos aspectos, pero ojalá tuviera una parte de la pasión con que encaró su vida. De la pasión desmesurada siempre salen errores, y está bien así, pero si se acompaña esa pasión con un talento maravilloso sale un icono idóneo en traspasar cualquier pared. Y el tipo se la pasó rompiendo paredes y las bolas a muchos, se peleó con otros tantos y apoyó a muchos chantas, ¿pero quién no? Al fin de cuentas, la cruda realidad es que cada vez que lo miro gambetear, hacer jueguito, o disfrutar por millonésima vez el gol a los ingleses, se me humedecen los ojos. Queselevacer. Cruz Saubidet
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