febrero 24, 2006

Para criticar me quedo callado (Diálogos conmigo mismo)


Hace un par de meses llegó a mis manos un libro de una escritora uruguaya, llamado “Che Patrón” en donde se detalla con gran belleza la vida de un hacendado correntino que se pasó la vida trabajando en el campo. El personaje es un hombre humilde, instruido y sumamente austero. Pero algo no me cerraba del protagonista. No encontraba la vuelta a mi problema con la calidad humana del señor y me preocupaba porque suelo inquinarme hacia personas desagradables, malas o estúpidas; pero este buen hombre no era nada de eso. Por esa causa releí el libro, esta vez en busca de elementos que me chocaran.
Por fin di con ellos. Mi desagrado no era para con él, sino para con un nefasto y repulsivo personaje de la historia Argentina llamado Isaac Rojas, del cual nuestro héroe era un gran amigo. Rojas fue el alma de la revolución del ’55 y el derrocamiento de Perón, y fue el ideólogo del bombardeo a Buenos Aires donde murieron una cantidad de inocentes. Como todo bicho, nunca llegó a presidente y mantuvo su influencia desde el segundo puesto del poder durante la revolución.

A partir de eso, mi país se fracturó definitivamente y surgieron infinidad de rencores dada la proscripción del peronismo que duró 18 años.
Lejos yo de ser peronista, veo sumamente incorrecto que se prohibiera a una fuerza política que aglutinaba al 50% de la población.
-¡Epa! Saubidet, se levantó politizado hoy.
-Todavía no me acosté, pero político siempre he sido.
-¿Usted no era de los que criticaban al gobierno de Perón?
-Desde ya, el personaje de Perón me pareció siempre detestable, pero no puedo ser tan obtuso de pretender que mi idea sea la de medio país que es peronista.
-No se que hubiera pasado de haber vivido por aquellas épocas, me lo veo apoyando el golpe de estado.
-Por ahí vamos mal, no suelo apoyar a nadie, nunca. Menos todavía un autoritarismo que prohibiera nombrar a Perón, Evita, Justicialismo, etc. ¡Déjese de joder! Esas boludeces generan odios y más odios y así hemos llegado a estos años.
-Tiene razón, pero recuerdo haberlo escuchado criticar mucho a Menem desde la radio.
-Desde ya que critico, critiqué y criticaré a Menem.
-Usted decía que no podía ser candidato una basura así.
-Lo mantengo, creo yo que una persona con tantos procesos y deshonestidades comprobadas no debería ser candidato. Pero la ley es la ley y hoy Carlos es Senador de la Nación. Por suerte no ganó la presidencia.
-Seguro, pero suele ser inevitable querer prohibir las injusticias.
-Supuestamente las leyes está para eso.
-¿Se ha vuelto inocente o me está jodiendo?
-Ninguna de las dos cosas. Teóricamente las leyes están para impedir las injusticias, que no lo hagan correctamente es otro tema. Pero están escritas e incluso son parecidas en casi todos los países. El problema es que no se cumplen.
-¡Usted es un descubridor!!
-Usted preguntó. Mi opinión es que en la mayoría de los países emergentes (jaja) las leyes responden a favoritismos del tipo económico. No es que no se cumplen, se esquivan de miles de maneras (algunas incluso legales).
-A ver, explique.
-Una empresa compra a otra empresa y luego de un tiempo la cierra porque presentó la bancarrota. No hay nada ilegal en ello, las empresas suelen fundirse y quebrar. Hasta ahí todo es legal. Pero la realidad es otra, la primera empresa provocó la debacle de la segunda luego de vaciarla y hacerse de sus activos. Como verá, la intención es mala desde el vamos, pero en ningún momento se quebrantó la ley.
-Todavía no está muy claro.
-El estado contrata una empresa para hacer un puente, luego de 20 años el puente está listo.
-¿Y?
-¿No le parece inmoral que se tarden 20 años en hacer un puente de mierda?
-Si.
-Bueno, pero es legal. El estado pagó por el puente y el puente se hizo.
-Me estoy perdiendo, ¿hacia donde vamos?
-Así no llegaremos muy lejos, el problema es la legalidad de la ilegalidad que sufrimos la mayoría de los países y donde los factores económicos suelen tornarse maestros en el arte de hacer legal lo ilegal.
-¿Y los políticos?
-Ellos son los que deberían protegernos de eso, pero muchos se transformaron en los factores económicos antes nombrados, previo paso por un poquito de corrupción.
-Entonces.
-Nada, me voy a dormir y mañana releo esto para comprobar las pavadas que escribo cuando estoy enojado y medio dormido.
-Un saludo a Morfeo.
-No se preocupe, comí bien.
Cruz Joaquin Saubidet®

1 comentario:

jose montalvo dijo...

pues mira por donde salta la liebre y veo que no solo en Venezuela sufrimos de corrupción crónica...claro, el presidente de Uds. con sus defectos todavia da muestras de raciocinio...me temo no poder decir lo mismo del nuestro...excelente post y excelente blog...estoy haciendo un link hacia